Si bien la prueba PISA no tiene al Perú entre sus primeros puestos, el Estado ha venido incrementando el presupuesto para justamente atacar dicho problema. Entre el 2015 y 2018, por ejemplo, se ha invertido más de S/617 millones en la categoría “inclusión de niños, niñas y jóvenes con discapacidad en la educación básica y técnico-productiva”. Una cifra que, sumada a lo que se tiene previsto invertir durante el 2019, superaría los S/800 millones.

Algunos de los primeros resultados se pueden medir en el número de alumnos y alumnas matriculadas en el sistema educativo, en donde existe una pequeña brecha entre niñas y niños de 0,3% (a favor del género masculino), según data del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).

En este contexto, el promedio de niñas entre 6 y 11 años que registraba en el 2017 una matricula en el colegio es de 92%, con picos de 99,9% en la edad de 8 años y caídas de hasta 63,2% en las niñas de 6 años.

A la matrícula le sigue la asistencia a clases, categoría que también evidencia una tendencia positiva en este grupo poblacional. Con un promedio de 91,2%, el mayor alza se ve en las niñas de 8 años (99,3%), mientras que el número más bajo está en las de 6 años, con 62,4%.

LAS MÁS PEQUEÑAS
La radiografía en la población de niñas de entre 3 y 5 años refleja un considerable descenso en los registros de matrícula de educación inicial, en comparación con el anterior grupo etario.

Así, el promedio de matrículas es de 82,9%, pero en el caso particular de las niñas de 3 años desciende notoriamente hasta 56,7%. 
Mientras que la asistencia baja a 82% en términos generales, siendo nuevamente las niñas de 3 años las más perjudicadas: registran un promedio de asistencia a clases (probablemente, jardín infantil) de 55,7%.

En ese contexto, si bien el Perú estaría avanzando con uno de los indicadores del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, Educación de Calidad, que exige –en primer lugar– que al 2030, todas las niñas y niños tengan acceso a servicios de atención y desarrollo en la primera infancia y educación preescolar, todavía faltaría asegurar, el segundo indicador de este punto: la calidad. Solo así seguiremos escalando en la prueba PISA.