Los problemas de salud emocional impactan en el bienestar de los y las escolares del Perú. Esta realidad se ha apreciado en toda su dimensión después de la pandemia por la Covid-19. De acuerdo con el Estudio Virtual de Aprendizajes (EVA) 2021, llevado a cabo por el Ministerio de Educación a estudiantes de segundo de secundaria, solo uno de cada diez estudiantes perciben que pueden enfrentar adecuadamente situaciones emocionalmente desagradables y seis de cada diez reportan que cuentan con recursos personales y contextuales para encarar situaciones adversas.

Marilú Martens, curadora de la Mesa de Acción ODS 4: Educación Sostenible, impulsada por Perú Sostenible, sostiene que las habilidades socioemocionales son determinantes en la formación de todas y todos los escolares. Son herramientas que les permiten, primero, entender y regular sus emociones, y después, desarrollar empatía en su relacionamiento con los demás. “Les ayudan a tomar decisiones responsables y dan claridad para definir metas y alcanzarlas”, explica Martens.

En el contexto rural, el bienestar socioemocional de los estudiantes y las estudiantes es incluso más frágil, debido a las brechas que existen en comparación con la escolaridad urbana, en su mayoría relacionados con el acceso a la educación. La pandemia resquebrajó esta realidad, ya que, por varios años, el servicio de aprendizaje a distancia no estuvo disponible para ellos y ellas. “Hay que abordar esa ausencia con una propuesta integral que tenga en cuenta la recuperación de aprendizajes y el desarrollo de habilidades socioemocionales”, puntualiza Martens.

Esfuerzos para la transformación

En esa línea, existen algunas propuestas con evidencia que están teniendo resultados positivos, como la que lleva a cabo la organización VIVA Vive Valores. Su propósito es formar ciudadanos y ciudadanas con valores que colaboren para la construcción de un Perú más unido y próspero.

En palabras de Mariana Zárate, directora de programas en VIVA Vive Valores, la organización encontró en la educación el vehículo para llevar a cabo esta transformación. Ellos emplean un modelo sobre la base de ocho componentes para desarrollar características propias del “yo” y el “otro” en las y los escolares de distintas escuelas del país donde intervienen, sobre todo en las zonas rurales.

Tres componentes de su metodología están enfocados en el “yo”: conciencia propia, optimismo y resiliencia, y autoeficacia. Para la aproximación al “otro” abarcan la empatía, la conciencia social y las relaciones positivas. El pensamiento crítico y la creatividad, así como la integridad, son elementos transversales en su método.

Todos ellos están orientados al desarrollo de competencias socioemocionales. “Este modelo es nuestra brújula para llevar a cabo las acciones en las escuelas”, comenta Mariana.

De la mano de las y los profesores y en el ámbito de la escuela —aunque también ejecutan actividades extracurriculares— llevan a cabo talleres que contienen una guía con dinámicas que abarcan diferentes temáticas, como fortalecimiento de la autoestima, comunicación efectiva, trabajo en equipo y planificación participativa. El objetivo es formar escolares seguros de sí mismos, con capacidad para alcanzar las metas que se proponen y comprometidos con su comunidad.

Luego de entregarles material didáctico, capacitan a las y los docentes para que el abordaje de los talleres esté centrado en las y los estudiantes, de una manera activa y cooperativa. Zárate afirma que este punto es clave para que desarrollen las habilidades socioemocionales que necesitan. “Si utilizáramos la metodología de enseñanza tradicional, con las y los chicos copiando en el cuaderno lo que le dice el maestro, no podríamos obtener los resultados esperados”, enfatiza.

Y sus acciones han dado frutos. En 2021, en la zona de Pataz, en La Libertad, VIVA Vive Valores (en alianza con la minera Poderosa), logró que las y los estudiantes de secundaria de ocho comunidades mejoren sus niveles de autoconocimiento y resiliencia en 11 % y 6 %, respectivamente. Este año, la organización tiene previsto abrir el programa a todas las escuelas rurales y urbanas que estén interesadas en desarrollar estas competencias socioemocionales en sus estudiantes.