COVID-19: ¿cómo se protege a los colaboradores mineros?

En las unidades mineras, la COVID-19 se combate con tecnología y protocolos sanitarios coordinados con el Minsa.

Redacción ContentLab

Actualmente, los trabajos en las minas se llevan a cabo de acuerdo con un protocolo de bioseguridad que previene el contagio de la COVID-19. En este sentido, las empresas mineras y las contratistas han hecho mejoras en la infraestructura de los campamentos, aumentaron los turnos laborales, realizan pruebas de descarte de la enfermedad y establecieron procedimientos de desinfección y periodos de aislamiento para los trabajadores, entre otras medidas.

Para operar, las empresas han tenido que elaborar un plan de vigilancia, control y prevención de la enfermedad. Es el caso de la Compañía de Minas Buenaventura, cuyas acciones revisaremos a continuación. 

BUENAS PRÁCTICAS
“Nuestra primera acción fue implementar un sistema de gestión y de buenas prácticas”, explica Tomás Chaparro, gerente corporativo de Seguridad de la mencionada minera. A partir de esta visión, la empresa designó al Gestor COVID, un funcionario operativo adjunto a cada gerente de unidad que asume la gestión del plan de vigilancia, la prevención y control de la enfermedad, y asegura su implementación y cumplimiento.

Asimismo, desarrolló un enfoque participativo que se refleja en el lema “Si nos cuidamos juntos, nos cuidamos mejor”. “Si no logras la participación de todas las partes interesadas, no vas a lograr una solución al problema. La lucha contra la COVID-19 en Buenaventura es una acción conjunta”, sostiene el ejecutivo.

Para reiniciar operaciones, las empresas han preparado un plan de vigilancia, control y prevención de la COVID-19.

El objetivo es que la gente pase de una actitud de espectador a una de actor. En esa línea, se ha seleccionado un conjunto de trabajadores voluntarios, tanto de los sindicatos como de los comités de seguridad y salud en el trabajo, y se les ha nombrado Embajadores de la Salud. Ellos ayudan a verificar los controles sanitarios en el campo, a la vez que sensibilizan al personal en la necesidad de respetar los cuidados implementados.

“De nada sirve tener muchas normas y controles implementados si la gente que los tiene que cumplir no está sensibilizada o concientizada para cumplirlas”, puntualiza Chaparro.

Por el lado de las buenas prácticas para prevenir la COVID-19, se agrupó a los trabajadores en células, unidades mínimas de producción que permiten realizar una actividad de principio a fin. Cada una está conformada por 10, 15 o 20 personas que se mueven juntas. En principio, esto sirve para evitar que haya un contacto indiscriminado entre el personal. Al mismo tiempo, en caso de contagio, facilita una trazabilidad y permite aislar a la gente afectada.

A ello se agregan controles operativos que, como indica el ingeniero Tomás Chaparro, se están aplicando de manera similar en las diferentes empresas mineras para evitar la COVID-19. Estos incluyen el distanciamiento social, el lavado de manos, contar con alcohol gel, el control de temperatura, el uso de mascarilla, la desinfección de las áreas de trabajo (con hipoclorito de sodio o amonio cuaternario), el protocolo de aislamiento y las tomas de pruebas rápidas y moleculares, entre otras medidas.

También aplican controles de ingeniería para minimizar la posibilidad de contagio, mediante sistemas automatizados de desinfección, barreras físicas y adecuaciones en la infraestructura de alojamiento. Asimismo, han implementado espacios compartimentados en los comedores, se desinfecta las áreas de trabajo con luz ultravioleta y se ha colocado cámaras térmicas para la toma automatizada de temperatura del personal. Todo ello, con el mismo fin: cuidar la salud de sus colaboradores, previniendo y controlando los contagios de la COVID-19.