¿Cómo sería un mundo sin vacunas?

Para imaginarse un mundo sin vacunas no hay más que mirar al pasado, puesto que las enfermedades infectocontagiosas producidas por virus y bacterias han acompañado al hombre desde los albores de la humanidad.  

Para Kory Rojas, médica infectóloga del Hospital Hipólito Unanue, los virus tienen la capacidad de erradicar a la humanidad de la faz de la tierra, ya que van mutando constantemente y se multiplican rápidamente a costa de los seres vivos. “Por eso siempre buscamos la manera de cómo controlarlos. La forma más eficiente son las vacunas”, señala. 

UN ANTIGUO E INDESEADO ACOMPAÑANTE
Uno de los virus que ha amenazado a las sociedades desde sus inicios es el de la viruela. Se cree que este mal apareció cuando los cazadores recolectores prehistóricos comenzaron a asentarse en aldeas y los acompañó con las migraciones por el norte de África, Europa y Asia, matando a una de cada tres personas y dejando marcas de por vida a los sobrevivientes. 

A lo largo del tiempo esta enfermedad infecciosa acabó con civilizaciones enteras, como la de los Hititas, 1400 antes de nuestra era, que se contagiaron de sus prisioneros durante la guerra contra los faraones egipcios, quienes finalmente expandieron su imperio. 

Con la llegada de los conquistadores europeos a América también aparecieron en esta parte del mundo la viruela y el sarampión, que diezmaron a las poblaciones nativas. La situación fue tan grave que en 1803 el Rey Carlos IV envió una misión filantrópica llamada la “Expedición Balmis” para enseñar a sus súbditos de ultramar el método de vacunación, inventado en Inglaterra pocos años antes. La expedición incluyó a un grupo de niños huérfanos que sirvieron como portadores de la enfermedad en el viaje a través del océano. 

EL INICIO DE LAS VACUNAS
Pero, tan antiguo como el padecimiento de las enfermedades, es nuestra lucha por combatirlas. Cerca al año 1000 de nuestra era, en un templo budista de China, una de sus habitantes descubrió que al moler las costras de la viruela y soplarlas en la nariz de las personas sanas, estas tenían menores probabilidades de infectarse. El método llamado variolización fue llevado a Europa, sin embargo era poco confiable y algunos de los infectados murieron. 

En 1793, el médico inglés Edward Jenner, padre de la infectología, descubrió que esta enfermedad también afectaba a las vacas, y que, al inocularla en las personas, estas nunca contraerían la afección. De allí el nombre “vacuna”.

Esta técnica se ha aplicado con éxito a lo largo de los años para combatir patologías tan peligrosas como la poliomelitis, la tos ferina, la hepatitis y hasta el cáncer de cuello uterino. 

Edward Jenner, médico y pionero de la vacunación, vacunando a James Phipps de 8 años. 

Javier Díez-Domingo, jefe del Área de Investigación en Vacunas de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana, sostiene que la vacunación es junto con la potabilización del agua, la medida sanitaria que más vidas ha salvado a lo largo de la historia. “Gracias a las vacunas hemos podido erradicar enfermedades: ya casi nadie en el mundo muere por viruela, ya no hay niños que necesitan pulmones de vacío para sobrevivir a la polio”, comentó en una conferencia.

En nuestro país enfermedades como el sarampión y la difteria, que se consideraban erradicadas hace algunos años gracias a eficaces campañas de vacunación, han vuelto a registrarse debido a casos importados. Cabe indicar que el sarampión es un peligroso mal que infecta el sistema respiratorio y produce neumonía, diarrea, infecciones oculares y encefalitis; en tanto la difteria puede ocasionar bloqueo en las vías respiratorias, daños en el corazón y en los nervios según advierte el Ministerio de Salud. 

Hoy la amenaza se llama Sars-Cov-2 y azota al planeta entero. Pero esta vez estamos listos. Con la fabricación de la vacuna contra el coronavirus, no solo se evitará la muerte de millones de personas, también permitirá que los sobrevivientes tengan menos probabilidades de sufrir secuelas permanentes y mantengan su calidad de vida. No debemos tener miedo a la vacuna. Según la OMS, en el último decenio han sido vacunados más de 1,000 millones de niños quienes han prevenido casos graves de enfermedades y han aumentado sus expectativas de vida.