Planeta

Participación social: la clave para impulsar el cuidado del medio ambiente

REDACCIÓN CONTENTLAB

Jul 21, 2021

¿Puede una empresa dedicada a uno de los rubros más contaminantes del mundo convertirse en un ejemplo de sostenibilidad? Textil del Valle, la compañía exportadora dedicada a la fabricación de prendas de vestir, pudo hacerlo a través de la participación social. Hace tres años inició una transformación involucrando tanto a sus trabajadores como a las comunidades aledañas en un proyecto en común: crear mayor conciencia social sobre el cuidado del medio ambiente y promover la mejora de la calidad de vida. 

En efecto, el rubro textil es el segundo rubro productivo más contaminante del mundo, según las Naciones Unidas. Fabricar un solo polo de algodón requiere 2.700 litros de agua, lo que equivale a 27 duchas de 5 minutos. “Consume más del 12% del agua del planeta, emite más del 10% de Co2 y proporciona más del 5% de los desechos que se generan en el mundo”, agrega Juan José Córdova, gerente general de Textil Del Valle. “Somos conscientes del impacto que tiene la industria y creemos a la vez que tenemos la responsabilidad de generar el cambio necesario para hacerle frente”, dice.

SER UN EJEMPLO
Para lograr su objetivo, Textil del Valle se ha propuesto ser un ejemplo en mitigar el impacto al medio ambiente mediante la aplicación de equipos, procesos y gestiones sostenibles. En 2020, instalaron 1.320 paneles solares para generar el 50% de la energía eléctrica consumida al año y, por medio de su planta de tratamiento, del 100% del agua que utilizan —1.200 metros cúbicos al día—  reutilizan 400 metros cúbicos en sus procesos productivos. “Desde esa planta también hacemos una donación de agua de la municipalidad de Chincha Baja para la limpieza de espacios públicos y también para el regadío”, explica Córdoba.

 

Pero, además, buscan aprovechar los materiales empleados en los procesos productivos de la empresa, con la finalidad de darles un nuevo uso. Las mermas de telas, generadas en los procesos de corte, son trozadas y luego transformadas en hilado que luego es empleado en fabricar nuevas líneas de productos. “Reciclamos el 100% de nuestros residuos textiles. El 90%, que es cerca de 1 tonelada al día, va a la fabricación de frazadas que son donadas a nuestros hermanos del sur, lo que genera un impacto de reducción de 10 muertes al año por el friaje. Donamos más de 25 mil frazadas y con el otro 10% fabricamos prendas de vestir”, señala Córdoba.

NECESIDAD DE EMPODERAR
Así, Textil del Valle también busca involucrar en sus procesos a sus colaboradores fomentando actividades que promuevan la salud y el bienestar, como sesiones de yoga en el inicio de cada jornada laboral, así como clases de cocina y nutrición. Luego, dan un paso más allá, haciéndolos parte de las iniciativas de la empresa que contribuyen al desarrollo de la comunidad de Chincha y sus pobladores. Uno de ellos es el proyecto Lulu-Chakra, iniciado en 2019. 

La empresa designó un área de 8.000 m2 para la cosecha de hortalizas variadas, que luego son entregadas a los colaboradores de la empresa, aportando alimentos saludables a su dieta alimenticia. Se contemplan 2 campañas de siembra al año, una durante el verano (pepino, betarraga, rabanito y perejil) y la otra durante el invierno (choclo y camote). “Buscamos confirmar que el agua procesada sirve para la agricultura y fomentar el compromiso que tenemos con la sostenibilidad por parte de todos nuestros colaboradores”, afirma Juan José Córdoba. 

El compromiso de todos los colaboradores en el desarrollo sostenible ha propiciado cambios positivos. La sostenibilidad no solo los ha ayudado a encontrar nuevos clientes, nuevos mercados y desafíos para poder seguir innovando en el mundo de la moda, sino también ha mejorado el clima laboral. En base a la metodología Great Place to Work, han pasado de 72 a 93 puntos al cierre del año 2020. “Eso nos coloca en la cúspide del clima laboral en cualquier empresa industrial”, sostiene Córdoba.

“Sostenibilidad no significa solo medio ambiente, sino también economía, mejora, progreso, comunidad, entorno, población, y eso es lo que estamos enseñando y aprendiendo en el camino”, dice Córdoba. A la vez, demuestran que una empresa, incluso en el rubro más contaminante del mundo -si trabaja en comunidad y de manera estratégica-, puede convertirse en pionero de la defensa y el cuidado al medio ambiente.

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