Fake news: ¿cuánto de lo que se dice sobre las vacunas es falso?

La COVID-19 es un mal muy peligroso y las noticias falsas que leemos en grupos de WhatsApp e Internet lo agrava más. Afortunadamente, ante la pandemia de las mentiras también tenemos cómo inmunizarnos: con la verdad. Los infectólogos Julio Cachay, miembro de la Sociedad Peruana de Enfermedades Infecciosas y Tropicales, y Pierina Vilcapoma, médica e investigadora el hospital Daniel Alcides Carrión de Junín, nos explican la realidad detrás de algunos mitos que han estado circulando por las redes sociales.

1. Las vacunas no son seguras porque se desarrollaron muy rápido
FALSO
Las vacunas son muy seguras. Si bien se han elaborado en un tiempo menor que otros medicamentos, esto se debe al gran esfuerzo y la enorme inversión realizada por los laboratorios y los gobiernos del mundo para encontrar la cura a la COVID-19. No se saltaron pasos ni se tomaron atajos en su desarrollo, y se puso a disposición la tecnología más moderna. La comunidad científica global colaboró compartiendo sus hallazgos. Por eso, a pocas semanas del descubrimiento del virus, se descifró su secuencia genética y se puso a libre disposición para que todos los investigadores puedan trabajar en la cura.

2. Todas las vacunas son peligrosas porque presentan efectos secundarios graves
FALSO
Los ensayos clínicos que estudian la seguridad de las vacunas  han reportado pocos casos de efecto adverso grave. Estos ocurrieron en uno o dos casos por cada 100,000 participantes de los ensayos clínicos. Más del 80% de los efectos adversos fueron leves, como dolor en la zona de la inyección y fiebre que desaparecen a las pocas horas.

Más raro aún (uno en un millón) es el riesgo a una reacción anafiláctica moderada: caída en la presión y eventual pérdida de consciencia. Para evitar complicaciones, los vacunadores están entrenados para detectar síntomas adversos y tienen a su disposición medicación que permite revertir efectos no deseados.

La única vacuna que ha reportado incidentes es la Oxford-AstraZeneca, que no se usa en Perú. Entre los 15,8 millones de pacientes vacunados en el Reino Unido, se registraron 30 casos de personas con pequeños coágulos en el cerebro, siete de los cuales perecieron. Sin embargo, la Agencia Reguladora de Medicinas y Productos Sanitarios británica advirtió que es demasiado pronto para saber si la vacuna es la que desencadena los coágulos y, si bien los “beneficios de las vacunas (a nivel global)  continúan superando el riesgo”, se seguirá investigando para determinar las causas y realizar mejoras.

3. Las vacunas, principalmente  las chinas, no son eficaces y no evitan que uno enferme y muera
FALSO
Todas las vacunas han sido aprobadas de emergencia por organismos certificadores internacionales, como la FDA.  Los ensayos clínicos han mostrado que las vacunas contra el coronavirus tienen una eficacia mayor al 70%. “En la práctica, la efectividad puede disminuir, pero siempre mantiene la protección para evitar que los pacientes desarrollen cuadros graves, lleguen a UCI, o a la letalidad”, indicó Julio Cachay.

4. Es posible comprar vacunas por Internet
FALSO
No es posible comprar vacunas por Internet. Por ahora, solo las puede adquirir el Estado, que negocia directamente con las empresas o los gobiernos donde se producen. “Las condiciones en que se deben vender las vacunas son muy estrictas en relación al mantenimiento de la cadena de frío y de transporte. Eso hace poco viable que se pueda manejar de forma privada o clandestina, a menos que las comercialicen en malas condiciones o sean otras sustancias, lo cual es muy peligroso”, comenta Pierina Vilcapoma.

5. Las vacunas modifican el ADN de las personas
FALSO
Esto no tiene sustento científico. Algunas vacunas utilizan material genético del virus llamado ARN mensajero. Este actúa sobre la parte externa de las células del organismo; pero no es capaz de afectar el ADN de las células contenidas en el núcleo. Su única labor es dar instrucciones a las células para permitir que desencadenen una repuesta inmunológica al Sars-Cov-2.

PERSONAS QUE TUVIERON QUE ACEPTAR QUE EXISTÍA LA PANDEMIA
El coronavirus dividió al mundo. Algunos líderes mundiales tardaron en sumarse a la lucha contra la pandemia, pero finalmente lo hicieron dando crédito a la ciencia.

✓ Boris Johnson. El primer ministro británico prestó poco interés en adoptar medidas de control durante los primeros meses de la pandemia. En marzo de 2020 el mandatario contrajo la enfermedad, obligándolo a despachar desde su casa; incluso tuvo que ser conducido a una unidad de cuidados intensivos. Luego de esta experiencia, calificó a la COVID-19 como la mayor amenaza que enfrentó su país desde la segunda guerra mundial y apoyó medidas de confinamiento social.

✓ Jair Bolsonaro. El presidente brasileño siempre se ha mantenido opuesto al uso obligatorio de las vacunas contra el coronavirus. Luego de declarar que su país no adquiriría la vacuna Coronavac, por considerarla “ineficaz” e intentar bloquear la compra de 46 millones de dosis, dio marcha atrás en su postura. En enero, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil aprobó el medicamento chino, y su país decidió adquirirlo, aunque después lograron comprar otras marcas.

✓ Donald Trump. Desde el inicio de la pandemia, el expresidente de Estados Unidos minimizó los efectos del coronavirus. Se mostró reacio al uso de mascarilla y al distanciamiento social para evitar la propagación del virus. Sin embargo, en octubre del año pasado Trump y su esposa dieron positivo a la COVID-19. En enero de 2021, el ex mandatario se vacunó e instó a la población a que se inoculen.