La frontera con Ecuador, en Tumbes, ha vivido una crisis humanitaria compleja a raíz de la ola migratoria de personas venezolanas. Esta se ha agravado debido a la sobredemanda de servicios estatales, como las oficinas de migraciones y los centros de salud y de educación. Pero entre los aún más delicados se encuentran los servicios de protección dirigidos a las personas más vulnerables.

A diferencia de lo que indican las autoridades y los medios de comunicación, que suelen vincular el fenómeno migratorio únicamente con la inseguridad ciudadana que se vive en las ciudades, los venezolanos que se han visto forzados a dejar su país viven en el Perú una realidad trágica. Según la Plataforma de Coordinación Internacional para Refugiados y Migrantes de Venezuela, en 2024 habrá en el Perú más de 1.72 millones de venezolanos, de los cuales 660 mil estarían en condición de trata y tráfico de personas y 477 mil niñas, niños y adolescentes requerirían necesidades de protección, de los cuales solo el 13.6% podrían ser atendidos.

“Las niñas, niños y adolescentes no acompañados y/o separados son personas que ingresan al Perú luego de varios días de camino, por lo general a pie, por la frontera con Ecuador”, explica Federico Arnillas, jefe de Gestión de Proyectos de Desarrollo de Aldeas Infantiles SOS Perú. “La situación de esta población se ve particularmente agravada debido a que las acciones humanitarias como la entrega de efectivo excluyen a las niñas, niños y adolescentes como beneficiarios y las instituciones del sistema de protección no los atienden”.

UNICEF y Aldeas Infantiles SOS Perú implementaron en 2020 un proyecto para fortalecer a los equipos de la Unidad de Protección Especial en Tumbes y del equipo técnico y permanente del Programa Integral Nacional de Bienestar Familiar (INABIF), pero la pandemia del Covid 19 complicó aún más las atenciones y, finalmente, la Unidad de Protección Especial reportaba atenciones mínimas a esta población clave. Ante esa carencia nació el programa de Identificación de Necesidades de Atención a Niños, Niñas y Adolescentes No Acompañados y Separados en Movilidad Humana, que inició en octubre del 2022 y está vigente hasta la fecha.

El proyecto se enfoca en tres etapas: identificación, seguimiento virtual y acompañamiento presencial. De esta manera brindan información al sistema de protección del Estado peruano e identifican las necesidades, para brindar a los menores el derecho a la alimentación, salud, cuidado, vivienda, educación, entre otros. 

También se busca mantener un contacto con el niño, niña y adolescente, con la finalidad de poder acompañarlos durante su viaje dentro del territorio peruano y vincularlo con diversas instituciones que salvaguarden sus derechos, para lo cual se les brinda un chip telefónico y/o dispositivo móvil, previa evaluación del caso. Y finalmente se les brinda acompañamiento presencial a quienes han decidido asentarse en Tumbes o en Lima con visitas a sus residencias para desarrollar planes de trabajo que atiendan sus necesidades.

“Uno de los retos más importante es que las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados tengan confianza en el sistema de protección peruano”, comenta Arnillas. “En la frontera, muchos de las niñas, niños y adolescentes ocultan su edad para no ser identificados como menores; ya que temen ser albergados e incluso algunos han pasado por situaciones negativas en centros de atención residencial”.

Por esta noble misión, el programa de Identificación de Necesidades de Atención a Niños, Niñas y Adolescentes No Acompañados y Separados en Movilidad Humana, de Aldeas Infantiles SOS Perú, se ha convertido en uno de los finalistas del Reconocimiento Perú por los ODS (PODS) en la categoría Prosperidad. Este premio, promovido por la organización Perú Sostenible, busca destacar aquellos proyectos ejemplares que se alinean a uno, o más, de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible promovidos por Naciones Unidas.