Durante siglos, la relación económica de la humanidad con la naturaleza ha sido principalmente extractiva. Sin embargo, los retos climáticos de la actualidad están abriendo camino a nuevos vínculos rentables con el planeta, como su cuidado y protección. Es el caso de la empresa Green Gold Forestry, que después de diez años dedicada al aprovechamiento sostenible de madera en Loreto ha dado un giro casi completo a sus actividades principales. Hoy, con la protección de 183 mil hectáreas de selva amazónica y la captura de más de 9,7 millones de toneladas de emisiones de carbono, es una de las mayores iniciativas de conservación en el país.

Rentabilidad en la sostenibilidad
A pesar de contar con todos los estándares internacionales para el buen manejo de los bosques del Forest Stewardship Council —la máxima instancia de certificación de buen manejo de bosques—, la empresa se tuvo que enfrentar a un problema fuera de su alcance. La data recolectada durante una década indicaba que los días al año en que podían aprovechar el bosque se iban reduciendo drásticamente. Si antes contaban con 110 días al año, en un momento apenas alcanzaban los cincuenta.

Si no estaba en sus manos aumentar los días útiles que brinda la naturaleza, para mantener su producción necesitaban incrementar sus áreas de extracción, pero con un impacto mayor en el bosque.

“O éramos sostenibles o éramos rentables, pero era difícil ser las dos cosas al mismo tiempo”, recuerda Raúl Dancé, gerente de operaciones de Green Gold Forestry. Difícil, pero no imposible. Ese entrampamiento fue en realidad una respuesta, pues encontraron rentabilidad en la sostenibilidad.

“Comenzamos a tratar de mirar el bosque de una forma más integral y no solo a través de la madera”, explica Dancé. “Es ahí que, en el año 2019, paralizamos operaciones maderables y comenzamos a hacer estudios para dejar de sacar árboles, de talar y dedicarnos a la conservación del bosque, para que se regenere y retenga carbono, y eso nos permita tener créditos para vender”.  

Hoy, Green Gold Forestry se enfoca en la conservación forestal, en el uso sostenible de productos forestales no maderables (como el aguaje, el azahi, la shiringa, entre otros), en programas de investigación y desarrollo científico, y en mejorar los medios de vida de las comunidades del entorno donde siempre trabajó la empresa.

El trabajo con la comunidad ha sido central para un giro exitoso. “Nos dimos cuenta de que si las comunidades no eran exitosas, nosotros tampoco lo íbamos a ser”, sostiene Dancé. “Ellos, al igual que nosotros, tienen los mismos retos y los mismos riesgos: tala y cacería ilegal generalizada en la zona, plantaciones de coca, expansión de fronteras agrícolas. Esas mismas cosas que nosotros enfrentamos en nuestras áreas, ellos las enfrentan en sus propios territorios”. En la actualidad trabajan con 18 comunidades, tres diferentes pueblos indígenas, dos centros poblados y una comunidad campesina.

De esta forma, han puesto al sector privado a disposición del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) promovidos por Naciones Unidas. Más específicamente, el ODS 15: Vida de Ecosistemas Terrestres, enfocado en promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y frenar la pérdida de la diversidad biológica.  

Por este trabajo, Green Gold Forestry es uno de los finalistas del Reconocimiento Perú por los ODS (PODS), en la categoría Planeta.