Aunque el Perú es una de las economías con más rápido crecimiento de la región, enfrentamos grandes desafíos. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el crecimiento económico de los últimos cinco años fue el más bajo del período 1998-2002, con apenas 2%.  

Como es lógico, este hecho ha traído consecuencias y uno de los sectores que se ha visto particularmente afectado es el laboral, afectando las aspiraciones del país por alcanzar las metas propuestas por el ODS 8: Trabajo Decente y Crecimiento Económico.  

Al cierre del año pasado, el INEI informó que 75,7% de los peruanos y las peruanas tenía un empleo informal. Esto quiere decir que casi ocho de cada diez ciudadanos aún laboran en contextos que no cumplen con la normativa legal: sin beneficios sociales o en empresas que no están registradas. Una estadística aún más inquietante que se deriva de esta situación es la tasa de 28% de pobreza que afecta a la población, lo que evidencia un retroceso en esta lucha.  

“La fragmentación en la formalización laboral es un obstáculo que afecta seriamente el progreso del país y gatilla sus debilidades”, explica José Carlos Saavedra, curador de la Mesa de Acción ODS 8: Trabajo Decente y Crecimiento Económico, organizada por Perú Sostenible. De ahí que la lucha contra la informalidad se presenta como un desafío clave. 

Existe una forma de revertir esa realidad a través de la inclusión de las mypes en la cadena formal. ¿Qué quiere decir esto? Que las grandes empresas tienen el potencial de impulsar su crecimiento y desarrollo integrándolas a sus cadenas de valor, para así reducir la informalidad. Se trata de un enfoque transformador para redefinir la dinámica entre empresas de gran formato y las pequeñas. “Implica que las empresas de envergadura reconozcan a las mypes como parte de su ecosistema”, describe José Carlos. El objetivo primordial radica en reformular la relación entre estas dos entidades de manera mutuamente beneficiosa.  

Al hacerlo, se ponen a disposición recursos, conocimientos y tecnologías para que las mypes mejoren su productividad y eleven sus estándares de calidad. Esta acción también contribuye a mejorar su reputación y credibilidad, lo que les proporciona acceso a oportunidades de expansión y colaboración con otras empresas. Bajo este paraguas se impulsan los propósitos del ODS 8: promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo y el trabajo decente para todos.  

Este enfoque se basa en una iniciativa exitosa implementada por la organización de líderes empresarios Es Hoy denominada “Compromiso Mype”. Su premisa es que más empresas incorporen Principios de Relacionamiento Responsable con sus Proveedores. Estos principios contemplan la segmentación de proveedores, la reducción de tiempos de pago, la identificación y cierre de brechas en capacidades de gestión, la simplificación de los procesos y la medición de la satisfacción de los proveedores mypes.  

Por lo pronto, como comenta Verónica Sifuentes, gerente general de Es Hoy, este proyecto se ha iniciado con empresas lideradas por miembros de su organización. “Hemos identificado más de 30 mil mypes y buscamos que más empresas incorporen estos principios para promover mejores condiciones para los emprendedores, y así contribuir al crecimiento de sus negocios”.  

A medida que avance, esta colaboración dará lugar a un ecosistema donde ambos grupos —mypes y organizaciones de alto perfil— se beneficien mutuamente y contribuyan al desarrollo económico sostenible del país. “Esta unión no solo estimula un cambio positivo en términos de productividad y crecimiento, sino que también puede influir en la formulación de políticas públicas orientadas a atender las necesidades reales de las mype”, concluye José Carlos.