Minería sostenible: un compromiso que da frutos
La tecnología y una estricta legislación han conducido al sector minero a los más altos estándares en protección del medioambiente y estrategias de inversión social.
Redacción ContentLab
Los esfuerzos de las industrias extractivas, sus proveedores y los gobiernos han hecho posible que en los últimos 15 años el mundo haya visto una profunda transformación en la minería. Este salto tecnológico, unido a una exigente legislación y una visión de sostenibilidad y responsabilidad social, han permitido que la industria minera optimice de forma sustancial sus prácticas, minimizando sus impactos negativos.
En nuestro país, un caso notable es el de la compañía Cerro Verde, en Arequipa, que a fines de 2015 se encargó de la construcción de un moderno sistema de captación y tratamiento de aguas residuales llamado La Enlozada. Hoy, dicha planta capta las aguas residuales de los ríos Arancota, Alata, Huaranguillo, Tiabaya y Congata –que representan el 99,5% de las aguas vertidas al río Chili sin ningún tratamiento–, dotando a la región de agua potable y regando el valle agrícola y ganadero de La Joya, Uchumayo y Tiabaya.
En Áncash podemos encontrar otro ejemplo. Antamina lanzó en 2001 un proyecto para desarrollar un pulmón ecológico en un área de 170 hectáreas; hoy, en los alrededores del frondoso bosque de acacias, eucaliptos, algarrobos, huarangos y molles –en medio de un páramo desértico de Huarmey–, existen pozas de almacenamiento de agua que forman parte de un sistema de riego por microaspersión. Una parte del agua tratada se utiliza en la mina, ubicada a 305 kilómetros al este.
“Las empresas contratistas son aliados estratégicos para garantizar la viabilidad y el éxito de los proyectos de responsabilidad social emprendidos por las compañías mineras”
Es importante resaltar el papel de las empresas contratistas a las que las mineras tercerizan servicios altamente especializados. Su rol fundamental puede observarse en los casos nombrados, pues tanto Cerro Verde como Antamina requirieron de aliados estratégicos expertos en tecnologías como la osmosis inversa, la ultrafiltración y la desalinización del agua, para lograr la potabilización de las aguas ácidas. Así, las empresas contratistas son aliados estratégicos para garantizar la viabilidad y el éxito de los proyectos de responsabilidad social emprendidos por las compañías mineras.
MÁS EXIGENCIAS, NUEVAS RESPUESTAS
A fines de los años ochenta, después de muchos años de explotación de recursos mineros e hidroenergéticos, el mundo consideró un marco legislativo ambiental entre los países miembros de Naciones Unidas (ONU). En ese contexto, en 1993, el Perú aprobó el primer marco regulatorio para proteger el medioambiente; desde entonces, son múltiples las leyes que se han aprobado para reducir al mínimo su impacto.
Precisamente, con el objetivo de ser cada vez más escrupulosos con el marco regulatorio, en el año 2017 el sector realizó una encuesta entre las firmas integrantes de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), entre las que figuran tanto empresas mineras como proveedores, para tener más información sobre las acciones de responsabilidad social y ambiental. Gracias a este esfuerzo se recopiló datos fundamentales sobre procesos y prácticas adoptadas para gestionar el desempeño social de la minería en el país.
El documento, titulado “Prácticas de gestión social en la industria minera peruana: hallazgos clave de la encuesta a empresas de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE)”, reveló lo siguiente:
1. De 26 empresas encuestadas, 24 habían desarrollado y documentado estándares internos de desempeño social aplicables en el Perú.
2. En 19 de estos casos (el 75% de las empresas encuestadas), las políticas y estándares estaban destinados a ser vinculantes para el personal de la compañía.
PRIMERO EL AGUA
Para Ricardo Labó, exviceministro de Minas, si bien todavía existe margen para la mejora, las empresas mineras y sus proveedores están adoptando una mirada más estratégica para sus inversiones sociales y ambientales. Un claro ejemplo de esta evolución es el manejo del agua, un tema que Labó considera clave en la industria. “Hoy, las mineras descubren yacimientos de agua, la capturan, la siembran (con reservorios) y la reciclan hasta en un 99%. Luego, la retornan a su fuente original, pero tratada”, refiere el experto.
El exfuncionario del Estado señala que ya no es posible acceder a una concesión minera si no se posee un acuerdo con el dueño del terreno superficial. En ese contexto, las empresas mineras globales se preocupan más por su reputación, contratando proveedores de estándares globales que las ayuden a cumplir las exigencias en materia ambiental, y desarrollando en paralelo programas de apoyo a las comunidades con la gestión del recurso hídrico.
Los avances tecnológicos y la posibilidad de contratar proveedores con conocimientos especializados han permitido que la industria minera cambie su manera de relacionarse con el entorno. Estos esfuerzos son la base para una minería responsable, que promueva y comparta las mejores prácticas de forma permanente e iterativa.
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