Medio ambiente: la evolución de las relaveras
Estos sistemas se han desarrollado exponencialmente, por lo que, hoy, permiten una adecuada gestión de residuos.
Redacción ContentLab
En el siglo XIX, antes de que existiese una conciencia real de los problemas ambientales, la introducción del vapor como elemento de combustión permitió la extracción de minerales mediante el chancado, en lugar de la trituración. Así se incrementó la producción metálica, pero también la cantidad de desechos mineros acumulados en lagos, ríos y mares.
La gravedad del daño ambiental se evidenció con el desarrollo del proceso de flotación, un procedimiento de separación de minerales que aumentó aún más la producción de relaves.
En busca de una solución, se construyeron las primeras relaveras. Estas instalaciones aíslan el relave del ecosistema circundante, evitan su descarga descontrolada y minimizan el impacto de la actividad minera en el medio ambiente. Dicha tarea implica una gestión adecuada de residuos, el uso de tecnología apropiada y la participación de especialistas experimentados.
UN PRESENTE MÁS LIMPIO
Hoy en día, el método más elegido para el manejo de relaves es el embalse en superficie. Consiste en levantar una presa en algún punto del terreno, en cuyo interior se procede a acumular los desechos mineros. Pero no es el único sistema. Varias minas en el Perú utilizan otras prácticas novedosas, como el relleno subterráneo, la descarga espesada y la disposición de relaves deshidratados.
“Asegurar la integridad de las presas o depósitos es la piedra fundamental para alcanzar la estabilidad física y química en el manejo de relaves”.
¿Cómo elegir el sistema idóneo para el proyecto? Según la Guía para el Manejo de Relaves Mineros del Ministerio de Energía y Minas (MINEM), asegurar la integridad de las presas o depósitos es la piedra fundamental para alcanzar la estabilidad física y química en el manejo de relaves. En el Perú, esto puede ser difícil, debido a la severidad de su topografía y el clima. Debe enfatizarse, por tanto, la elección del lugar a partir de una evaluación profunda de los factores geológicos, geotécnicos, hidrológicos y geoquímicos. La ubicación adecuada es clave para contrarrestar posibles problemas.
El esquema del embalse es otro punto importante. Las mayores deficiencias en el diseño de presas para relaves se presentan cuando no toman en cuenta eventos extremos como inundaciones o terremotos. Así, no se aconseja el sistema denominado “aguas arriba”, presa de relaves sísmicamente vulnerable, levantada por la construcción progresiva de diques perimétricos sobre la superficie de la acumulación de relaves precedentes. Este procedimiento ha demostrado una eficiencia muy limitada.
Se requiere un diseño sísmico riguroso y prácticas de construcción que incluyan la remoción de suelos susceptibles a la licuefacción de los cimientos de las represas y la compactación de los materiales de relleno.
También se necesita implementar la recirculación de agua desde el depósito de relave hacia la concentradora. No hacerlo contribuye considerablemente a la contaminación de las aguas superficiales por metales. Otro desafío lo constituyen las minas subterráneas en los Andes, donde las presas de relaves convencionales pueden no ser la mejor solución. En estos casos, convienen los métodos alternativos, como rellenar las labores mineras subterráneas con relaves o usar filtros para deshidratarlos.
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