Desarrollo más bienestar social: el desafío de las empresas con propósito

REDACCIÓN CONTENTLAB

En el pasado, la búsqueda de resultados económicos favorables era la razón de ser de toda empresa. No se consideraba tanto el impacto positivo que se podía provocar a través de las operaciones en los stakeholders y la sociedad. En todo caso, ello era una cuestión paralela o secundaria a la rentabilidad financiera que era el gran motor. 

Para Oscar Caipo, socio principal de KPMG Perú y actual presidente de la Confiep, esa dicotomía ya no existe. Desde el 2020 —y a raíz de la pandemia— son más las empresas que hacen suya la premisa de que los buenos resultados financieros van de la mano con hacer el bien a la sociedad. “Si la sociedad no está bien, no podemos tener empresas exitosas. Es una autopista de dos vías”, refiere. 

En virtud de ello, asegura que la emergencia sanitaria ha generado una conciencia mucho mayor en los empresarios sobre las necesidades que existen en el país, sobre la fragilidad que se desnuda frente a situaciones de esa naturaleza y sobre el rol que se espera de la empresa privada. Según él, no solo se trata de vender productos o servicios y de atender demandas, “se trata de que esas acciones deben ser amigables con el medioambiente, de mantener una conducta empresarial responsable, de ser transparentes y de involucrarse en resolver los problemas sociales que afectan a tantas personas”, explica. 

La pregunta, entonces, es: ¿cómo los empresarios pueden crear valor e integrar los intereses de todos sus stakeholders y, al mismo tiempo, ser rentables financieramente hablando?

MIRADAS EXPERTAS
Diferentes respuestas a esa interrogante se plantearon en una reciente mesa redonda organizada por Centrum PUCP, la cual se tituló “Desafíos e impacto de las empresas con propósito en el desarrollo del país”. Entre los panelistas que participaron estuvo Darío Zegarra, country manager de Newmont Perú SRL, quien afirmó que para contribuir al desarrollo las empresas no deben actuar como islas —cada una por su cuenta—, sino que deben formar archipiélagos y trabajar en conjunto. 

“Debemos reconocer que, en el crecimiento del país, hemos dejado gente atrás. Allí es donde cobra sentido el archipiélago de empresas, puesto que podemos desarrollar el músculo colectivo”, refirió. 

Por su parte, Zelma Acosta, vicepresidente ejecutiva de Asuntos Corporativos y Legales de Interbank, planteó que el principal desafío para las compañías es lograr que sus acciones que impactan positivamente en la comunidad también repercutan en la empresa y, a su vez, que se interiorice esa manera de pensar. 

Con la mira puesta en generar bienestar y desarrollo, las soluciones sostenibles cobran especial relevancia, pero estas deben ser eficientes. A criterio de Vasco Masías, presidente del Grupo Alimenta y director de La Calera, es esencial que las empresas evalúen cómo están usando su talento, su creatividad y sus recursos.

ARTICULAR ESFUERZOS
Un punto clave en el que coincidieron los expertos convocados para la mesa redonda es que el sector empresarial tiene que entender que los cambios no se logran solos: es necesario articular esfuerzos, entablar alianzas para lograr los objetivos. Justamente lo que propone el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 17 de la ONU. 

Para Darío Zegarra, de Newmont Perú, estas alianzas deben incluir al Estado y a la comunidad, puesto que son actores indispensables para impulsar el desarrollo. “Sin Estado no hay escala”, dice el ejecutivo, y añade que fortalecer a la ciudadanía es fundamental “para que se apropie no solo de su desarrollo personal, sino del de su comunidad”.

No obstante, para que todo ello sea factible, es necesario dejar a un lado el ego. Es lo que sugiere Selma Acosta, quien argumenta que lo ideal es pensar en comunidad y trabajar en equipo para beneficiar al ecosistema. 

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