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Protocolos se seguridad: la clave para una minería sostenible

En las últimas tres décadas, nuestro país ha mostrado una notable evolución en la seguridad para los trabajadores mineros.

Redacción ContentLab

Tuesday, August 4, 2020

A principios de los noventa, con la progresiva salida del Estado del accionariado de las compañías mineras, empezó una nueva etapa en la minería peruana. Con el ingreso del capital privado, no sólo hubo un impulso económico en la actividad sino que se estableció una nueva forma de hacer minería. A partir de entonces se identificaron los principios básicos para operar y se integraron conceptos especiales como responsabilidad social, eficiencia productiva, cuidado del medioambiente y seguridad laboral.

Fernando Borja, gerente general del Instituto de Seguridad Minera (ISEM), recuerda que, hasta antes de 1998, los accidentes mortales en el sector rondaban el centenar cada año, en una población laboral de alrededor de 50 mil trabajadores. Hoy, según el ISEM, por cada 10 mil trabajadores se registran en promedio 1,71 accidentes mortales. Los protocolos de seguridad, literalmente, han salvado cientos de vidas.

Para alcanzar este objetivo fue fundamental el papel regulador y fiscalizador del Estado, pero también contribuyeron las empresas mineras, implementando nuevos estándares y sistemas de seguridad, y sus contratistas, que siguen al pie de la letra estas medidas, elaborando y ejecutando sus propios programas anuales de seguridad.

FISCALIZACIÓN RIGUROSA
Hoy, muchos de los protocolos establecidos en la minería se han ido implementando de forma gradual en otras actividades, como son los casos del rubro energético y el industrial. Borja explica que estos altos estándares en la minería no sólo se deben a la rigurosidad de la fiscalización estatal, sino a que además interviene la supervisión de las matrices de las empresas mineras, así como las auditorías de sus propios sistemas y controles para alcanzar determinadas certificaciones en seguridad y salud de los trabajadores, como los ISO 45001, ISO 18001 e ISO 18002.

Hoy, según el ISEM, por cada 10 mil trabajadores se registran en promedio 1,71 accidentes mortales. Los protocolos de seguridad, literalmente, han salvado cientos de vidas.

Quienes han visitado un campamento minero saben que existe un panel, ubicado en una zona visible, donde se consigna el número de días sin incidentes ni accidentes. Hoy, con todos estos estándares, cabe preguntarse cuántos accidentes ocurren al año, en un sector que ya cuenta con más de 200 mil trabajadores. En el 2019, según el Osinergmin, se registraron 25 víctimas mortales.

–  20% debido al desprendimiento de rocas

– 20% por golpes de maquinaria en movimiento

– 12% por accidentes de tránsito

– 48% por otras causas

Borja indica que el ideal es llegar a cero accidentes, por lo que la implementación y evaluación de los protocolos de seguridad debe ser constante. Por su parte, Félix Guerra, exdirector de seguridad de Compañía de Minas Buenaventura y actual consultor en estos temas, remarca que la implementación de los sistemas de seguridad es dinámica y debe adaptarse permanentemente a lo que denominan la Identificación de Peligros y Evaluación de Riesgos (IPER). Guerra recalca que los parámetros y protocolos varían según cada unidad, pues existen desde protocolos de accidentes de seguridad hasta de gases o manejo de energía eléctrica, entre otros.

El objetivo de los IPER es determinar una línea base para las siguientes tareas:

– Identificar las áreas críticas

– Establecer si todos los peligros están identificados (inventario de peligros inminentes)

– Evaluar riesgos asociados con los peligros identificados

– Reconocer dónde están los riesgos críticos

– Identificar necesidades de entrenamiento y capacitación

– Establecer prioridades

– Determinar el perfil de riesgos y el mapa de peligros de la empresa

Los IPER se deben actualizar periódicamente, puesto que, por más precisos que sean los protocolos de seguridad, hay factores que varían: el personal cambia, los procesos no siempre son los mismos, la maquinaria se renueva, se descubre nuevos insumos y las rutinas se modifican, entre otros factores que se deben evaluar permanentemente en la matriz IPER.

LA FUERZA CONTRATISTA
Se calcula que el 70% de los trabajadores mineros, principalmente en el área de explotación y operación, pertenece a una empresa contratista. Y, si bien las empresas mineras son las que están directamente sometidas a un control estricto de su seguridad, son los contratistas los que deben cumplir en el día a día las exigencias en seguridad. “Los contratistas suelen ser más finos en la implementación de protocolos de seguridad, debido a que no quieren correr riesgos en su prestigio”, refiere Borja.

Para Guerra, gracias al cumplimiento de estos estándares de parte de las empresas contratistas, los proyectos mineros son sostenibles. “Hoy, la gerencia de seguridad puede detener la operación de un plumazo”, explica el experto, remarcando que el éxito de un proyecto también radica en una coordinación precisa entre los contratistas mineros y las gerencias de Seguridad y Operaciones.

Hoy, cuando la actividad minera se reinicia en un nuevo contexto, a las normativas habituales se suma el nuevo “Protocolo sanitario para la implementación de medidas de prevención y respuesta frente al COVID-19 en las actividades de minería, hidrocarburos y electricidad”.

En ese sentido, queda claro que será tendencia la disminución de los accidentes mortales e incapacitantes, gracias en gran medida a la automatización de las operaciones. Sin embargo, la seguridad seguirá siendo el eje que garantizará la sostenibilidad y viabilidad de las operaciones mineras, porque los riesgos cambian, pero no desaparecen.

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