Prosperidad

¿Cómo fortalecer la resiliencia de las cadenas de valor?

REDACCIÓN CONTENTLAB

Oct 16, 2020

Desde el confinamiento por la pandemia del coronavirus, las empresas tuvieron que reaccionar rápidamente. La falta de suministros interrumpió las órdenes de compra y la producción de las fábricas, obligándoles a cambiar sus prioridades. Incluso, algunas se ajustaron para fabricar productos totalmente diferentes. Sin embargo, hubo un elemento en común: de una u otra manera, todas pusieron a prueba las cadenas de valor de sus negocios, desde la elaboración hasta la comercialización de sus productos.

Algunas empresas aplicaron una estrategia de prevención, como Q’uma Chocolate, que trabaja con cuatro comunidades de agricultores dedicados al cultivo de cacao en San Martín, Amazonas, Cusco y Junín.

“Se rompió la cadena de abastecimiento, pero no tuvimos problemas”, recuerda su fundadora, Francesca Valdivia, sobre el momento en que las fronteras y el transporte se paralizaron, tras la declaración de estado de emergencia en marzo de este año. Aunque no podían enviar lotes de grano de cacao a Lima, tenían un stock de seguridad para dos meses. Así, lograron seguir elaborando chocolate en la fábrica y vender sus productos a sus clientes en las tiendas Flora y Fauna, La Sanahoria, Punto Orgánico y La Calandria, ubicadas en Lima. En la selva, por su parte, los agricultores siguieron produciendo su especialidad: cacao fino y de aroma peruano.

“Nosotros recibimos el grano de cacao en la fábrica (ubicada en Lima), donde hacemos todo el proceso de producción de chocolate; pero si no recibimos un grano bien trabajado, va a ser imposible hacer un chocolate de calidad”, explica Francesca. Por ello, la relación con los proveedores, más aún en la cuarentena, se volvió fundamental.

EL VALOR DE LOS PROVEEDORES
En las cadenas de valor de la gran industria, de todos los eslabones (el comprador, el distribuidor, el bróker, entre otros) el menos favorecido termina siendo el pequeño agricultor. “El grano de cacao convencional es exportado para convertirse en chocolate en alguna otra parte del mundo y luego regresar en un producto masivo”, explica Francesca.

En cambio, en Q’uma Chocolate buscan eliminar estos intermediarios para llegar directamente al agricultor de cacao, ofrecerles un precio justo por su trabajo y, al mismo tiempo, controlar la calidad del producto. Por ello, explica la fundadora, es tan importante “el trato directo con el pequeño agricultor”, si se quiere generar un producto con valor agregado.

El hecho de que, por ejemplo, inviten a los proveedores a conocer la fábrica de chocolate en Lima o realicen talleres en sus propias comunidades, para enseñarles todo el proceso de producción del chocolate, ha permitido que los agricultores entiendan la importancia de producir un grano de alta calidad y respondan bajo estos mismos parámetros durante la coyuntura.

“La cadena de valor se conforma por la interconexión que tenemos con todos ellos, a través de la comunicación y la educación”, dice Francesca.

UN PROBLEMA GLOBAL
Q’uma Chocolate es un ejemplo local de un problema a escala mundial. En China —centro mundial de producción y suministro de componentes, materias primas y procesadas en las últimas tres décadas—, los fabricantes fueron los primeros en enfrentarse al reto de reanudar su capacidad de producción, especialmente al inicio de la crisis sanitaria.

Mckinsey, Deloitte y EY, entre otras empresas consultoras, comenzaron a brindar recomendaciones a sus clientes y a publicar artículos sobre cómo crear cadenas de valor más resilientes, sobre todo para prepararse y responder ante imprevistos, según señala el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su informe “Respuestas al COVID-19 desde la ciencia, la innovación y el desarrollo productivo”.

Asimismo, la Plataforma para la Fabricación y Producción Avanzadas del Foro Económico Mundial recomendó aplicar nuevas estrategias comerciales en el diseño de las cadenas de valor de suministros que incluyan las llamadas “3 R”: resiliencia, capacidad de respuesta y las posibilidades de reconfiguración.

Desde Q’uma, este es un tema en permanente discusión. “Tenemos que estar muy alineados con los agricultores y su trabajo. Si no conocen a dónde se va el producto que producen o en qué se convierte, no podrán responder de manera eficiente ante la crisis”, afirma Francesca, convencida de que, pese a la crisis, con una mirada sostenible de los negocios sí es posible proteger a sus colaboradores y conservar la viabilidad económica de su empresa.

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