Prosperidad

¿Cómo disminuir la deserción escolar en la pandemia?

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REDACCIÓN CONTENTLAB

Aug 27, 2021

Con la llegada de la pandemia, uno de los principales problemas de los docentes y directivos fue contactar a los estudiantes, especialmente en contextos de vulnerabilidad. Sin celular ni computadora, muchas escuelas tuvieron que organizarse para llegar a los estudiantes, ya sea entregando materiales escolares o ayudando con mercadería en los hogares en ambientes abiertos para poder interactuar con los estudiantes. 

El principal predictor del abandono de los estudios es la pobreza, así como factores asociados a esta, como el bajo rendimiento escolar, la repitencia de grado o incluso tener una lengua materna indígena, según el informe Niños del Milenio del Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE), que ha estudiado la deserción escolar en Perú, Etiopía, India y Vietnam desde el 2002 al 2016. 

“La combinación de factores de riesgos incrementa la probabilidad de desertar. Identificar estudiantes que en el pasado hayan mostrado poca motivación y trabajar particularmente con ellos y ellas también puede ser eficaz”, señala el psicólogo Santiago Cueto, uno de los autores del estudio. “Si bien en los últimos años la deserción se ha producido principalmente durante la secundaria, no se puede descartar que se presente también para estudiantes en primaria durante el presente año”, agrega.

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Ahora, se calcula, la pobreza aumentó entre un 8 y 10 puntos porcentuales para situarse cerca de 30% de la población a fines de 2020, según los estudios del GRADE durante esta coyuntura sanitaria. Por eso, la deserción se ha convertido en uno de los grandes retos de esta pandemia. 

“Ya era un problema en el Perú, así como los bajos porcentajes de rendimiento y la baja calidad educativa. Pero con la pandemia esto se agudizó”, explica María del Rosario Cabanillas, directora de proyectos de la Asociación Equilibrio, una organización que desde 2019 se encarga de focalizar a los alumnos con mayor riesgo de abandonar los estudios e implementar estrategias para prevenirlo.

La Asociación Equilibrio comenzó cuando un grupo de profesionales multidisciplinarios, motivados ante las alarmantes cifras de trastornos mentales y la falta de organización que promoviera la salud mental y el bienestar emocional, se organizaron, convencidos de que el apoyo que necesitan las familias no solo es pedagógico, sino también emocional. Esto quedó en evidencia con la crisis sanitaria. “El colegio era también un espacio de escape, pero desapareció con la pandemia”, agrega María del Rosario.

LA CLAVE DEL SOPORTE EMOCIONAL 
De acuerdo al Ministerio de Educación, 230 mil estudiantes de primaria y secundaria han salido del sistema educativo en 2020, mientras que otros 200 mil estudiantes de secundaria matriculados no están accediendo al servicio. La gran mayoría de ellos requiere apoyo emocional para mejorar su salud mental por la pandemia. Ante ello, la Asociación Equilibrio buscó atender la problemática bajo un enfoque basado en tres pilares: bienestar socioemocional, para buscar aminorar los niveles de estrés, ansiedad y depresión de la población; mejora educativa, para brindar herramientas que ayuden a estudiantes y docentes a incrementar el nivel educativo del país; e inclusión, para crear espacios de diálogo y de mejora en la calidad de vida.

Así, iniciaron el programa “Crecemos con respeto y tolerancia”, en el que brindaron charlas a estudiantes y docentes sobre autoestima y gestión emocional, así como talleres a padres de familia sobre crianza positiva aplicados en diversos colegios, en alianza con las municipalidad de Jesús María y La Victoria, pero ahora con un elemento adicional: las nuevas plataformas virtuales. Estas abrieron una oportunidad de acción hacia el norte y centro del país (La Libertad y Ancash) logrando realizar 14 charlas vocacionales masivas vía Facebook y YouTube, impactando a 250 familias y estudiantes a nivel nacional.

También se crearon programas de refuerzo escolar, intercambio sociocultural, talleres de emprendimiento y motivación para que los estudiantes -niños de entre 3 a 6, de 10 a 12 y de 13 a 16 años- con el objetivo de que “encuentren en la educación una herramienta para llevar a cabo su plan de vida”, dice María del Rosario. Además, brindaron 100 becas para que los jóvenes de entre 17 y 27 años concluyan el colegio, y para reconocer la constancia, autonomía y dedicación en los programas se entregaron incentivos a 300 estudiantes para promover la continuidad en las escuelas, tales como: recargas de internet, canasta de víveres, kits artísticos y diplomas. Todo con el objetivo de aminorar la deserción.

Pero eso no es todo. También implementaron ciclos de capacitación constante dirigidos a uno de los elementos más importante de la educación: los profesores. Así, 500 docentes a nivel nacional, fueron beneficiados con talleres de intercambio cultural, refuerzo del segundo idioma, herramientas digitales y de motivación para el entorno virtual.

“Damos soporte a toda la comunidad: a los docentes con mejores estrategias pedagógicas y emocionales, a los padres con herramientas de crianza positivas para sobrellevar sus propios niveles de estrés y ansiedad, y a los estudiantes con charlas y momentos de distensión”, explica María del Rosario, contribuyendo al Objetivo del Desarrollo Sostenible número 4: Educación de calidad.

“Cada estudiante que no termina la secundaria es una tragedia educativa; para él o ella, para su familia, comunidad y para el país”, afirma Cueto en el citado estudio. Por ello, agrega, “cualquier esfuerzo que podamos hacer como sociedad para prevenir la deserción o recuperar a los desertores, será un gran mérito del propio estudiante, pero también de sus docentes, que pueden, una vez más, ser actores clave para el desarrollo”.

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