Quedarse sin nada: Lima enfrentaría desabastecimiento y corte de servicios básicos tras terremoto
El Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (CENEPRED) proyecta que, ante un sismo de 8.8, Lima perdería sus principales vías de acceso, suministros de agua y líneas de transmisión eléctrica. ¿Qué pueden hacer las familias ante ese escenario?
Ante un gran terremoto, las personas no solo enfrentarán el intenso movimiento de la tierra, sino que tendrán que sobrevivir a varios días de emergencia: momentos sin agua, luz, comunicación y primera asistencia. Eso sucedió en el 2007, cuando el terremoto de Pisco causó el desplome de la carretera Panamericana Sur y los sistemas de servicios básicos. Las familias de la región Ica quedaron desabastecidas e incomunicadas por al menos 48 horas.
Lima y Callao esperan, ahora, un sismo no menor de 8.8 grados, un suceso que, de acuerdo con SEDAPAL, afectaría en un 50% a la planta de tratamiento La Atarjea y el 70% de los pozos de reserva de agua de la ciudad. El informe del Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (CENEPRED) que recoge estos datos también advierte que se verían daños en la Panamericana Norte, la Panamericana Sur y la Carretera Central, así como en el aeropuerto Jorge Chávez y puerto del Callao. En pocas palabras, la ciudad quedaría completamente aislada.
EQUIPADOS PARA SOBREVIVIR
Catherine Palacios, analista en Gestión Reactiva de Indeci, señala que un evento de esa magnitud sobrepasaría las capacidades de las entidades de primera respuesta y la ayuda humanitaria tardaría en llegar. Frente a ello, las familias se convertirán en la primera red de apoyo para ellas mismas y los sobrevivientes. “Es importante que estemos preparados para hacer una correcta evacuación, controlar un amago de incendio o poder brindar primeros auxilios básicos a las personas que lo necesiten”, indica la especialista.
Para prepararse, las familias deben equiparse con un combo de supervivencia. Este combo, explica Palacios, es la combinación de la mochila de emergencia, que contiene artículos indispensables para sobrevivir las primeras 24 horas tras el desastre, y la caja de reserva, que almacenará todo lo necesario para que una familia completa se mantenga a salvo del 2do al 4to día de emergencia.
Los artículos de higiene, comunicación, alimento y abrigo presentes en esta combinación salvan vidas. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) indican que, tras los desastres naturales, la atención rápida a heridas puede prevenir cuadros severos. Contar con implementos de desinfección, gasas o vendas que limpien y protejan lesiones abiertas, evitarán infecciones graves.
Asimismo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) señala que en situaciones de emergencia es necesario que las personas reciban de 3 a 4 kg de alimentos a la semana. A pesar de que no sea una dieta balanceada debido a la situación, lo importante es considerar alimentos que brinden suficiente energía para atravesar esa etapa.
En esa línea, Palacios recomienda identificar las necesidades de nuestra familia y también considerar nuestra ubicación geográfica. “En zonas de calor, por ejemplo, los chocolates se van a derretir. Tenemos que saber qué productos no perecibles se adaptan a nosotros”. Esta evaluación también se debe considerar para la ropa o abrigo, así como ante las necesidades especiales de cada persona. “Los elementos que irán en el combo de supervivencia están determinados por nuestra realidad y las características de nuestra familia: si tenemos niños, adultos mayores, embarazadas o personas con enfermedades crónicas”, puntualiza.
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