Planeta

Bionegocios en el Datem del Marañón: emprender sin degradar el bosque

REDACCIÓN CONTENTLAB

Sep 16, 2022

En el Datem del Marañón, la última provincia creada en la región Loreto, es necesario navegar durante 28 horas para llegar a Yurimaguas, la ciudad más cercana. La presencia del Estado en esa zona se reduce apenas a un enfermero brindando atención médica. Quizás por esta ausencia, las actividades ilegales de la minería fluvial en la frontera de Ecuador hacia Perú, además del narcotráfico y la tala ilegal, son una amenaza constante. Los diez pueblos originarios que viven en la provincia carecen de mayores oportunidades económicas para poder escoger mejores alternativas para su sustento.

Frente a esta problemática, Profonanpe, fondo ambiental privado del Perú, la primera entidad acreditada ante el Fondo Verde para el Clima -el fondo climático más grande del mundo- creó el primer proyecto aprobado por el mencionado fondo: Construyendo resiliencia en los humedales de la provincia Datem del Marañón. 

Iniciado en junio de 2017, el proyecto partió en base a una hipótesis clave: las comunidades locales evitarán deforestar y degradar el bosque si logran un ingreso sostenible que pueda cambiar sus vidas.

Cinco años después, la hipótesis ha sido validada. Con una inversión cercana a los US$ 8 millones, se diseñó el proyecto para impulsar 63 bionegocios, es decir, emprendimientos que no generan huella climática. Se trata de ocho bionegocios ancla y 55 bionegocios adicionales en 120 comunidades de pueblos indígenas awajún, achuar, chapra, kandozi, kichwa, wampis y shawi. Además, han logrado que cuatro bionegocios se inserten en cadenas regionales de grandes empresas. 

Negocios realmente limpios
Un ejemplo de estos bionegocios es la pesca continental. Se extrae el pescado del lago Rimachi y se consigue transportarlo con hielo producido por plantas de energía fotovoltaica, que no genera emisiones de carbono, y que este llegue fresco a su punto de venta. Hasta ahora, han logrado ventas mensuales superiores a las 500 toneladas, logrando beneficiar económicamente a 240 familias. 

Otro caso resaltante es el de los huevos de Taricaya, tortugas de río de la zona amazónica son consumidas localmente y en los pueblos selváticos, pero que, sin un manejo adecuado, terminan siendo depredades. Así, mujeres pertenecientes a la etnia candoshi, que suelen tener un rol secundario en la actividad económica de sus pueblos, hoy lideran un negocio de Taricaya con un enfoque sostenible: el 50% de los huevos terminan siendo tortugas y el otro 50% se destina a su comercialización. 

El bionegocio del aguaje también es interesante, pues ha eliminado una larga tradición de  tala de palmeras. “Las palmeras que dan aguaje son femeninas. Si estas se talan, el aguaje se puede perder, sin contar que demoran años en crecer”, dice Anton Willems Delanoy, director ejecutivo de Profonanpe. Por ello, han aplicado técnicas de escalamiento para recoger el fruto sin deforestar y aumentando la productividad. 

El aguaje se transforma en pulpa para la venta a grandes empresas como AJE y otras empresas coreanas, y en aceites esenciales para la industria cosmética con certificación orgánica, como Natura y Candela.

“Estamos brindando oportunidades de ingreso sostenible a población con escasas oportunidades económicas. Estas actividades, que son legales, les generan renta y la oportunidad de no degradar el bosque. A partir de un aprovechamiento sostenible del bosque, trabajando con poblaciones indígenas y en zonas remotas, es posible generar valor climático, social y económico”, resalta Willems.

Con todo, se ha logrado la mejora de las condiciones de vida de 10 mil personas en cinco años. Los puestos de trabajo exclusivos y específicos son alrededor de 1,200. Y un elemento adicional que no es menor: el proceso de formalización. “En Lima para ejercer tus derechos necesitas DNI. Pero en zonas remotas como esta, donde normalmente el sector público no entra, porque es caro y difícil, nosotros somos la presencia más formal. La formalización, en ese sentido, es parte del proceso para instalarse en cadenas de valor como las conocemos, pero, más importante, habilita el acceso a servicios públicos”, dice Willems. Así, han colaborado con las comunidades y la Reniec para que 1,300 personas cuenten con DNI en la cuenca del Huitoyaco, al tiempo que diez asociaciones formalizaron su registro en Sunat y Sunarp. 

Por todo ello, el proyecto ha obtenido merecidamente el Reconocimiento Perú por los ODS, en la categoría Planeta, entregado por la organización Perú Sostenible.

Fotografía cortesía de Profonanpe.

 

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