La escasez de agua es una preocupación global y, en el caso del Perú, un territorio diverso en términos geográficos y climáticos, esta problemática tiene implicaciones importantes para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, con los que el país se ha comprometido.

Debido a su posición geográfica, nuestro territorio es vulnerable a variaciones climáticas y eventos extremos, lo que afecta su disponibilidad de agua. Esta realidad se refleja en el ranking de estrés hídrico entre los estados miembros de las Naciones Unidas, elaborado por el World Resources Institute, donde Perú ocupa el puesto 66.

El estrés hídrico es una medida que evalúa la disponibilidad de agua en relación con la demanda. Esto significa que, en términos generales, la demanda de agua en el país es alta en comparación con la cantidad de agua disponible.

Así como esta, hay otras cifras a las que debemos prestar atención. Conforme a la Autoridad Nacional de Agua (ANA), en Perú se desperdicia el 37% del agua disponible cada año y la agricultura es la principal responsable de este desaprovechamiento.

La agricultura se lleva 80% del agua que se distribuye en el país, de la cual solo usa 30% del recurso que se distribuye, pues persiste una “cultura primitiva y la infraestructura es rústica”, de acuerdo con ANA.

deComo vemos, el desperdicio y uso ineficiente que le dan ciertas industrias —43 empresas privadas que concentran el mayor número de permisos para capturar y controlar este recurso público, principalmente agroexportadoras, azucareras, mineras y embotelladoras—, afecta la disponibilidad de agua dulce en el país. A este factor se suma el cambio climático, que puede llevar a sequías prolongadas por la disminución de las precipitaciones. 

Buscando soluciones
¿Cómo podemos reducir la huella hídrica de las empresas y minimizar el desperdicio de agua en los sectores industriales más consumidores?

Hicimos esa pregunta a Alejandro Conza, curador de la Mesa de Acción por el ODS 6 —impulsada por Perú Sostenible—, cuyo objetivo es garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos. El especialista sostiene que hace falta promover un ecosistema de innovación en el que se propongan soluciones diferentes al problema de la crisis hídrica.

“Las soluciones innovadoras no necesariamente tienen que estar relacionadas con tecnologías. Es, sobre todo, la forma cómo nos aproximamos a esa medida”, explica.

En ese camino, la Mesa de Acción por el ODS 6 moviliza al sector privado hacia una gestión más eficiente de los recursos hídricos y promueve mejoras en el acceso a agua limpia y saneamiento para la población peruana. Esto se logra a través de la colaboración con diversos actores e iniciativas, trabajando en conjunto para alcanzar estos objetivos decisivos.

El Certificado Azul, reconocimiento que otorga la ANA, es una de las rutas que promueve la mesa. Este proyecto brinda a las empresas la oportunidad de demostrar su compromiso voluntario en la implementación de buenas prácticas para el uso eficiente del agua y reducción de huella hídrica. En ese contexto, el certificado es una garantía de que esas organizaciones fomentan la sostenibilidad de sus negocios, reducen costos operativos por consumo de agua y fortalecen el reconocimiento de esas buenas prácticas ante clientes y proveedores.

El cuidado y restauración de las huellas hidrográficas es otra acción que sigue esa línea. Debido a que las cuencas hidrográficas del país son bastante vulnerables a los efectos combinados del calentamiento global y a eventos hidrológicos extremos, su conservación requiere del involucramiento del sector privado a través de acciones de preservación y restauración.

Un ejemplo de esto último es el caso de la conservación de la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas. El proyecto promovido por la empresa Celepsa propone un modelo de patronato como medio de participación y contribución para el cuidado de este recurso hídrico.

“Apostamos por la preservación de esta reserva paisajística promoviendo el afianzamiento hídrico con diques artesanales y zanjas de filtración. En otra línea, también promovemos la recuperación de bofedales y el ordenamiento ganadero, para combatir las problemáticas relacionadas al agua”, comenta Lorena Gaviño, subgerente de Sostenibilidad de Celepsa.

Estrategias como estás sirven como ejemplo para promover el uso eficiente de los recursos hídricos en todos los sectores y para proteger y restablecer los ecosistemas relacionados con el agua.