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Relaveras: los verdaderos aliados en la recuperación del agua

Aunque su rol es el de contener residuos mineros, hoy las relaveras también tienen la tarea de recuperar agua.

Redacción ContentLab

Wednesday, August 26, 2020

Los expertos en minería saben que este sector no solo se especializa en la explotación de recursos, sino también en la gestión de los residuos. Estos representan, mínimamente, el 95% de las tierras movilizadas, mientras que el 5% restante es la producción en sí: el metal. Su gestión demanda una logística y ‘expertise’ significativo en el que las relaveras tienen un rol protagónico.

Parte de la etiqueta que se le ha dado al sector minero de no ser compatible con el medioambiente reside en que la minería antigua desechaba los residuos (conocidos técnicamente como relaves) a los cauces de agua o canchas, sin darles un tratamiento. Hoy, en la minería moderna, eso es un imposible.

En una exposición realizada para el Instituto de Ingenieros de Minas, Donald East, director técnico en Amec Foster Wheeler Perú (empresa de ingeniería especializada en relaveras), señaló que, en los últimos 30 años, tanto la tecnología como la normatividad global son bastante exigentes en lo que se refiere al tratamiento de los relaves, y más aún en la construcción de las relaveras. En sencillo, las relaveras contienen los residuos del proceso de explotación mineral. La idea en esta etapa es recuperar el agua y recircularla para el proceso. En algunos casos se utilizan procedimientos geoquímicos y geotécnicos, con el fin de obtener un sedimento que será colocado en un depósito, cuidando no dañar el entorno.

 

Oswaldo Tovar, consultor minero y ex director de Promoción y Desarrollo Minero del Ministerio de Energía y Minas, indica que el relave, hoy, no tiene por qué ser visto como nocivo o tóxico. Es más, afirma, se pueden hacer subproductos. Tovar explica que, en algunas operaciones del sur del país, la presencia de sílice en las relaveras, después de un tratamiento químico, podría permitir la producción de vidrio. Asimismo, indica, la mayoría de relaves en las operaciones entre Huancavelica y Áncash pertenecen a depósitos mineros asociados a calizas —como es el caso de Antamina, Volcan y Buenaventura—, y “si se les extrae el sulfuro, la caliza se puede tostar y generar cal para la agricultura o para hacer ladrillos clinker (cemento)”.

¿Por qué no se hace? A decir de Tovar, porque el desarrollo de las operaciones no se planifica integrando estos esquemas de producción, que podrían darle un nuevo valor a los relaves. El experto añade que muchas relaveras de Cajamarca, por ejemplo, podrían ser aprovechadas en el desarrollo de andenerías y hacer agricultura extensiva en la zona.

TECNOLOGÍA DE PUNTA
Como explicó Donald East en su charla ante el Instituto de Ingenieros de Minas, las exigencias en la construcción de relaveras en el Perú son muy altas, al punto que las empresas más especializadas en este tema están presentes en nuestro país.

En el Perú existen presas de relaves que destacan en el ámbito mundial, tanto por su diseño de ingeniería como por su contribución en el manejo de los residuos. 

Actualmente, la relavera más grande en operación en nuestro país es la de Antamina, y la segunda es la construida para la primera etapa de Cerro Verde (sulfuros primarios). Sin embargo, la madre de todas las relaveras del mundo será la de Quellaveco, que almacenará 1300 millones de toneladas de material.

Esta relavera también tendrá el logro de ser la de mayor longitud vertical, pues su presa tendrá 300 metros de altura, una dimensión inédita en la historia. En su construcción se ha implementado tecnología de punta para controlar la estabilidad de varias estructuras, tanto del cuerpo como de sus bases, teniendo la capacidad de localizar cualquier movimiento potencial, con miras a evitar un posible colapso. Las relaveras recuperan agua, pero su presencia excesiva puede afectar sus estructuras, por eso se necesita un control constante. Ahí entra a tallar la tecnología.

Tovar indica que las relaveras se construyen en función a los terrenos y a las condiciones geológicas. En la medida en que el área sea consistente, se obtiene la posibilidad de tener estructuras más amplias. Asimismo, el especialista indica que el desarrollo tecnológico permite lograr una recuperación más eficiente de agua en las relaveras y orientarlas a la operación minera. De esta manera, no tienen que recurrir a fuentes de agua naturales y no se perjudica a otros sectores intensivos como la agricultura o la ganadería, con lo que, a la vez, se evita generar suspicacias en la población.

El manejo de las relaveras es hoy un tema sumamente técnico, donde la seguridad es un factor clave. East comentó que estas estructuras no son baratas, aunque sí rentables, pues están bien diseñadas y construidas. En ese sentido, la minería moderna no repara en invertir en estas moles de ingeniería, a diferencia de prácticas antiguas en las que, por evitar costos, se dejaban estas estructuras en planos. “Más que un costo adicional, se trata de sostenibilidad”, remarcó East, resumiendo la filosofía actual del sector minero.

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