Para contar con una estabilidad laboral adecuada no basta con tener un trabajo. Las mujeres en el Perú lo saben bien. Si bien antes de que se desatara la crisis sanitaria y económica del coronavirus, la tasa de participación femenina en el mercado laboral del país era alta, esta se encontraba sostenida por un 53% de empleos vulnerables, tal como lo ha demostrado en sus últimos estudios el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). 

Como en cualquier estructura, si los puntos de apoyo son débiles, cualquier golpe tendrá un efecto de mayor magnitud. Ese ha sido el caso del impacto de la crisis de la pandemia en el sector laboral de las mujeres. Por ejemplo, el Observatorio Laboral del BID indica que, entre febrero y diciembre del 2020, el empleo femenino en Lima Metropolitana cayó 14,7%, mientras que la caída para los hombres representó 11,3%. No solo es una realidad nacional, sino también regional: en América Latina las mujeres han perdido el doble de empleos que los hombres.

¿Por qué una misma crisis impacta de manera más crítica a las mujeres? Las razones son múltiples, pero una de las principales es la concentración de mujeres en empleos por cuenta propia o en negocios familiares más expuestos a los ciclos económicos debido a que no cuentan con contratos y acceso a prestaciones o protección social. La evidencia indica que cuatro de cada cinco mujeres trabajan en los sectores de servicios o comercio, campos más afectados debido a que tienen mayor trato directo con el público. No es casualidad que muchas más mujeres hayan salido del mercado laboral como resultado de la crisis: en el año de la pandemia la participación laboral femenina cayó en 8%, mientras que la de los hombres solo 2,7%. 

“Es esencial incorporar plenamente a las mujeres en los programas de empleo y crédito de emergencia. Con el incremento de la pobreza ocasionado por la crisis, la recuperación del empleo femenino debe ser una herramienta fundamental para reactivar la economía y aliviar la pobreza al mismo tiempo”, concluye el BID en el informe La participación laboral de las mujeres en el Perú: 10 mensajes clave y 6 recomendaciones de política. Esta es un recomendación que se alinea a una de las metas de los Objetivos de Desarrollos Sostenible: lograr el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todas las mujeres y los hombres, incluidos los jóvenes y las personas con discapacidad, así como la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor.

En este crítico contexto resultan fundamentales programas como Destapando mi emprendimiento, de Arca Continental Lindley, ganador del premio Perú por los ODS en la categoría prosperidad. Desde el año 2014, ha capacitado a 170 mujeres de Pucusana en el desarrollo personal, gestión empresarial y gestión financiera que buscan incrementar sus clientes e ingresos, así como certificar su formación profesional, paso que ha logrado dar 45 de las participantes. Este trabajo ha dado pie, además, a una red de negocios sostenibles conformada por las mujeres que participaron de las diversas ediciones del programa. 

“Se han venido realizando diversos avances en temas de género y emprendimiento, desde temas de prevención de violencia hasta facilidades para adecuación de los negocios”, indica Mariella Paredes, directora de Asuntos Públicos, Comunicación y Sostenibilidad en Arca Continental Lindley. “Aún tenemos un gran camino para lograr la reactivación de los negocios liderados por mujeres. El Gobierno tiene un papel importante, pero trabajando articuladamente con el sector privado y otros grupos, podemos avanzar en la construcción de un país más inclusivo, respetuoso y equitativo”.

▶ EL DATO:
El 57,3% de las mujeres empleadas está en trabajos vulnerables, versus un 44,6% de los hombres.
Fuente: Banco Interamericano de Desarrollo