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Transformando vidas en zonas rurales: el compromiso con la educación y el empleo digno
En 2018, la organización social Amantani Corcca, ubicada en Cusco, puso fin a su primer proyecto social: el Programa de Monitoreo de Albergues. En una casa de acogida lograron hospedar a alrededor de 70 niños y niñas en edad escolar (primaria y secundaria) que caminaban hasta ocho horas diarias de ida y retorno a la escuela. Cada niño, calculan, ahorró un promedio de 737 horas de caminata al año. Ese tiempo, en cambio, fue aprovechado en talleres y lecciones para apoyar su desarrollo.
“Pero nos dimos cuenta de que cuando terminaban la secundaria volvían a sus comunidades a trabajar con sus padres en el cuidado de las ovejas o las llamas, o en el sembradío de papa. Ahí fue cuando nos preguntamos qué posibilidades teníamos para conseguir que estos jóvenes se profesionalizaran, pues hay mucho potencial en ellos”, explica Rodrigo Bustos, director ejecutivo de Amantani Corcca.
La situación en las comunidades rurales de Corcca y Huanoquite es desafiante: solo el 10% de los jóvenes que se gradúan de la secundaria logra acceder a la educación superior, mayormente en institutos técnicos y centros técnicos profesionales. Además, las posibilidades de encontrar oportunidades laborales formales son escasas: en Cusco, la tasa de empleo informal es de un 90%. Esto resulta en una brecha significativa que afecta aún más a jóvenes y mujeres, quienes enfrentan dificultades adicionales.
Problemas como este son un reflejo de una situación extendida en el país. Enfrentarlos es también contribuir al logro del cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) promovido por Naciones Unidas: garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.
Cerrar brechas educativas
Ante esta realidad, Amantaní Corcca decidió intervenir. Así nació el Proyecto Transición, como respuesta a una necesidad de apoyo en la transición del colegio a los estudios superiores para jóvenes de las comunidades de Ccorca y Huanoquite. El proyecto brinda apoyo práctico para acceder y completar los estudios superiores y consta de tres fases: Plan de Vida, Programa de Becados y Empleabilidad.
“Vimos que había una brecha enorme y quisimos colaborar para lograr que las familias, las comunidades y el distrito puedan tener educación superior”, afirma Bustos. Así, el Plan de Vida, por ejemplo, brinda orientación vocacional, talleres de desarrollo personal y académico, y refuerzo académico a alrededor de 30 jóvenes de entre 15 y 18 años que cursan el último año de secundaria, para prepararlos para los desafíos de la educación superior.
“Hacemos 200 horas de diferentes talleres: desarrollo personal, educación sexual e igualdad de género, reforzamiento en lenguaje y matemática, TICs, orientación vocacional, para que puedan acceder a rendir exámenes de estudios e ingresar a universidades o institutos, preferentemente públicos. Pero también los ayudamos a que consigan la Beca Permanencia o la Beca 18”, detalla Bustos.
En el Programa de Becados -segunda fase-, los jóvenes reciben apoyo económico, tutorías y acceso a espacios de estudio durante tres o cinco años, dependiendo de dónde estudien. La beca cubre matrícula, mensualidad, materiales y viáticos, así como una comida diaria, para asegurar que los estudiantes puedan asistir a sus clases.
La tercera y última fase, Empleabilidad, se centra en guiar a los jóvenes en la búsqueda de empleo digno. Amantani establece convenios con empresas locales y fomenta alianzas para asegurar que los jóvenes tengan contratos formales.
El impacto del proyecto hasta el momento es significativo. Más de 126 jóvenes han participado en Plan de Vida y más de 100 jóvenes han sido becados en universidades e institutos y hoy trabajan en empleos formales. Solo este 2023, cerca de 90 jóvenes han logrado cursar estudios de educación superior. También han promovido emprendimientos locales, lo que contribuye al desarrollo económico de las comunidades.
De esta manera, Corcca, que formaba de dos a tres profesionales cada cinco u ocho años, ahora, en promedio, forma a 15 profesionales en el mismo periodo de tiempo. Por esta razón, el programa Plan de Vida se replicó en la localidad de Santa Clotilde, capital del distrito de Napo, provincia de Maynas, en Loreto, donde el 70% de sus habitantes son comunidades indígenas. En este espacio, los índices de pobreza alcanzan casi el 80% y un 40% es categorizado como pobreza extrema.
“El mayor reto que tenemos nosotros es en Iquitos, porque la mayor deserción de la beca 18 -en torno a un 40%- es en la zona norte de la selva de Perú. Los jóvenes no tienen acompañamiento. Es mucho más fácil conseguir donaciones, fondos para trabajar con niños y niñas en la etapa escolar, pero no debemos olvidarnos de los jóvenes”, concluye Bustos. Se espera que este trabajo comience a dar frutos, por lo menos, en los próximos cinco años.
Amantaní es finalista del Reconocimiento Perú por ODS (PODS), un premio que busca identificar y reconocer a organizaciones de diversos sectores que se alineen con uno o varios ODS, en cinco categorías fundamentales: Personas, Planeta, Prosperidad, Paz y Pactos.
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