Inclusión y diversidad: ¿Por qué son vitales para el éxito de la organización?

REDACCIÓN CONTENTLAB

La inclusión y el respeto por la diversidad son dos factores que, cada día, cobran más relevancia en las agendas de las organizaciones, pues avanzar hacia la equidad redunda positivamente en diversos aspectos de la empresa. “Los elevados niveles de diversidad e inclusión en el lugar de trabajo están asociados con mayor productividad, innovación y bienestar de la fuerza de trabajo”, destaca la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

En otras palabras, valorar el talento y dar un trato respetuoso a todos los colaboradores, sin sesgos de género, cultura, raza, edad, religión, orientación sexual o discapacidad, genera un ambiente de trabajo motivador y productivo, fortalecido con propuestas mucho más ricas que provienen precisamente de estas diferencias.

Si hablamos de cifras, Cecilia Flores, presidenta de WomenCEO Perú, refiere que, en el 2019, una encuesta de iniciativas sobre diversidad de género realizada por la OIT reveló que 60.2% de las empresas encuestadas afirmó haber elevado sus ganancias y productividad entre 10% y 15%. Asimismo, 56.8 % incrementó su capacidad para aumentar y retener el talento, y el 54 % señaló haber fortalecido la creatividad e innovación.

¿CÓMO VAMOS?
No obstante, el avance ha sido importante pero no significativo. La presidenta de WomenCEO Perú comenta que, por ejemplo, en Europa la presencia de mujeres en espacios directivos es alrededor de 33%, en Asia es de 27% y 28%, en Latinoamérica es de 15%. “En el país, la participación femenina todavía es muy reducida, estamos hablando de un poco más de 12%”, recalca.

La brecha de género ocupacional es generada por aspectos como estereotipos, prácticas culturales y segregación ocupacional. De acuerdo con Beatrice Avolio, directora del Centro de Investigación en Liderazgo Socialmente Responsable, Mujer y Equidad de Centrum PUCP, “en promedio las mujeres destinan, diariamente, casi dos horas más que los hombres al conjunto de actividades, es decir, al trabajo productivo remunerado, productivo no remunerado y a la realización de diversas actividades personales. En términos semanales, esta brecha equivale a 9.29 horas”.  

CAMBIO DE RUMBO
Para ir reduciendo las brechas, además de asumir un compromiso que abrace la diversidad y la inclusión, es indispensable hacer un diagnóstico sincero de todas las áreas de la empresa con el fin de detectar qué aspectos se deben apuntalar para fortalecer una cultura de equidad. Este análisis permitirá establecer las acciones a tomar, teniendo en cuenta a todos los grupos de interés.  

“Cuando las personas trabajan en un entorno seguro, en donde se les valora y se les empodera, se sienten motivadas y hacen el máximo esfuerzo por dar lo mejor. Esto multiplicado por cada colaborador de la organización se traduce en mayor productividad y es lo que diferencia a las empresas sostenibles de las que no lo son”, destaca Cecilia Flores. Eso es hacer buenos negocios.

TE PUEDE INTERESAR