Lima Compost: ¿Cómo el abono natural puede originar ciudades más sostenibles?
Para el administrador de empresas, Raúl Valenzuela, la mejor manera de reciclar es convirtiendo las cáscaras de frutas, verduras y otros elementos de origen natural, en compost. Dice que si todos los residuos orgánicos del mundo se compostaran, en lugar de que estos terminen en rellenos sanitarios o tiraderos de basura a cielo abierto, emitiendo dióxido de carbono y contaminando el medio ambiente, se lograría mitigar hasta en un 30% el cambio climático. Así, el cofundador de Lima Compost promueve esta práctica cada vez más extendida en departamentos, casas, colegios y oficinas en la ciudad capital del Perú.
“El compost es un abono de alta calidad que se origina a través de la degradación de residuos orgánicos, y que permite cultivar alimentos sin necesidad de usar pesticidas”, dice Raúl. A través de este proceso, los productos regresan a la tierra sin generar contaminación y evitan que 15 toneladas de residuos orgánicos al mes —125 toneladas al año— lleguen a la basura. Todo un desafío para un país como el Perú, donde, según el Ministerio del Ambiente, se generan más de 8 millones de toneladas de residuos al año y más de la mitad de estos son orgánicos.
Para Lima Compost, no hay impedimentos. Ofrecen composteras de arcilla para hogares y también departamentos, donde viven más de la mitad de sus clientes. “Algunos de ellos producen el compost en la zona de lavandería, por ejemplo, un espacio adecuado porque tiene ventilación”. Además, ofrecen grandes composteras de metal para las empresas. “No las tenemos que convencer, porque, en lugar de pagar a otras empresas para que recojan sus desechos, reducen sus gastos convirtiendo sus residuos en compost, y, además, les reporta indicadores ambientales positivos”.
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También ofrecen la posibilidad de recolectar los residuos de hogares y empresas para luego devolverlos en forma de compost o, en su defecto, destinarlos a huertos urbanos. “Se trata de un proceso orgánico”, dice Raúl, para explicar cómo cada vez más familias y empresas se suman a esta práctica. Al día de hoy, cuentan con 673 familias composteras, más de 2 mil hogares que producen compost a través de sus composteras y asesoría, y tres huertos urbanos en Lima.
En el huerto escolar Buenaventura, por ejemplo, en San Juan de Miraflores, niños y niñas con capacidades diferentes aprenden a cultivar sus propios alimentos. En los otros dos huertos, en el asentamiento humano Eliseo Collazo, en Puente Piedra, y en el huerto Ayllu 21, en Villa El Salvador, respectivamente, también se ven beneficiadas las comunidades: “Las familias que trabajan en los huertos ahorran el dinero que gastarían en comprar lo que están cultivando y venden el excedente de la cosecha”, explica Raúl.
Para fortalecer su impacto, Lima Compost planea construir una planta de compostaje industrial que pueda atender a las municipalidades de la ciudad. “Nos gustaría que eventualmente las municipalidades quieran hacer compost de sus residuos orgánicos y cuando busquen a un proveedor nos contacte a nosotros”, asegura. Si ahora compostan 15 toneladas al mes, la planta industrial promete una capacidad para compostar más 30 toneladas de residuos orgánicos diarios. Su construcción, sin embargo, puede tomar hasta cuatro meses, por lo que se estima que a fin de año se podría dar inicio a su construcción.
El siguiente paso, dice, es llegar a Trujillo, Arequipa y Moquegua, e incluso traspasar las fronteras para llegar con el mismo servicio a República Dominicana y Panamá. “Esto es gracias a que Lima es un mercado muy difícil, pero cuando lo logras te da mucha facilidad para replicar el mismo modelo de trabajo en otras ciudades.
“Así, poco a poco, las personas que compostan van concientizando a su entorno”, afirma Raúl, convencido de que el Perú, algún día, podrá convertirse en una Nueva Zelanda o una Dinamarca, donde los gobiernos se encargan del 100% del compostaje de sus ciudades. O, sin ir más lejos, Lima Metropolitana siga el ejemplo del distrito de San Bartolo y su Programa de Valorización de Residuos Sólidos, que la misma municipalidad ha impulsado desde 2021, logrando que más de 92 hogares produzcan abono para las áreas verdes del distrito.
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