Prosperidad

LABFOR: un laboratorio en busca de nuevas soluciones para la formalización en Perú

REDACCIÓN CONTENTLAB

Aug 2, 2022

En el Perú, la tasa de informalidad laboral en el país alcanza niveles extremos. Es conocida la cifra: según el Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI), alcanzó un 76,8% en 2021. Un problema endémico, que, si bien venía alcanzando ciertos avances desde 2010 con una disminución sostenida en el tiempo, el fuerte impacto económico de la pandemia del COVID-19 en el Perú ocasionó que este progreso retrocediera y más personas trabajen de manera informal, principalmente en las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPymes).

El problema de la informalidad quedó en evidencia durante la crisis sanitaria con la habilitación del retiro de los fondos de las AFP. En Perú, benefició solo a un 30% de sus habitantes, frente, por ejemplo, al 70% de los habitantes en Chile. Es decir, la informalidad peruana impidió que más ciudadanos obtuvieran protección social y, por lo tanto, al no estar sujetos a leyes laborales, propició que millones se enfrentaran totalmente desprotegidos y vulnerables a la enfermedad. Por todo ello, la informalidad es, en efecto, un problema estructural: las MiPymes informales no pagan impuestos y estos, al no ser recaudados, generan un problema de gestión y acceso a servicios. 

“La informalidad genera una serie de brechas en el desarrollo de la población. Por un lado, las personas no pueden acceder a ciertos beneficios o servicios, como es el acceso a la seguridad social, ya que muchas veces estos están vinculados a un nivel de formalidad laboral. Asimismo, las mismas empresas o emprendimientos al ser informales no acceden a créditos y esto puede impactar en la mejora de su productividad. Por otro lado, desde una lógica de un modelo de protección social, la informalidad impide una recaudación adecuada, propiciando que los servicios que brindan los Estados sean ineficientes por falta de recursos”, explica Franco Villagarcia, especialista del Programa Prosperidad y Reducción de la Pobreza del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo – Perú (PNUD).

Sin embargo, pese a ser un problema muy estudiado y presente en diferentes países en el mundo y con distintas repercusiones, disminuir la tasa de informalidad sigue siendo un desafío para el desarrollo en otros países, en especial en los de América Latina. Y es que no hay una solución definitiva, explica Villagarcía: “Desde la teoría hay diversas miradas, para algunos el problema se soluciona disminuyendo la tramitación excesiva; para otros, el problema radica en que los incentivos para formalizarse son menores que la inversión que hace una persona al formalizarse. Y también hay quienes sostienen que el tema está asociado a la falta de información”.

Por ello, el PNUD ha desarrollado a partir de experiencias internacionales un espacio participativo y de articulación para la generación de soluciones innovadoras, pero desde una nueva perspectiva. “Ya no desde una mirada sancionadora, ni de fiscalización, sino desde una lógica de entender cuáles son las raíces de la informalidad, las barreras para ser formal y las lecciones que se pueden sacar de los modelos informales”, explica Villagarcía. El objetivo es generar evidencia que escale al diseño de políticas locales y nacionales.

En América Latina, el PNUD ha llevado de la teoría a la práctica distintas soluciones que han puesto a prueba en Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala y Paraguay. En junio de este año la iniciativa tocó las puertas del Perú, a través del desarrollo del Laboratorio para la Formalización (LABFOR). Además cuenta con el apoyo de los 91 laboratorios de aceleración a nivel internacional que entre otros temas también analizan y buscan soluciones para la informalidad.

El trabajo de LABFOR consiste en un ciclo de cuatro fases: 1. Identificación de barreras para la formalidad. 2. Exploración e identificación de soluciones innovadoras. 3. Experimentación de las soluciones. 4. Generación de evidencia y escalamiento a política pública.  En el Perú, están aún en el primer ciclo trabajando con vendedores ambulantes del rubro textil en el centro de Lima, con el apoyo de la Municipalidad de Lima, y esperan tener resultados a fines de este año.

Así, los aprendizajes conseguidos en otros países han permitido aprender de la resiliencia y la capacidad adaptativa de los emprendimientos informales. Esto les ha permitido avanzar en el análisis y la búsqueda de nuevas soluciones para la informalidad que van más allá de la clásica mirada estructural de la informalidad. “Parte del proceso es repreguntar, porque el tema de la informalidad no es un tema nuevo y tiene larga data en el país. Toca repreguntarnos si las barreras identificadas son las correctas, porque si lo fueran la informalidad ya no sería un problema y el espacio del LABFOR permite ese análisis”, concluye Villagarcía.

El trabajo de la informalidad en Perú recién comienza.

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