Prosperidad

La importancia de las herramientas de gestión empresarial sostenible en un contexto de crisis climática

REDACCIÓN CONTENTLAB

Jul 11, 2022

Recientemente, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas publicó su Sexto Informe de Evaluación, un documento alarmante sobre la situación actual del mundo respecto al calentamiento global y el fuerte impacto que tendrá en nuestras condiciones de vida. 

Una de las conclusiones más preocupantes es que estamos muy cerca de no poder evitar que la temperatura promedio de la Tierra aumente a 1.5 grados hacia el 2030. Latinoamérica será una de las regiones más afectadas por estos cambios, por su diversidad de microclimas y especies silvestres. Los expertos del IPCC advierten que, en diversos puntos de nuestro subcontinente, escalarán las sequías, inundaciones, olas de frío, deshielo de nevados, etc.

Ante este futuro complejo que requiere de cambios rápidos y en escala, es importante analizar qué están haciendo las empresas peruanas para mitigar y adaptarse a la nueva realidad que nos sobreviene y qué instrumentos pueden acelerar su aporte a la acción climática. 

Participación de las empresas en iniciativas de gestión sostenible del Estado

El Ministerio del Ambiente peruano (MINAM) implementó en el 2020 su herramienta “Huella de Carbono Perú”. A través de ella, las empresas de cualquier actividad económica y tamaño pueden calcular cuánto CO2 emiten y, de acuerdo a distintos incentivos del Estado, reducirlo, mitigarlo y neutralizarlo. A la fecha, 387 empresas miden su huella, 98 han verificado esa información, 41 la han reducido, y 12 han logrado neutralizarla. 

De manera parecida, en el 2020, el Ministerio del Ambiente (MINAM) y el de la Producción (PRODUCE) activaron los Acuerdos de Producción Limpia (APL), tratos muy específicos con empresas para que éstas reduzcan de manera importante el impacto de sus operaciones accionando sobre la minimización, valorización y eficiencia de materiales, así como sobre la educación y/o sensibilización ambiental, y los programas de segregación de las municipalidades. 

De acuerdo a la Dirección General de Gestión de Residuos Sólidos del MINAM, hasta enero del 2022, solo 4 empresas han cumplido en su totalidad la implementación de los APL. Otras 13 están en evaluación o en proceso de implementación. 

Todas estas cifras dan cuenta de la considerable concientización del sector privado en la gestión de sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y, a la vez, del aún largo camino que existe para incrementar el alcance de la acción climática en un país con más de 2 millones de empresas según el INEI.

Participación de las empresas en iniciativas de gestión sostenible privadas

Existen también, desde el lado de las iniciativas privadas, herramientas de gestión de sostenibilidad que acompañan a las empresas en su avance sobre este tema. A nivel local, Perú Sostenible, organización en la que me desempeño, implementa desde hace 11 años el Distintivo de Empresa Socialmente Responsable (DESR), una herramienta de evaluación integral y retroalimentación en diversos frentes de sostenibilidad que se base en marcos internacionales prestigiosos como el Down Jones Sustainability Index, los estándares del Global Reporting Initiative y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. 

Algunos insights de esta herramienta sobre la acción climática empresarial peruana en los últimos años, son los siguientes:

– El tema con el mayor avance entre el 2019 y 2021 ha sido la gestión de los impactos relacionados al cambio climático, con un crecimiento acumulado de 24%, pasando de 51% en el 2019, a 76% en la última edición (2021).

– Sin embargo, este frente sigue siendo uno de los que tiene menor desempeño en las tres últimas ediciones. La rapidez de su mejora aún no es suficiente para igualar aspectos con mejor puntaje como consumo responsable (89%) o desarrollo del capital humano (86%).

– El indicador específico con mejor desempeño en acción climática es la medición de la huella de carbono. Aquellos en los que existe una mayor brecha son: a) la integración de los efectos del cambio climático en la matriz de riesgos de la organización, y b) la implementación de iniciativas que promueven buenas prácticas climáticas en proveedores o comunidades de influencia.

Reducir los efectos del cambio climático y la temperatura global deberían ser una prioridad de todos. Las consecuencias en el corto plazo ya son visibles: olas de calor cada vez más fuertes, tormentas más frecuentes, pérdida de cultivos y especies. Y con todo esto, cuantiosas pérdidas humanas y monetarias. Para que el sector privado se asegure un desarrollo viable y sin conflictos, se requieren acciones y alianzas más ambiciosas. Las herramientas y plataformas de gestión de la sostenibilidad existen para que las empresas se anticipen al riesgo que implica no actuar, y así se activen como agentes de cambio con la efectividad y eficiencia que las caracteriza, ante el reto urgente del cambio climático. 

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