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Resiliencia e ingenio: ¿cómo las empresas en el Perú se transformaron a raíz de la pandemia?
REDACCIÓN CONTENTLAB
Una economía entre algodones fue lo que dejó la pandemia y las consecuentes restricciones sociales que impuso el Estado para reducir los contagios. Ante el desplome de los volúmenes de venta y las dificultades para operar con normalidad, miles de empresas desaparecieron del mapa y otras decidieron resistir. 

Según la Cámara de Comercio de Lima (CCL), el impacto negativo del Covid-19 provocó el cierre de unas 135.000 empresas en todo el Perú. El resto de organizaciones que optó por lucharla ha tenido que atravesar por un proceso de reingeniería para adaptarse al nuevo escenario postpandemia y buscar así la sostenibilidad de sus negocios. 

En ese sentido, la pregunta del millón es: ¿cómo la emergencia sanitaria obligó a las empresas a transformarse para sobrevivir? Para Percy Marquina, director general de Centrum PUCP, la palabra clave en este asunto es resiliencia, un termino que alude a la capacidad de adaptación y superación frente a una situación adversa.

El catedrático recuerda que, al inicio de la pandemia, los sectores empresariales más golpeados fueron los servicios turísticos y gastronómicos. Como consecuencia, el desempleo formal se incrementó y la informalidad laboral también. Sin embargo, había luz al final del túnel: 

“La gran resiliencia y el espíritu emprendedor que caracterizan a la economía peruana se han visto reflejados en esta coyuntura. Las ganas de salir adelante, enfrentar las vicisitudes y seguir autogenerando sus propios ingresos y su propio desarrollo es lo que ha permitido a muchas empresas mantenerse a flote”, comenta Marquina.

 CRISIS ES OPORTUNIDAD

Al factor resiliencia se le podría sumar otro elemento: ingenio. A criterio de Rodolfo Ojeda, presidente del Gremio de la Pequeña Empresa de la CCL, lo que ha ocurrido es que muchos empresarios, en lugar de quejarse, supieron encontrar oportunidades en medio de la crisis, fueron tras ellas y, valiéndose de creatividad, lograron sacar provecho de esas oportunidades. “Hubo restaurantes que se convirtieron en markets y agencias de viajes que hoy son empresas de seguridad”, afirma. 

A pesar de que la crisis desatada por la pandemia fue —en palabras suyas— devastadora , el representante gremial rescata que hubo empresas que, por ejemplo, lograron dar un salto notable en materia de digitalización. “En temas de marketing digital, uso de redes sociales, comunicaciones, virtualidad, entre otros aspectos, hemos avanzado el equivalente a unos siete o diez años”, reflexiona. 

Ojeda también destaca que hay empresas que han aprovechado el período para capacitarse, pulir conocimientos y descubrir formas novedosas de adaptarse, llegar a sus nichos de mercado y estrechar lazos con clientes. Todo ello, tomando como punto de partida las nuevas reglas de juego que ha traído la emergencia sanitaria. “Veo que las pymes han salido fortalecidas”, puntualiza. 

 

EL FACTOR POLÍTICO
Con la economía peruana aún en proceso de reactivación, sería erróneo afirmar que todo es culpa del Covid-19. La inestabilidad política que atraviesa el país desde hace algunos años también juega un papel significativo en la confianza que proyecta el Perú como destino de inversiones a los grupos empresariales.

Percy Marquina, director general de Centrum PUCP, afirma que las encuestas más recientes arrojan que las expectativas del empresariado no son alentadoras y los niveles de inversión proyectados por el lado del sector privado son insignificantes, puesto que no hay garantías, no hay seguridad jurídica y tampoco un norte claro que permita a las empresas tomar decisiones de inversión de largo plazo.

No obstante, a los empresarios que siguen en la lucha les recomienda buscar nichos de mercado que les permitan anticipar una estabilidad relativa. Por ejemplo, atender mercados de exportación que no se vean afectados por riesgos internos sino globales.

Asimismo, sugiere capitalizar tecnologías emergentes y modelos de negocios disruptivos que permitan la satisfacción de necesidades no atendidas o insuficientemente atendidas en el mercado. “Se trata de evitar los océanos rojos y buscar los océanos azules para nuevos emprendimientos”, explica Marquina.

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