#TejiendoLaNuevaRiqueza

La nueva riqueza se llama esfuerzo: Elizabeth Farfán y su impactante historia en Gamarra

Dueña de Fatalika, una marca de moda femenina que nació en redes sociales, logró consolidarse en Gamarra y hoy despacha pedidos a todo el país.

Redacción Contentlab
7 de mayo, 2025

A los 16 años, Elizabeth Farfán se escapó de casa con una idea clara: conseguir trabajo. Caminando entre el bullicio del Jirón de la Unión, en el Centro de Lima, vio un cartel que decía: “Se necesita vendedora”. Entró sin pensarlo mucho, y su forma de ser hizo que le dieran su primera chamba en un local de ropa. No lo sabía en ese momento, pero ese pequeño paso sería el inicio de un camino que la llevaría, años más tarde, a levantar su propio emprendimiento en el corazón textil del país y así formar parte de los nuevos ricos del Perù. Un camino de esfuerzo y constancia que hoy se fortalece gracias al respaldo de Caja Cusco.

Una historia de esfuerzo, corazón y propósito en Gamarra

Desde el primer día, algo en ella hizo clic. Aunque muchos pensarían que lo hizo por necesidad, lo cierto es que se sintió fascinada por el ambiente, la ropa y el contacto con la gente. Esa experiencia solo duró 10 días, porque sus papás, al ver que llegaba tarde todos los días, terminaron descubriendo su secreto. Pero ese corto tiempo bastó para encender una pasión que no se ha apagado desde entonces. “Recuerdo que fue un verano, y desde ahí, un fuego se encendió en mí. Veía cómo todo estaba tan bien organizado, y eso me ayudó mucho en lo que hago ahora”, recuerda con emoción.

Hoy, Elizabeth tiene 48 años. Es mamá de dos —uno de 8 años y otro diez años mayor— y es una mujer que, con esfuerzo y corazón, ha sacado adelante su propio proyecto: Fatalika, una marca que nació hace dos años y que hoy destaca en el competitivo universo comercial de Gamarra.

“Recuerdo que fue un verano, y desde ahí, un fuego se encendió en mí. Veía cómo todo estaba tan bien organizado, y eso me ayudó mucho en lo que hago ahora”.

Cada mañana arranca temprano, a las seis de la mañana, en su casa de Carabayllo. Mientras la ciudad despierta, ella ya está en modo emprendedora: alista a sus hijos, coordina con el taller, revisa moldes, recoge muestras, compra tela y emprende el largo trayecto hacia su espacio en la galería. Si el día viene tranquilo, va directo a atender a sus clientas.

Antes de llegar hasta donde está, Elizabeth ya había probado suerte con boutiques en Higuereta, Miraflores, Jesús María, el Centro de Lima y varios puntos de la ciudad. Pero quería más. “Quise dar un salto más grande: competir en Gamarra con los verdaderos empresarios. Siempre vi a ese lugar como el gran monstruo”, cuenta con una sonrisa que mezcla respeto y orgullo. Porque sí, abrirse camino en Gamarra no es fácil. “Hay que meterle bastante punche porque hay altos y bajos. Un día bajo para un emprendedor puede ser fulminante. Pero como ya pasé por eso antes, aprendí a ser constante y a darle duro”, dice con la firmeza de quien sabe que la verdadera riqueza no siempre se ve, pero siempre se siente.

“Hay que meterle bastante punche porque hay altos y bajos. Un día bajo para un emprendedor puede ser fulminante. Pero como ya pasé por eso antes, aprendí a ser constante y a darle duro”.

UNA GRAN AYUDA

Hace cinco años, con la meta clara de hacer crecer su propuesta, Elizabeth tocó la puerta de Caja Cusco para pedir un crédito. Y no se equivocó. “Caja Cusco siempre encuentra la forma de motivar a los emprendedores. Desde hace cinco años han sido bien constantes conmigo”, cuenta con gratitud.

Ahora, cuando escucha hablar de la campaña #TejiendoLaNuevaRiqueza, entiende que la verdadera riqueza no está solo en lo que se gana, sino en lo que uno cultiva día a día. “Para mí, los valores que me definen son la perseverancia, la constancia y la lealtad”, dice.

Cuando se imagina el futuro, ve a su marca consolidada, creciendo con paso firme. Y si pudiera hablarle a esa jovencita de 16 años que un día se escapó para buscar chamba, le diría: “Lánzate sin miedo. No pierdas tiempo. A veces yo lo perdí por no arriesgarme. Pero ahora ya no”. Porque Elizabeth sabe que la nueva riqueza no es tener más, sino ser más. Y en ese camino, ella ya es millonaria. Descubre aquí como iniciar tu propio camino al éxito con Caja Cusco.

 

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