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Economía circular empresarial: un reinicio a la forma de tratar los desechos electrónicos
Al igual que la moda o la comida rápida, la electrónica puede implicar una rápida rotación en las tendencias y la consiguiente producción de nuevos dispositivos. El flujo de desechos de dispositivos electrónicos se ha convertido en el de más rápido crecimiento en el mundo. Así, con el tiempo, todos estos teléfonos inteligentes, tabletas, cámaras y aparatos o electrodomésticos se convertirán en residuos.
Solo en 2018 se generaron 50 millones de toneladas de desechos electrónicos a nivel mundial, de los cuales apenas el 20% se trató adecuadamente. ¿Qué significa esto? Que la mayoría de desechos termina en vertederos o es eliminada por empresas informales, a menudo en condiciones precarias. Si no se toma acción, la cantidad de residuos se duplicará de aquí a 2050, alcanzando los 120 millones de toneladas anuales.
Estos datos los proporciona el informe “A New Circular Vision for Electronics: Time for a Global Reboot”, del Foro Económico Mundial. El estudio aporta una visión global y, además, encuentra en el problema una oportunidad: sólo el valor material de los desechos eléctricos vale 62.500 millones de dólares, tres veces más que la producción anual de las minas de plata del mundo y más que el PBI de la mayoría de los países.
No solo eso. La recolección de recursos de la electrónica usada produce menos emisiones de dióxido de carbono que la minería en la corteza terrestre, y los productos y componentes electrónicos en funcionamiento valen más que los materiales que contienen. Por lo tanto, ampliar la vida útil de los productos y reutilizar componentes aporta un beneficio económico aún mayor.
Todo ello ha desencadenado un cambio fundamental en la forma en que las empresas abordan los productos electrónicos y los desechos electrónicos.
Cambiar el paradigma
Abordar el desafío global de los productos electrónicos es también aprovechar la enorme oportunidad que representan. La tecnología, como la computación en la nube y el Internet de las cosas, tiene el potencial de ‘desmaterializar’ la industria electrónica, lo que podría conducir a cadenas de valor circulares globales. Para ello, el sistema actual de producción y consumo de productos electrónicos requiere de un reinicio.
La alternativa al modelo “tomar, fabricar y desechar” se encuentra en la economía circular. Esta economía busca reducir los residuos, extendiendo la vida económica y física de los productos, sin consecuencias negativas para la sociedad, la salud y el medio ambiente. Esto implica un esfuerzo conjunto de diseñadores, fabricantes, consumidores, políticos y otros actores clave.
En nuestro país, ha sido importante la creación de herramientas de gestión integral como Empresa con Gestión Sostenible (EGS), que evalúa y distingue aspectos ambientales, sociales y de gobernanza corporativa (ASG) en las empresas, a través de indicadores específicos alineados a estándares internacionales de sostenibilidad. Así, promueve la economía circular en el ecosistema empresarial, favoreciendo el cuidado del medio ambiente e impulsando los Objetivos de Desarrollo Sostenible promovidos por Naciones Unidas.
¿Cómo se construye una economía circular?
En la tarea de insertar a la electrónica en una economía circular hay diferentes aspectos a considerar. Los productos deben diseñarse para ser reutilizables, duraderos y, en última instancia, reciclables de forma segura. Para ello, muchas empresas han asumido compromisos globales para eliminar los residuos de la cadena de valor de la electrónica y otras han trabajado para eliminar los materiales peligrosos de sus productos.
Adoptar diseños duraderos también puede garantizar que los dispositivos electrónicos se mantengan en circulación durante más tiempo. Las configuraciones deben tener en cuenta el final de la vida útil del producto, además de fomentar su desmontaje y reutilización.
Un modelo circular para la electrónica podría reducir los costos para los consumidores en un 7% para 2030 y un 14% para 2040. Por eso, no son pocos los países en los que empresarios y cooperativas de trabajadores de desechos electrónicos están ampliando las operaciones de reciclaje de desechos electrónicos y experimentando con modelos comerciales nuevos e inclusivos para gestionarlos de manera efectiva. “Estos ya han generado miles de empleos decentes en condiciones seguras para los que antes eran trabajadores informales en la cadena de valor de los desechos electrónicos. Con la combinación adecuada de políticas y acceso a la financiación, estos enfoques podrían ampliarse y ampliarse, generando empleos adicionales para decenas, sino cientos de miles de trabajadores en la economía circular”, afirma el informe del Foro Económico Mundial.
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