#TejiendoLaNuevaRiqueza
La nueva riqueza se llama solidaridad: la historia de Valerio Ccorimanya
Comenzó a trabajar en las calles de Cusco siendo apenas un adolescente. Hoy, con más de 60 años, lidera una distribuidora mayorista y ha sacado adelante a su familia a punta de trabajo y constancia.

Redacción Contentlab
5 de junio, 2025
Tenía apenas 13 años cuando empezó a trabajar en las calles de Cusco. Vendía galletas y otras cosas que pudieran servir para ganarse unos soles. No creció con sus papás, así que aprendió pronto a valerse por sí mismo. Estudiaba de noche y trabajaba de día, cargando su mochila con productos y una enorme responsabilidad: salir adelante solo.
A los 17 años conoció a quien sería el gran amor de su vida. Ella también estudiaba y trabajaba. Iba al colegio Fe y Alegría de día, y por las tardes vendía frutas. Por las noches, ofrecía ponche en la calle. “La conocí así, vendiendo. Me gustó su carácter, su madurez. A su edad ya era independiente. Me enamoré porque era trabajadora y valiente”, cuenta Valerio.
Tejiendo su propia riqueza en Cusco
Desde entonces no se separaron. A los 20 años ya trabajaban juntos en la Av. Ejército, un punto clave de acopio de productos como trigo, cebada y maíz. Allí pasaron una década, hasta que fueron reubicados en el Mercado Mayorista de Vinocanchon.

“Quizás nosotros no tuvimos el apoyo de nuestros papás, pero trabajamos duro para que nuestros hijos sean profesionales”
El inicio fue duro. El mercado recién se estaba formando, y pasaron más de un año tratando de sostenerse. Con su esposa a su lado, abrió un puesto especializado en menestras. Hoy, ese negocio abastece a supermercados Orión y a regiones como Puerto Maldonado. “Mi esposa fue quien me metió de lleno en el negocio. Yo ya tenía el empuje, pero ella me enseñó a ser comerciante. A crecer”, dice.
Cuando nació su primera hija, él ya estaba completamente dedicado al comercio. Ella creció viendo a sus padres trabajar codo a codo. Hoy, esa hija, Lisbeth Ccorimanya, es odontóloga y tiene dos hermanos, ambos licenciados en administración de empresas. “Quizás nosotros no tuvimos el apoyo de nuestros papás, pero trabajamos duro para que nuestros hijos sean profesionales. Eso me llena de orgullo. Ahora soy abuelo de tres nietos, que me visitan en mi casa o en el mercado. Es lindo”, dice con una sonrisa.
“Me siento orgulloso de lo que hemos construido”
Con el tiempo, fundó dos empresas: Distribuidores Sol de Oro y Wiñay, que significa “crecer” en quechua. “Trabajar con el Estado requiere mucha responsabilidad, pero también te hace crecer como empresario. Me siento orgulloso de lo que hemos construido”, afirma.
24 AÑOS JUNTO A CAJA CUSCO
Parte de ese crecimiento ha sido posible gracias al respaldo de Caja Cusco, de la que es cliente desde hace 24 años. “Siempre me han apoyado. Gracias a ellos he podido ampliar mi negocio, tener mi almacén, avanzar. Caja Cusco es un gran soporte para los que emprendemos”, asegura.
Hoy, a sus 61 años, cuando mira atrás, no ve solo ventas o balances. Ve una vida construida con esfuerzo, valores y amor. “Lo que más me enorgullece es haber salido adelante sin el apoyo de mis papás y haber sacado profesionales a mis hijos. Cuando ya no esté, quiero que me recuerden como un buen papá y abuelo”.

Patrocinado por Caja Cusco
Copyright© Elcomercio.pe – Grupo El Comercio
Todos los derechos reservados

Director:
Miguel Ugaz
Jefa de contenidos:
Gabriela Córdova
Editor de diseño:
Gino Aguilar
Editora de fotografía:
Daniela Zamalloa
Coordinador digital UX/UI:
Joan Arquiñigo
Coordinadora de contenidos:
Sandra Wong
Redactora:
Elizabeth Miñano
Coordinador de producto:
Josué Pérez-Albela
Desarrolladores web:
Anthony Garay B.
Katerin Arellano