El destino de la humanidad está ligado al azul profundo del mar y los ríos y lagos del mundo. Así lo reconoce la Agenda 2030 de Naciones Unidas, que plantea Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ligados a la sostenibilidad de estos espacios, como el ODS 2, Hambre cero; el ODS 8, Trabajo decente y crecimiento económico; el ODS 12, Producción y consumo responsables; y el ODS 14, Vida submarina.

Estos ecosistemas son especialmente sensibles al cambio climático. Su afectación golpea directamente a 492 millones de personas que dependen, al menos en parte, de la pesca artesanal y en pequeña escala para subsistir, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Una parte de ellos viven en nuestro país. Según cálculos del Ministerio de la Producción, 55 mil pescadores artesanales trabajan dentro de las primeras cinco millas de costa peruana, principalmente en el norte y centro del país, mientras que otros 33 mil lo hacen en ríos y lagos de la sierra y de la selva. Ellos destinan su producción casi enteramente al consumo humano directo.

Para ellos, el cambio climático es una seria amenaza que compromete la disponibilidad de los recursos hidrobiológicos. De ahí la importancia de atender la problemática prontamente. La Hoja de Ruta de Sostenibilidad Sector Pesca, elaborada por Perú Sostenible, plantea cuatro lineamientos de acción temáticos que favorecen el crecimiento sostenible: redimensionar el subsector artesanal, incentivar la formalización, promover la conservación oceánica y fortalecer la gobernanza.

El documento analiza el subsector artesanal y encuentra taras como la informalidad, la fragmentación y la dispersión. Además, cuenta con una tecnología limitada y se concentra en extensiones reducidas.

Por esos motivos, es muy difícil que se apliquen prácticas sostenibles de forma sistemática y permanente. “Los impactos de esta problemática recaen no solo en la sobreexplotación de recursos hidrobiológicos, sino también en el costo-beneficio de la actividad artesanal”, se señala.

Por si fuera poco, el crecimiento desorganizado de esta actividad imposibilita generar valor agregado al producto pesquero y representa un riesgo ambiental, ya que permite la captura de tallas menores.

¿Cómo combatir estos problemas?

El primer lineamiento de la hoja de ruta propone redimensionar el sector a través de acciones en el corto, mediano y largo plazo. Entre ellas, la creación de programas piloto de formación empresarial y técnica que permitan a los pescadores sumar valor agregado a sus productos.

También propone la creación de legislación que asigne derechos a la pesca artesanal en zonas especiales y elaborar estudios cuantitativos acerca del sobredimensionamiento de la flota, en el mediano plazo.

Más adelante, la idea es reducir el esfuerzo pesquero redimensionando la flota, mediante una transición justa y programas de chatarreo de naves menores y artesanales.

La hoja de ruta también sugiere acciones orientadas a formalizar a los pescadores artesanales, lo que permitiría incrementar el nivel de tecnificación en la pesca artesanal y de menor escala, a la vez que se fortalece la lucha contra la pesca no declarada, ilegal y no reglamentada.

En cuanto a la conservación y acción climática, Perú Sostenible toma en cuenta acciones orientadas a la gestión de residuos contaminantes, economía circular, visibilización de la problemática ambiental y promoción de una cultura de conservación.

Finalmente, en el ámbito de coordinación y fortalecimiento de la gobernanza articulada de recursos pesqueros, los expertos consideran necesario mejorar los niveles de transparencia de la información para la toma de decisiones, así como eliminar procedimientos descoordinados y funciones sobrepuestas, cerrar brechas de capacidad de gestión en los servidores públicos y elevar el presupuesto para actividades de gestión y control del subsector artesanal y de menor escala.

La sostenibilidad de los océanos, ríos y lagos posible si se toman acciones que comprometan a todos los actores involucrados, poniendo siempre al centro de la mesa la necesidad de cuidar sus riquezas y asegurar su aprovechamiento en beneficio de todos.