Pese a que nacieron como una tendencia hace más de dos décadas, los criterios ESG —ambientales, sociales y de gobernanza corporativa, por sus siglas en inglés— han crecido exponencialmente durante los últimos años hasta convertirse cada vez más en la forma de hacer negocios en la contemporaneidad.

Se trata de conceptos amplios y con matices, sin un patrón global que delimite cada aspecto, aunque siempre enfocados en afrontar desafíos sociales y ambientales, mientras se genera un marco para la gestión de riesgos y oportunidades asociadas al desarrollo económico de la empresa. Su aplicación en las organizaciones exige mucho más que acciones aisladas de responsabilidad social o filantropía, pasando a la ubicación de estos criterios ambientales, sociales y de gobernanza al centro del negocio, como un pilar más entre los indicadores que cuida la empresa.

En esa línea, los criterios ESG están muy relacionados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) promovidos por Naciones Unidas en su Agenda 2030. Las empresas que incorporan criterios ESG en su negocio, están al mismo tiempo atendiendo determinados ODS.

Ahora bien, para entender cada criterio es mejor analizarlos por separado. A grandes rasgos, el ambiental considera aquellas actividades empresariales que tienen un impacto beneficioso para el medio ambiente o que se preocupan por mitigar su huella de carbono. Por su parte, el social está vinculado, por ejemplo, a las acciones relacionadas con condiciones laborales de respeto, a la gestión positiva de las relaciones con comunidades donde se opera o a la promoción de una empresa diversa e inclusiva.

Por último, la gobernanza corporativa engloba puntos como la cultura empresarial y sus procesos de gestión, así como los planes de transparencia, la lucha contra las prácticas antiéticas, las estrategias anticorrupción, entre otros aspectos que nacen desde el compromiso de los directorios.

En nuestro país, la organización Perú Sostenible ha desarrollado Empresa con Gestión Sostenible, una herramienta de gestión integral que evalúa y distingue aspectos ambientales, sociales y de gobernanza corporativa (ASG) en las empresas, a través de indicadores específicos alineados a estándares internacionales de sostenibilidad. Así, promueve y fortalece los criterios ASG en las organizaciones nacionales, al tiempo que impulsa los ODS en el país.

Como mencionamos, debido al continuo debate en torno a lo que abarca con precisión cada dimensión ESG, una herramienta efectiva para verificar que las estrategias se alinean con sus parámetros y generan un impacto social real es constatar si van en concordancia con los ODS, tal como se menciona en la publicación Innovation for sustainability (2019).

Los autores de la publicación enfatizan que incorporar los ODS en el proceso de planificación estratégica de una organización es una gran oportunidad para el éxito a largo plazo, por diversas razones. Por ejemplo, pueden dar cuenta sobre el análisis de materialidad de una empresa (no solo decir, sino hacer), servir como lente en el establecimiento de objetivos y ayudar a definir los temas relevantes para el sector o la cadena de valor que opera la organización.

Pero, sobre todo, recalcan que los ODS promueven una mejor comprensión del contexto de sostenibilidad y permiten que las empresas den forma y dirijan sus actividades comerciales o las transformen, y capturen oportunidades futuras a través de productos y servicios que aborden los desafíos sociales y ambientales globales.

La medición es otra de las herramientas necesarias para trabajar correctamente con criterios ESG. De acuerdo con Innovation for sustainability, abordar las métricas a corto plazo con miras a lograr objetivos a largo plazo genera beneficios para las empresas, ya que permite a los tomadores de decisiones prestar atención a los indicadores clave de rendimiento, para respaldar sus elecciones con respecto a la gestión sostenible, si es que van por buen camino, o para replantearlas, en caso de ser necesario. De esta manera, hacen que su gestión sea más eficaz.

Una vez que el modelo de negocio evoluciona mediante la incorporación de criterios ESG, en concordancia con los ODS, y aplica instrumentos para medir su sostenibilidad, los resultados no tardan en llegar. El portal Adevinta menciona, entre los más importantes, que la demanda crece para aquellas empresas que se definen desde la innovación sostenible y que también mejora la reputación de la marca, así como se incrementa la eficiencia al impulsar nuevos estándares en cada proceso de la organización. Las empresas se hacen también más atractivas para nuevos inversionistas y son capaces de reclutar y retener talento.