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COVID-19: ¿cómo se cuida la seguridad y salud de los mineros?

Rigurosas medidas se han sumado a los ya exigentes protocolos mineros, para evitar riesgos de contagio.

Redacción ContentLab

Tuesday, August 18, 2020

En el sector minero, además de buscar permanentemente la excelencia y la productividad, existe una preocupación especial por la seguridad y salud de los trabajadores de las compañías mineras, las empresas contratistas y los proveedores en general. Desde los años noventa, en los que la inversión privada entró con energía en esta actividad, la cultura de la seguridad y salud se ha convertido en uno de los principales ejes de esta actividad, hasta llegar a cumplir los más rigurosos estándares, tal como en los proyectos mineros más modernos del mundo.

Gracias a un conjunto de protocolos específicos según áreas, unidades de operación, puestos o maquinarias, los incidentes y accidentes se han reducido enormemente. Según el Instituto de Seguridad Minera (ISEM), mientras que en 1996 se producían 23,4 accidentes fatales por cada 10 mil trabajadores, hoy se registran en promedio 1,71. Para Paul Ruidias Alarcón, gerente general adjunto en JRC Ingeniería y Construcción, esto se debe no solo a la automatización del sector, sino a que se ha interiorizado la cultura de la seguridad como un componente indispensable de la sostenibilidad de cualquier proyecto minero.

SEGURIDAD Y COVID-19

Hoy, en plena pandemia mundial, el sector ha asimilado y complementado los protocolos de seguridad dictados por los ministerios de Salud (Minsa) y Energía y Minas (Minem) para el retorno a las actividades. Este protocolo sanitario para minimizar los riesgos de contagio por COVID-19 establece medidas de prevención para los trabajadores directos, contratistas y proveedores, desde que parten con dirección a la mina hasta que retornan a sus hogares. El énfasis de estas medidas está en el distanciamiento social, el uso de los implementos de higiene personal y el monitoreo del estado de salud de cada trabajador.

 

EL ROL DE LOS CONTRATISTAS

“Desde antes del coronavirus, ingresar a una operación minera ya era exigente”, comenta el gerente general adjunto de JRC, empresa contratista que ofrece servicios integrales en proyectos mineros, desde servicios de exploración e infraestructura hasta operación integral de una mina. Ruidias se refiere a los estrictos controles médicos, las largas horas en charlas de capacitación y el uso de equipos de protección personal según cada actividad. Y hoy, señala el especialista, con la llegada del COVID-19, gracias a esta cultura de la salud y seguridad, el sector ha podido desplegar casi de forma natural nuevos procedimientos para minimizar los contagios dentro de una operación minera.

Por ejemplo, JRC Ingeniería y Construcción ha orientado la gestión de riesgos a salvaguardar la integridad física de sus colaboradores, con foco en la prevención, pero sin perder de vista la acción reactiva. “Si solo pensamos a corto plazo, vamos a actuar de forma reactiva, pensando en planes de mitigación con los contagios encima. Pero, si actuamos de forma preventiva, reduciremos contagios. Sin embargo, si aparece la complacencia, corremos el riesgo de relajar las medidas porque no percibimos contagios. Nuestro enfoque es una estrategia preventiva, pero soportada en acciones rápidas o de reacción”, explica Ruidias.

 

PLAN RIGUROSO

JRC Ingeniería y Construcción desarrolló desde el inicio de la emergencia su “Plan de Vigilancia, Prevención y Control de COVID-19 en el Trabajo”, siguiendo los lineamientos establecidos por el Minsa y el Minem. “Aplicamos estrictas medidas de seguridad antes del traslado y al regreso o en la reincorporación del personal, tanto en la mina como en oficina”, comenta el especialista. Ruidias comenta que, gracias al trabajo a partir de “células” —cuadrillas conformadas por dos trabajadores—, es posible contar con información al milímetro sobre los contactos del personal en el campo, a la hora de identificar potenciales riesgos de contagio. El objetivo: actuar rápido.

“Hacemos un monitoreo del personal, por lo que, en caso de producirse un contagio, podemos seguir el rastro de la infección. De esta manera, focalizamos la acción y llamamos a control y cuarentena al personal de mayor riesgo; así no se pone en riesgo a las personas ni se paraliza la producción”, dice Ruidias.

Además de aplicar el distanciamiento social en buses de transporte, comedores y áreas de oficina, en JRC llevan un estricto control del uso de mascarillas, el lavado de manos y el estado de salud, teniendo en cuenta que el riesgo de contagio también se puede producir en los días en que el trabajador minero está en casa.

En consonancia con los tiempos que vivimos, JRC brinda también a los trabajadores y sus familias un programa de salud mental con acompañamiento especializado. Así, a la seguridad y la prevención se suma también la búsqueda del bienestar de los trabajadores mineros, creando un enfoque integral que ubica a la persona al centro de toda la cadena de operaciones.

 

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