Retos y beneficios de la reactivación minera

Las actividades mineras están camino a retomar su ritmo habitual, con la participación directa de los contratistas mineros.

Redacción ContentLab

La emergencia sanitaria afectó súbita e inesperadamente a todos los sectores productivos, incluido el minero. Como explica el abogado Augusto Cauti, quien ocupaba el cargo de viceministro de Minas cuando se inició el aislamiento social obligatorio, al comienzo de la emergencia sanitaria no se contaba con una guía o experiencia que replicar. Por lo mismo, la reactivación minera también ha significado un proceso arduo y complejo para todos los involucrados.

Esta fue desarrollada en tres fases: primero, con las operaciones a gran escala, que incluyeron proyectos en construcción declarados de interés nacional; segundo, con la mediana y pequeña minería, la minería artesanal formalizada y las exploraciones; y finalmente, con las demás actividades no incluidas en las fases anteriores.

PROTOCOLOS
Para reactivar las operaciones se establecieron criterios y obligaciones, como tener campamentos y contar con planes que respondan a protocolos de trabajo diseñados para combatir la COVID-19. Este último punto no ha sido fácil, pues ha demandado tiempo y recursos. Además, no ha estado exento de un proceso de prueba y error.

“Activar protocolos requiere planificación, evaluación, adecuación, gerenciamiento y, de ser el caso, implementación. Obviamente, ello genera costos a las actividades —que empresas formales han asumido con seriedad y responsabilidad para cuidar a sus colaboradores—, tamizaje sanitario, pruebas serológicas y moleculares, más unidades de transporte, cuarentenas en hoteles previas a subida a mina, etc.”, sostiene Augusto Cauti.

Asimismo, se ha logrado el apoyo, la atención y el cuidado adicional a las poblaciones en los entornos de las operaciones, lo que cierra el círculo del desarrollo sostenible en esta etapa de pandemia.

¿Cómo afectó este proceso de reactivación a los contratistas mineros? El ex viceministro de Minas explica que, al igual que a los operadores, este proceso también ha impactado sus actividades y forma de operar. “De acuerdo con las normas sanitarias ante la COVID-19, tienen que seguir las disposiciones emitidas para las unidades mineras, para lo cual deben recurrir a una estrecha colaboración con sus clientes, demandando aspectos logísticos y de manejo que acarrea más coordinación y no menos problemas”.

Agrega que, a pesar de las dificultades, la reactivación minera se ha venido logrando gracias a varios factores, como un mayor uso del trabajo remoto entre centros corporativos y unidades, una óptima cultura de seguridad operativa en el sector formal en los últimos 20 años, una gran capacidad gerencial y un buen manejo logístico, al estar acostumbrados a trabajar con estándares de talla mundial.

BUENOS RESULTADOS
¿Se logró la reactivación de los proyectos mineros Quellaveco, Mina Justa y Ampliación Toromocho? Cauti sostiene que sí, lo cual resulta muy positivo, puesto que dichos proyectos generan un gran número de empleos e inversiones, dinamizan la economía nacional y aportan al erario para obras y servicios en beneficio de la población.

“Estos proyectos implican inversiones globales superiores a los USD 7000 millones y empleos cercanos a los 16 mil puestos de trabajo. Particularmente debemos resaltar el caso de Mina Justa, que sigue avanzando su proyecto para terminar su construcción a fines de este año y, con ello, sumar más de 100 mil TMF de cobre a la producción nacional”, afirma Cauti.

Si bien en el primer semestre de este año la producción en cobre, oro, zinc, plata y plomo cayó respecto a similar periodo del 2019, en el análisis intermensual de mayo a junio de este año se nota un importante crecimiento: 313% en zinc, 138% en plomo, 128% en plata, 50% en oro y 41% en cobre. Asimismo, la producción de molibdeno y zinc de este año ya supera la registrada en el mismo mes del 2019. A su vez, la inversión minera creció 44% en junio con respecto a mayo pasado.