Personas
Crear oportunidades: el reto contra la desigualdad y la pobreza
En Perú, el escenario de la pobreza es retador. Los bajos ingresos, la concentración de la riqueza y la falta de acceso a derechos básicos no solo requieren miradas complejas, sino también acciones articuladas entre distintos actores para poder atajar la real raíz de los problemas. Así lo ha planteado y analizado la organización Perú Sostenible en el reciente Evento Perú Sostenible En Vivo 2023, celebrado el 12 y 13 de octubre en el Parque de la Exposición.
En el país, los ingresos promedio per cápita mensuales son de alrededor de 1084 soles en el área urbana y 617 en el área rural, según el INEI. De acuerdo a Apoyo Consultoría, al año 2022, la incidencia de pobreza monetaria aumentó a 27.5% y el 32.3% de los peruanos estaba en riesgo de caer en pobreza, siendo esta última una de las tasas más altas desde el 2004.
A estas cifras se suma un dato aún más complejo: el 10% de la población concentra el 76.8% de los ingresos nacionales, mientras que la población más pobre posee solo el 0.3%, según el World Inequality Database.
Dicha realidad se traduce de forma cruda en el día a día de los peruanos y peruanas: somos el país con mayor inseguridad alimentaria de Sudamérica, según la FAO. Hoy, 16,6 millones de peruanos viven en inseguridad alimentaria moderada y grave, una cifra que duplica a los ocho millones que atravesaban esa condición en 2019.
¿Hacia dónde avanzar?
El panel ‘Retos y soluciones para la reducción de brechas y descentralización en Perú’, organizado por Perú Sostenible, ha buscado visibilizar cómo la articulación multisectorial y, especialmente, entre los sectores público y privado, puede contribuir a reducir desigualdades, ampliar oportunidades y mejorar la gobernanza. Según se explicó en la cita, es fundamental elevar los niveles de productividad laboral, de forma que se incrementen los ingresos y se acelere el proceso de formalización. Esto requiere de mayor inversión productiva y de un buen funcionamiento de los mercados. Todo ello, teniendo como prioridad el desarrollo de las personas.
En el sector privado pueden evidenciarse avances. Adolfo Hereen, CEO de Angloamerican Quellaveco, recordó, por ejemplo, cómo esta empresa capacitó a las mujeres que trabajaban señalizando obras en las rutas para que pudieran manejar camiones de grandes cargas, y cómo eso les pudo abrir otras puertas laborales. O cómo, hoy en día, cuentan con más de 11 mil trabajadores de Moquegua, logrando un impacto directo en la vida de las familias y la comunidad donde desarrollan los proyectos.
“La gente busca esa oportunidad. Es un círculo que uno tiene que crear. Es muy fácil decir que no tienen las competencias, las habilidades o los estudios”, explicó Hereen. “Hay toda una serie de iniciativas para desarrollar competencias, capacidades. Y creo que desde el sector privado tenemos un rol fundamental en cómo hacerlo”.
Melissa Donet, presidenta del Comité Gremial de Servicios Especializados de la Cámara de Comercio de La Libertad, subrayó que las disparidades sociales hay que entenderlas también como insatisfacciones de una sociedad que busca oportunidades, más aún en regiones como La Libertad, donde conviven grandes proyectos agroindustriales y provincias pobres.
“En entornos así no podemos ver las cosas solo desde el privado, el público, la academia o la sociedad civil, sino buscar mecanismos de articulación, porque son problemas complejos”, indicó Donet. En esa línea viene trabajando la Agencia Regional de Desarrollo de La Libertad, que busca la articulación incluso entre diversos niveles de gobierno para establecer mecanismos de diálogo y de priorización que permitan unir los diversos intereses que existen en escenarios con muchas demandas. En el caso de La Libertad, se ha priorizado, por ejemplo, la reducción de las brechas en la sierra, la zona de la región con mayor índice de pobreza.
“Cuando hablamos de brechas y de generación de oportunidades, creo que es importante preguntarnos también qué necesitamos los seres humanos para poder aprovechar esas oportunidades que se van generando en nuestras trayectorias de vida”, agregó Gabriela Perona, directora ejecutiva de Sinfonía por el Perú. A esta organización asisten diariamente miles de niños para recibir una formación artística de alta calidad, gracias a la articulación de la empresa privada, las escuelas y la comunidad. De esta forma se forman niños con mayor autonomía, capacidad de resolver problemas, tolerancia a la frustración y una búsqueda constante de la armonía y el equilibrio colectivo, entre otras cualidades humanas que abren oportunidades.
Las diversas experiencias reflejan que el diálogo entre distintos sectores mejoran los enfoques y resultados ante los problemas identificados, pero sobre todo generan nuevas oportunidades en la población. La pobreza en el país puede marcar cifras preocupantes, pero solo se podrán cambiar con nuevas alternativas reales de desarrollo en la vida de las personas.
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