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Luis Gomero: El agrónomo que promueve la agricultura orgánica

REDACCIÓN CONTENTLAB

May 7, 2019

En el Valle del Chillón, uno de los tres valles sobre los que se asienta Lima, se encuentra Hecosán, un fundo agroecológico de cuatro hectáreas (el tamaño de cuatro canchas de fútbol) situado en el km. 41 de la carretera Lima-Canta. Allí, el ingeniero agrónomo Luis Gomero cultiva y cosecha desde 2001 sus alimentos sin necesidad de aplicar plaguicidas.

Gomero es presidente de la Asociación de Productores del Valle de Chillón, profesor universitario, agricultor y activista ambiental. Se ha dedicado por más de 30 años a promover la agroecología o agricultura orgánica: un modo de cultivar sin contaminar la tierra ni lo que brota de ella. Aunque, durante años también ha sido testigo del uso indiscriminado de plaguicidas en los cultivos por parte de los agricultores.

El agrónomo sabe que a pocos metros de distancia de su finca, hombres y mujeres con escasa instrucción técnica aplican estos venenos en grandes cantidades y sin protegerse, afectando su salud, la del medio ambiente y la de los consumidores finales.

“Los envases quedan abandonados en el campo, no se respeta el periodo de carencia de las aplicaciones de los venenos y las hortalizas llegan con presencia de residuos de muchos plaguicidas. Esto es una amenaza real para los consumidores”, dice Gomero, tras advertir que estos envases, que son dejados en los canales de riego, contaminan el agua, empobreciendo la salud de este recurso vital para la producción de alimentos.

Este problema que ve de cerca Gomero se sustenta también en los estudios. En promedio, todos los años 2.134 personas se intoxican con plaguicidas en Perú, según el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (Senasa), que depende del Ministerio de Salud. Los distritos con más atenciones fueron las zonas agrícolas del norte de Lima y en la selva, en Junín, San Martín y Ayacucho.

COSECHA LIBRE DE SUSTANCIAS TÓXICAS
En Hecosán, un conjunto de tecnologías competitivas y eficaces permiten que los cultivos no necesiten plaguicidas y la cosecha esté libre de sustancias químicas.

Para nutrir a la planta y garantizar una buena producción, usan fertilizantes naturales como el compost, el bokashi, el biol o el humus de lombriz. También crían cuyes y ovejas, cuya función principal es producir estiércol, que es un recurso orgánico fundamental para alimentar al suelo y mantenerlo saludable.

En un sistema de cultivo tradicional se prioriza el “monocultivo”, es decir, una sola línea de producción de alimentos. Pero en la agricultura orgánica la diversificación de productos es fundamental para incrementar los insectos que ayudan a controlar las plagas y enfermedades. Por ejemplo, en Hecosán, los árboles de paltos y lucumos son refugio para las mariquitas, que se comen a los pulgones que afectan los cultivos. También aplican métodos de control eteológico, como las trampas amarillas o trampas de luz.

“No vamos a erradicar todas las plagas, pero el nivel de competencia de estas es mucho menor comparado a las fincas convencionales, donde los agricultores tienen que hacer aplicaciones indiscriminadas de productos químicos”, afirma Gomero, convencido de que sí se puede optar por un modelo de producción y consumo responsable, uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS).

UN NUEVO MODELO DE PRODUCCIÓN
El esfuerzo de décadas ha dado sus frutos. Gomero y otros productores crearon la Asociación de Productores del Valle de Chillón, comenzaron a vender ecocanastas a la tienda Flora y Fauna y establecieron un punto de venta en Qatuna Mercados, en Lima Norte. Además, sostienen una alianza con la cadena de restaurantes de Gastón Acurio para venderles dos toneladas de camote al mes.

Hoy, los agricultores de los valles son asesorados casi exclusivamente por los vendedores de agroquímicos. Pero para compartir esta tendencia, el ingeniero agrónomo recibe cada domingo a estudiantes, agricultores y técnicos en su finca agroecológica y les enseña las técnicas de la agricultura orgánica y cómo aplicarla en sus cultivos.

“Muchas tecnologías que hemos desarrollado están masificándose e implementándose para empezar a dejar atrás los productos químicos. Hemos validado esta propuesta agroecológica como un modelo de producción competitivo para los pequeños productores del Perú”, afirma Gomero.

Datos:

– Según Senasa, muchos productos contienen agrotóxicos no autorizados o en límites superiores: el 48,8% de las mandarinas, el 22,4% de las naranjas, el 68,9% de las uvas, el 55% de los tomates, entre otras frutas.

– Desde enero hasta fines de julio de 2018, se registraron 1.106 intoxicaciones agudas por plaguicidas y 20 muertes por esta causa en Perú. En promedio, cada año 2.134 personas se intoxican con plaguicidas en el país.

– Los envenenamientos por plaguicidas son un problema rural. Se estima que el 85% de estas sustancias se usa en el sector agropecuario, mientras que el resto se emplea para la salud pública (erradicación de zancudos) o en el hogar.

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