El último informe sobre cambio climático del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) es determinante: la humanidad ha causado cambios “irreversibles” en el planeta durante “siglos o milenios”. El estudio, elaborado por un panel vinculado a la ONU, conformado por 234 expertos de 66 países, advierte que el incremento de la temperatura seguirá hasta mediados de este siglo, a menos que se produzcan reducciones profundas en las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero en las próximas décadas.

Las consecuencias directas ya las estamos conociendo por distintas partes del mundo: además de la subida de las temperaturas, fenómenos meteorológicos extremos, olas de calor o lluvias torrenciales. Y es allí donde entra la participación de todos los actores sociales, pero especialmente de las empresas, que son las más responsables del calentamiento global. ¿Qué están haciendo para evaluar su propio impacto al medioambiente?

Frente al actual contexto de crisis sanitaria por la COVID-19, el portal especializado Carbon Brief reportó en 2020 una disminución de entre un 4% y 8% de emisiones de CO2 debido a la paralización de la actividad económica, dando una clara señal de que sí es posible generar un impacto positivo en la reactivación económica, siempre y cuando se incorpore la sostenibilidad en las organizaciones. Ser ‘ecoamigables’ no solo les brinda una ventaja competitiva, también les ayuda a gestionar una producción responsable con el medio ambiente.

Este impulso ha sido fundamental para que las empresas se involucren cada vez más en la medición de sus propias emisiones y reporten acciones concretas para reducirlas o neutralizarlas. Prueba de ello es que a más de un año de su implementación, ya son más de 500 organizaciones las que se han sumado a la herramienta digital gratuita Huella de Carbono Perú, implementada por el Ministerio del Ambiente (MINAM), que les ha permitido desde 2019 registrar su huella de carbono y medir su evolución positiva implementando estrategias de responsabilidad ambiental.

COMPROMISO EMPRESARIAL
De las 300 organizaciones que utilizan la herramienta Huella de Carbono, 200 pertenecen al sector privado. Una de las pioneras fue Yanbal, la compañía multinacional peruana de productos de belleza y cosméticos, que en 2019 completaron su primer reporte sobre el periodo 2018. Entonces, obtuvieron dos estrellas. Esto significa, de acuerdo al sistema de reconocimiento de la herramienta, que además de calcular la huella de carbono, fue verificada por una entidad acreditada en Normas Técnicas Peruanas (NTP) ISO 14064 sobre gases de efecto invernadero (GEI). 

Este año y el pasado obtuvieron un logro adicional: alcanzaron las tres estrellas, es decir, han calculado, verificado y reducido por dos años consecutivos su huella de carbono. “Participar en la herramienta Huella de Carbono Perú ha fortalecido nuestros conocimientos técnicos en las metodologías de cálculo y en neutralización de emisiones GEI. Usualmente participamos en las actividades programadas por MINAM para conocer las mejores prácticas de reducción a nivel local”, dice Claudia Pino, Jefe Corporativo de Gestión Ambiental.

Otra empresa que ha alcanzado el tercer nivel de reconocimiento es Aceros Arequipa, en el año 2020. “Calcular nuestras emisiones GEI nos ha permitido contar con una línea base y realizar inventarios anuales que son verificados por un tercero acreditado. Así podemos identificar mejoras en los procesos más significativos de la organización a corto, mediano y largo plazo, con la finalidad de reducir progresivamente nuestra huella de carbono”, explica el ingeniero Alexis Luján Pérez, Jefe del área del Medio Ambiente.

Luján agrega que en Aceros Arequipa se encuentran en una mejora continua de sus procesos, por lo que califican el reconocimiento como un “hito”. Claudia Pino, de Yanbal, por su parte, señala que la meta a corto plazo es alcanzar las cuatro estrellas, el máximo nivel de reconocimiento que se obtiene cuando la organización compra bonos de carbono generados a partir de sus proyectos de reducción de emisiones, ya sea de conservación de bosques o de energías renovables. 

De esta manera, las empresas privadas están contribuyendo con el Objetivo del Desarrollo Sostenible 13: Acción por el Clima, y también con la meta nacional del 40% de reducción de emisiones de GEI al 2030, como parte del Acuerdo de París asumido en 2016.

“Seguimos mapeando e implementando proyectos de reducción de huella en nuestras instalaciones, pero también queremos trabajar de manera más cercana con nuestros proveedores para encontrar más oportunidades”, dice Pino, y agrega: “Este año, además, recibimos la visita de Nono, el oso peruano de la Huella de Carbono”, confirmando que la estrategia del MINAM para promover el mensaje de conciencia ambiental y sumar a más organizaciones ha dado, felizmente, buenos resultados.