¿Por qué la automedicación no es una forma de enfrentar la COVID-19?

Desde que empezó la pandemia, el mal hábito de la automedicación se ha incrementado. Muchas personas toman antibióticos, corticoides y antiparasitarios con la ‘esperanza’, incluso, de no contagiarse de coronavirus. Sin embargo, con ello están poniendo en peligro su vida, pues la Organización Mundial de la Salud OMS) ha señalado que hasta el momento no existe ningún fármaco para prevenir o curar la COVID-19.

De ahí la importancia de que la población tome consciencia sobre las graves consecuencias que puede tener el uso inadecuado de los medicamentos. Por ejemplo, puede disminuir la capacidad de respuesta del sistema inmunológico (lo que tanto debemos potenciar para enfrentar al coronavirus), generar resistencia microbiana, causar daños irreversibles en hígado o riñones, producir complicaciones neurológicas y hasta la muerte.

La automedicación no se recomienda en ninguna circunstancia y menos para evitar o tratar la COVID-19. Así lo subraya el infectólogo Augusto Tarazona Fernández, presidente del Comité de Salud Pública del Colegio Médico del Perú, tras indicar que los fármacos pueden tener efectos perjudiciales para las personas que los consumen sin la supervisión de un profesional de la salud.

“Toda medicina debe ser recetada por un médico. Dependiendo del estado del paciente, el especialista recomendará la medicación, la dosis y el tiempo de tratamiento más apropiado para su caso. Lo que es bueno para uno, no necesariamente lo será para otro. Cada organismo reacciona de manera distinta frente a una enfermedad”, recalca el médico.

CUADROS SE AGRAVAN
En los últimos meses, muchos pacientes que pudieron desarrollar casos leves de coronavirus llegaron a las Unidades de Cuidados Intensivos de hospitales y clínicas con cuadros graves producidos por la automedicación. El uso innecesario de medicamentos causó serios estragos en su organismo y en algunos casos les costó la vida, según refiere el infectólogo Leslie Soto del Hospital Cayetano Heredia.

La toma de dexametasona (corticoide) de manera profiláctica (para prevenir) o durante los primeros días de la infección es muy riesgosa. Disminuye la capacidad de reacción del sistema inmune y permite la rápida propagación y multiplicación del virus. Mientras que la ingesta sin control de azitromicina (antibiótico) causa resistencia microbiana e incrementa el riesgo de mortalidad. Los antibióticos solo deben utilizarse para tratar enfermedades producidas por bacterias y no por virus como es el caso de la COVID-19.

En tanto, la hidroxicloroquina y la ivermectina son dos antiparasitarios que la población usa para medicarse por cuenta propia, sin considerar el peligro. El primero puede ocasionar falla renal y arritmias; y el segundo (especialmente en su presentación veterinaria) trastornos gastrointestinales, toxicidad al actuar con otros fármacos, cambios no predecibles en el sistema inmune y una falsa sensación de seguridad.

Ambos especialistas sostienen que el 80% de las personas infectadas por coronavirus no desarrollan mayores síntomas y pueden recuperarse en forma ambulatoria. No obstante, el monitoreo médico es indispensable para controlar la evolución de la patología.

MEDICAMENTOS MÁS USADOS EN LA AUTOMEDICACIÓN 

✓ Antiinflamatorios: alivian el dolor de diversas enfermedades. Pero, pueden ocultar una enfermedad de fondo y generar dependencia.
✓ Antibióticos: se emplea para tratar enfermedades infecciosas. Sin embargo, se consume de manera inadecuada y sin control, incrementando el riesgo de resistencia bacteriana.
✓ Antigripales: destinados a disminuir los síntomas de un resfrío común. No se deben usar indiscriminadamente porque pueden interactuar con otro medicamento y generar reacciones inesperadas.
✓ Antidiarreicos: sirven para detener la diarrea o heces líquidas. Sin embargo, pueden ocultar el origen del problema estomacal.
✓ Antiácidos: alivia la acidez, el reflujo y ardor. Cuando se toman sin control, incrementan el riesgo de sufrir problemas óseos, daños renales, entre otros.

Comprar medicina sin receta médica, puede afectar la salud gravemente y aumenta el riesgo de muerte. No te arriesgues.