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El verdadero protagonismo de las comunidades de zonas mineras

La minería exige hoy el involucramiento real de las comunidades, en un ambiente de diálogo y visión de sostenibilidad.

Redacción ContentLab

Wednesday, August 19, 2020

Las comunidades cercanas a la zona de influencia de un proyecto minero no son un público pasivo, expectante de las promesas de desarrollo económico. A nivel mundial, se han convertido en un actor protagónico en el esquema productivo minero. Marina Yrigoyen, co-coordinadora del Grupo de Diálogo, Minería y Desarrollo Sostenible, indica que desde hace un par de décadas las comunidades ya han sido incorporadas dentro del esquema estratégico de una minería responsable. En ese sentido, realizar un proyecto minero a espaldas de las comunidades es hoy inconcebible.

Por ese motivo las empresas mineras han establecido esquemas de interrelación con las comunidades a distintos niveles, teniendo un enfoque moderno no solo en función de situaciones de crisis, sino de una convivencia armónica que permita evidenciar los beneficios de la minería. De esta manera, las comunidades están atentas a las expectativas de desarrollo de sus zonas de influencia y son partícipes de las soluciones.

Por ejemplo, en Anglo American, minera que lleva adelante el proyecto Quellaveco (Moquegua), el enfoque hacia las comunidades forma parte de un tridente en su estrategia denominada “Future Smart Mining”, implementada a nivel mundial. Esta apunta a construir comunidades prósperas con mejor salud, educación y niveles de empleo. Los otros dos enfoques se dirigen al desarrollo de un ambiente saludable y a convertir a la empresa en un líder corporativo responsable que proporcione cadenas de valor éticas a nivel de interrelación con las autoridades y rinda cuentas.

Anglo American revela para este artículo que la actitud de una minera debe ser la de estar siempre dispuesta a escuchar a las comunidades, reconocer los errores con humildad y dar la cara cuando hay que hacerlo, de forma que sean consecuentes con lo que hacen y dicen.

 

GENERANDO CAPACIDADES
Si bien la minería moderna posee este enfoque, las comunidades también deben hacer lo propio. Yrigoyen indica que el sector minero es abundante en tecnología, procesos y especialidades que podrían ser tomadas como complejas por las comunidades. El desconocimiento usualmente bloquea cualquier camino hacia el diálogo, por lo que es necesario que se generen capacidades y liderazgos a su alrededor para lograr el entendimiento con la población.

Precisamente, el Grupo de Diálogo, Minería y Desarrollo Sostenible representa un espacio donde se promueve el encuentro entre las comunidades y las operaciones mineras, se dejan de lado las insignias y se participa en forma individual, de tal manera que no se llevan posiciones institucionales sino formas personales de ver los temas en discusión. Además, el Grupo de Diálogo hace un esfuerzo para lograr liderazgos y capacidades al interior de las comunidades y organizaciones sociales de las zonas mineras, con el fin de ayudarles entender los procedimientos y supervisarlos. Esta propuesta es una de las más exitosas, a tal punto que el modelo ha sido llevado a otros países de la región.

“Hay zonas donde nunca ha habido minería y las comunidades se imaginan cosas terribles que no suceden, pero que podrían suceder. Hay una disparidad de capacidades. Las comunidades no tienen la misma preparación sobre el tema que los representantes de las empresas. No conocen las implicancias sobre suelos, emanaciones y agua, requieren de una asistencia técnica que ahora se plantea como una necesidad”, sostiene Yrigoyen.

MIRADA HACIA LA SOSTENIBILIDAD
En el enfoque de sostenibilidad, las comunidades están compartiendo el monitoreo de dos aspectos:

– Calidad de aire, suelos y agua
– Compromisos asumidos por la empresa y los demás actores

En el caso del proyecto Quellaveco, Anglo American ha promovido una serie de dinámicas con la comunidad de Moquegua para permitir el diálogo fluido y el seguimiento de los compromisos. “En el comité de monitoreo de la Mesa de Diálogo y los subgrupos de verificación, que están conformados por representantes de la sociedad civil, autoridades y la empresa, se reportan mensualmente los avances de los 26 compromisos para la gestión del agua, el cuidado del ambiente y responsabilidad social, creados a raíz de la Mesa de Diálogo del 2012”, indica la minera.

Solo en el caso de Quellaveco, los actores sociales han participado en 200 visitas para la toma de muestras ambientales, comprometiendo a 151 instituciones. El diálogo y la capacidad de escucha de las organizaciones sociales resulta en una negociación ardua pero alturada: ha permitido que en la Mesa de Diálogo para el desarrollo del proyecto se haya comprometido como aporte social S/1000 millones (S/350 millones durante la etapa de construcción y S/650 millones en la etapa de operación).

“Cada uno de estos espacios se han construido gracias a la participación de las comunidades en la toma de decisiones, muchos de los cuales nacieron de la Mesa de Diálogo”, indica Anglo American. Yrigoyen señala que un aspecto clave para que una empresa tenga una buena relación con las comunidades, apuntando a una convivencia sostenible, es conversar directamente con la población para brindar información. Muchas veces las empresas intentan que la información llegue a través de las autoridades regionales o municipales, aunque usualmente estas no comparten la información.

Igualmente, la experta señala que es clave promover el monitoreo participativo, apuntando a reducir los temores de las comunidades y que se sienta a la minería como una oportunidad, antes que una amenaza. En ese sentido, en este esquema de desarrollo productivo y sostenible todos los actores poseen un rol que cumplir. Con mucha más razón las comunidades, que serán las que heredarán los frutos (o incertidumbres, si las cosas no se hacen bien) de esta actividad económica.

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