Como detalla la ONU y la CEPAL, la ciencia, la innovación, el conocimiento y las tecnologías digitales han desempeñado un papel “fundamental” en las capacidades de crecimiento, la inclusión social y la sustentabilidad ambiental de los países durante las últimas décadas. Pero esto, a la vez, ha evidenciado “la necesidad de contar con sistemas de innovación más integrales, complejos, participativos y dotados de capacidades”.

El Perú no es ajeno a ese impulso y a esa necesidad. Si bien la innovación cobra cada vez más importancia, las carencias de su impulso son evidentes. Según detalla el programa Archivo Emergente, del Proyecto Bicentenario del Perú, la investigación para el desarrollo ha sido un rubro prácticamente inexistente en el presupuesto público a lo largo de la historia. Para inicios del nuevo milenio, por ejemplo, el país invertía tan solo alrededor del 0.1% de su PBI en ello. Incluso, a diferencia de otros países, no se cuenta con datos sólidos sobre las necesidades y avances en ciencia, tecnología e innovación. A ello se suma un sistema universitario centrado en la enseñanza y no en la investigación. Producto de ello, el Perú, raspa los últimos puestos en los rankings de investigación y de innovación.

“Pese a los esfuerzos de las y los investigadores, científicos y sabios de diversos pueblos, nos aqueja una vergonzosa desconexión entre las universidades, los centros de investigación, las empresas, el acervo de conocimientos de las diversas culturas del país y el Estado”, se relata en el capítulo Generar conocimiento en el Perú.

Por ello, desde el año 2015, Kaman, la incubadora de proyectos de innovación de la Universidad Católica de San Pablo (Arequipa), gracias al concurso de Fortalecimiento de Incubadoras del Ministerio de la Producción, se convirtió en la primera incubadora instaurada fuera de la capital. Esta, articulando a la empresa, la academia y el Estado, busca brindar conocimientos y metodologías innovadoras a los emprendedores con propuestas enfocadas en la Macrorregión Sur del país. De esta manera plantean desarrollar “soluciones diferentes a problemas comunes de la población y la empresa, aprovechando las oportunidades del entorno global en beneficio del desarrollo de la región y del país”.

“Las mentorías son un servicio muy requerido y valorado por los emprendedores. Las redes de contacto son importantes, tanto para la etapa de validación como la de búsqueda de clientes”, explica Karen Gutiérrez, jefa de negocios en Kaman.

De este modo, Kaman ha logrado recaudar hasta 2 millones de soles de fondos públicos, logrando que el 60% de los proyectos que han pasado por la incubadora estén en el mercado actualmente. Proyectos como Arcux, una plataforma de formación continua online dirigida específicamente al sector de la construcción, como arquitectos, ingenieros y diseñadores. O la empresa tecnológica de servicios de realidad virtual CERV, dirigida a mejorar el comportamiento de las personas ante situaciones de riesgo, así como sus habilidades blandas a través de experiencias vivenciales simuladas.

“Ambas startups pasaron por nuestros programas de incubación y preparación para concursos como Startup Perú del Ministerio de la Producción”, cuenta Gutierrez. “Actualmente, tiene clientes importantes y han sido ganadores de diversos concursos que les han otorgado financiamiento de instituciones locales e internacionales”.