Bienvenido, 2021: ¿qué enseñanzas de la pandemia podemos aplicar este año?

Después de un intenso 2020, ¿cómo ser cautos y trazarnos objetivos, en medio de la incertidumbre de este nuevo año?

REDACCIÓN CONTENTLAB

Jan 7, 2021

Una vieja creencia popular sostiene que, hacia fines de 1909, un excedente de cosechas de uvas fue repartido a la población por los viticultores españoles, como un augurio de prosperidad para el nuevo año. 

La historia está en debate: eran tiempos de hambruna, por lo que hablar de excedentes suena extraño. Además, la temporada de uvas en el país europeo no coincide con esa etapa del año. Pero lo que es un hecho es que la tradición se instauró también en Latinoamérica, y que cada 31 de diciembre comer uvas sintetiza las esperanzas que se depositan en el año venidero. Sin embargo, algo cambió en el último Año Nuevo: encontró al mundo en la más profunda incertidumbre. ¿Estamos listos para tener esperanzas? ¿Cómo lograrlo, después de que el coronavirus nos demostrara que la vida puede cambiar de un momento a otro? 

La incertidumbre, felizmente, no es una novedad. Por el contrario, es una constante humana. En ese sentido, el año 2020, señala la coach Namasté Reátegui, nos ha dejado lecciones que debemos tomar en cuenta. “Estamos muy acostumbrados a hacer cosas y a definirnos por las cosas que hacemos, y no por lo que somos”, explica. “Pero la pandemia llegó y nos encerró por meses con lo único que somos, y lo que no solemos querer ver: que somos prescindibles, que nadie se muere si no vamos a trabajar, que esas largas horas de trabajo eran autoimpuestas, que se puede vivir con menos. Y todo eso le pone luz a otros conceptos que habíamos olvidado: la necesidad del descanso, del límite, de cuánto vale el tiempo que dedicamos a las cosas”.

 

Sin duda, la ansiedad, el estrés y el miedo han cobrado un protagonismo particular en medio de estos cambios. El Ministerio de Salud (MINSA), por ejemplo, aprobó una Guía Técnica para el Cuidado de la Salud Mental en la que indica que estos factores se presentarían como respuestas naturales a la coyuntura crítica que estamos viviendo. Ante ello, señala Reátegui, es natural también buscar culpables. Y uno de los principales chivos expiatorios en esta oportunidad ha sido el año. Hemos pensado en el 2020 como el gran culpable y, por ello, se ansiaba que acabe cuanto antes. 

Frente a este panorama, lo primero que hay que aceptar en este nuevo año es que las circunstancias no cambiarán por arte de magia. “Hay que aprender a aceptar los cambios que no dependen de nosotros y concentrarnos en las cosas que realmente sí podemos cambiar”, recomienda Reátegui. 

Una primera aproximación es repasar qué nos costó más este año, qué nos incomodó y qué nos hizo sentir mal. No se trata de buscar culpables, sino de tomar distancia y observar aquello que podemos trabajar. A partir de esta práctica, explica la coach, podremos encontrar “deseos más honestos y auténticos” con los que construir nuestro año.

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