Seguridad: ¿cómo prevenir accidentes por somnolencia o fatiga?

Cuidando la salud de sus colaboradores, el sector minero crea programas que buscan garantizar un estado de alerta óptimo.

Redacción ContentLab

Según Eduardo Estivill, uno de los especialistas clínicos del sueño más reconocidos de Europa, el ser humano perdió una hora de sueño cada noche desde que se inventó la luz eléctrica. Con el ingreso de la televisión, perdimos otro tanto. Y a ello habría que sumarle el impacto del arribo y la masificación del internet, una información que todavía no está determinada claramente. Estivill hace hincapié en que cada vez dormimos menos, y ello afecta los diferentes aspectos de nuestra vida, como el laboral.

Este dato se torna especialmente peligroso si los trabajos implican, por ejemplo, el manejo de maquinaria pesada. Según Osinergmin, los accidentes de tránsito son la causa más frecuente de víctimas mortales en las operaciones mineras. Una parte de ellos se debe a la fatiga y somnolencia, un aspecto que las empresas mineras están trabajando con mayor atención, a través de programas para lograr que los trabajadores prioricen el descanso adecuado.

DESÓRDENES DEL SUEÑO
La somnolencia se trata de un fuerte deseo de dormir, un estado entre el sueño y la vigilia. La fatiga, por su parte, es la consecuencia de no dormir adecuadamente o de la prolongada exposición a una fuerte carga física o mental. Estos estados suelen presentarse entre personas con trabajos en horarios atípicos. Los conductores fatigados, al igual que los somnolientos, pueden ver afectada su capacidad de hacer maniobras evasivas para evitar, por ejemplo, una colisión.

Un estudio realizado en 2017 por el Instituto de Investigaciones de la Altura de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, y compartido en el encuentro “Perumin 31: Convención Minera”, daba cuenta de que, en la altura, la dificultad para dormir es mayor, sobre todo por la disminución de oxígeno. Por esa razón, se crean desórdenes del sueño en los conductores mineros en un ratio de 10% a 11%.

Los conductores fatigados, al igual que los somnolientos, pueden ver afectada su capacidad de hacer maniobras evasivas para evitar, por ejemplo, una colisión.

El estudio, realizado sobre la base de los accidentes por tránsito, demostraba que la mayor prevalencia de trastornos del sueño en conductores mineros se presentaba en aquellos que laboran en el turno noche (30%), seguido por quienes habían indicado que dormían cinco horas (15%), quienes tenían insomnio (10% a 15%), quienes tenían hipoventilación o respiración lenta (10% a 20%) y los que registraban apneas del sueño (6% a 10%).

Considerando estos indicadores, el estudio recomendaba diversas acciones para controlar los trastornos del sueño en trabajadores mineros:

1. Capacitaciones educativas en higiene del sueño
2. Implementación de políticas de gestión del control de la fatiga y somnolencia
3. Establecimiento de estándares de habitabilidad para los dormitorios del campamento minero
4. Considerar la instalación de oxigenación suplementario en los dormitorios
5. Tratamiento médico de apneas, obesidad severa y alteración nasobucal

PRÁCTICAS POSITIVAS
La higiene del sueño tiene que ver con las condiciones de un correcto descanso, que va desde la alimentación hasta el ambiente para dormir. El estudio del Instituto de Investigaciones de la Altura recomendaba la utilización de alertas de prevención de la somnolencia, el desarrollo de pesquisas tempranas de fatiga, así como el uso de alertómetros.

Otro de los aspectos que recomendaba el estudio era la oxigenación suplementaria de los dormitorios. Es decir, inyectar oxígeno a los ambientes, con el objetivo de eliminar apneas del sueño y demás trastornos. Esta medida se hace más necesaria si el personal que debe trabajar en altura es originario de la costa, pues es evidente que les costará más adecuarse a la falta de oxígeno.

Walter Oyola, gerente de Salud de Compañía Minera Antamina, indicó ante un auditorio convocado por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú que, en el caso de su empresa, se alentaba una cultura del buen descanso y cuidado del estado de alerta. Asimismo, se realizaba periódicamente la identificación y control de las patologías crónicas, se diseñaban lugares y condiciones de descanso y se promovía el uso de herramientas tecnológicas de barrera.

Las acciones fueron complementadas con disposiciones adicionales como el establecimiento de horarios para la activación de la señal del cable, la formación de comités multidisciplinarios para la gestión de la fatiga e incluso el desarrollo de obras teatrales con mensajes relacionados a la prevención de la somnolencia.

“El objetivo central no es tener un índice de eventos de fatiga de cero, sino lograr trabajadores responsables en el autocuidado de su descanso y estado de alerta”, remarca Oyola. En este sentido, la tecnología es un aliado importante. En Antamina se han instalado detectores de sueño y se monitorea permanentemente el estado anímico de cada conductor de maquinaria pesada.

Empresas como Southern Perú también han implementado sistemas de monitoreo de fatiga en sus operaciones. Esta decisión está permitiendo identificar tempranamente estos eventos por medio de cámaras y computadoras instaladas en la cabina del conductor, las que reportan permanentemente la situación del estado de alerta del conductor. El sistema detecta microsueños (episodios fugaces e incontrolables de sueño) y monitorea los perclos (porcentaje de apertura de los párpados sobre la pupila). Ante cualquier anomalía, el sistema envía una alarma.

Así, las compañías mineras avanzan en el logro de un rubro cada vez más seguro, cuidando el más importante elemento de su cadena productiva: la salud de cada colaborador.