¿Cómo se enfrenta el cambio climático desde el sector minero?

La minería moderna implementa programas para mitigar la emisión de gases de efecto invernadero.

Redacción ContentLab

En el 2015, se aprobó la Estrategia Nacional ante el Cambio Climático (DS. Nº 011 – 2015 – MINAM). A partir de esta norma, el Estado impulsó una serie de acciones destinadas a reducir las emisiones de efecto invernadero en el Perú. Si bien desde ese año existe una iniciativa directa y orgánica en la regulación ambiental, el sector minero ya venía implementando desde inicios de siglo programas corporativos para reducir sus emisiones. 

Un claro ejemplo se ve reflejado en el compendio de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía del 2014: “El sector minero energético y el cambio climático”. En él se rescata el compromiso asumido por las empresas agremiadas y las acciones que hasta ese momento se venían implementando en líneas como el uso eficiente del agua, el cuidado de la biodiversidad, la forestación y reforestación, y el uso de matrices eléctricas limpias y competitivas.

Las acciones de las que habla el documento se realizaron en paralelo al Programa de Fortalecimiento de Capacidades Nacionales para Manejar el Cambio Climático y la Contaminación del Aire (PROCLIM). Lanzado el 2002, este programa del Estado alenta las iniciativas del sector minero.

“Tienen que realizar un inventario sobre las principales fuentes de gases de efecto invernadero y establecer si hay la posibilidad de reducirlas”, explica  Lorena Viale, gerente de proyectos de la consultora ambiental Insideo.

HUELLA AMBIENTAL
Lorena Viale, gerente de proyectos de la consultora ambiental Insideo, explica que a partir de 2017 existe una mayor exigencia normativa vinculada al cambio climático en el sector minero, gracias a la inclusión de lineamientos para la incorporación de la adaptación al cambio climático dentro del Estudio de Impacto Ambiental Detallado (EIA-d). Desde entonces, las empresas mineras deben incluir en sus EIA el impacto que sus operaciones tienen en la generación de gases efecto invernadero. 

“Tienen que realizar un inventario sobre las principales fuentes de gases de efecto invernadero y establecer si hay la posibilidad de reducirlas. Asimismo, indicar su huella de carbono y huella hídrica”, explica Viale. Los lineamientos también exigen que se establezca el impacto que tendrá el cambio climático en las operaciones mineras. Viale sostiene que, por ejemplo, si se prevé sequía en la zona donde se ubica una operación, la empresa debe describir cómo afectará a sus operaciones y cómo afrontará esta situación.

Sin embargo, los esfuerzos todavía son insuficientes. Jhonatan Yauri, Sub Gerente de Proyectos Ambientales de GEMA, explica que aún son pocos los EIA que han implementado este apartado, y esto no solo comprende al sector minero, sino a la industria en general. “Hay trabajo por hacer en la sensibilización de todos los actores involucrados: empresas privadas, Estado y población. Esto no quita que, en la parte operativa, las mineras hagan esfuerzos de mejoras y mantenimiento de equipos que emiten gases, o implementen proyectos de revegetación y reforestación”, puntualiza.

ESTÁNDARES Y EJEMPLOS 

La mayor exigencia y asimilación de prácticas que reducen el efecto del calentamiento global viene desde las casas matrices de las empresas. Viale indica que la mayoría de mineras están comprometidas con el Global Reporting Initiative (GRI), que les exige transparentar su desempeño económico, social y ambiental, por lo que aplican acciones que apuntan a amortiguar su impacto ambiental y generar una buena reputación en sus reportes. 

Jonathan Yauri agrega que, si bien varios de los proyectos que apuntan a mitigar los gases de efecto invernadero —como el uso de energías renovables o el financiamiento de investigaciones científicas— aún están en etapa inicial, dichas acciones son una señal de que el sector minero ha tomado conciencia de su rol como un actor importante en el cambio que se necesita. 

La mayoría de mineras incluyen estas acciones dentro de su plan de responsabilidad social y como parte de su lucha contra el cambio climático. Existen ejemplos como Cerro Verde, que en coordinación con las Comisiones de Regantes de los distritos Uchumayo, Tiabaya, Yarabamba, Quequeña, Sabandía, Hunter La Joya y representantes del Estado, financió la construcción y mejoramiento de canales, bocatomas y obras complementarias para optimizar el uso del recurso hídrico, disminuir la pérdida de agua por filtración y mejorar la distribución. De esta manera se incrementó el rendimiento de cultivos y se mejoró la producción de los mismos.

Como parte de su gestión social y ambiental, Barrick ha construido diversas obras de infraestructura hidraúlica, como canales abiertos y cerrados, para mejorar la gestión del agua en las comunidades vecinas a sus operaciones, incrementando la oferta de agua y disminuyendo las pérdidas en su conducción. En la sierra de La Libertad, donde se ubica la mina Lagunas Norte, se han mejorado 15 mil metros lineales para abastecimiento de agua, beneficiando directamente a más de 400 integrantes de comités de regantes y a 10 mil vecinos. Por otro lado, en Huaraz, sede de la mina Pierina, se han construido 4200 metros lineales del Canal Cárcel y se encuentran en ejecución otros 14 mil metros adicionales (trasvase Lucma-Jangas y Trasvase Chavin-Chontayoc/Huanja) beneficiando a más de 2650 vecinos. 

Como parte del compromiso de Yanacocha, y bajo su enfoque de “El agua primero”, se ha culminado la construcción del reservorio Chailhuagón sobre la laguna del mismo nombre, con una inversión de US$18.3 millones, en el caserío de San Nicolás. Antes de iniciar los trabajos, la laguna Chailhuagón tenía una capacidad de 1.4 millones de metros cúbicos; actualmente, cuenta una capacidad de 2.6 millones de metros cúbicos. El reservorio servirá para almacenar agua en época de lluvias y descargarla de forma regulada en época seca, para ser usada en actividades agropecuarias.

Sin embargo, las empresas mineras saben que la lucha contra el cambio climático requiere de muchas más acciones. Por eso, más allá de incluirla en su enfoque de responsabilidad corporativa, siguen implementando esfuerzos para cuidar del planeta, una tarea en la que la empresa privada debe mostrar liderazgo.