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Danvy Park: “Con el baile te vuelves un ser humano más feliz”

REDACCIÓN CONTENTLAB
09 de septiembre, 2024

De un tiempo a esta parte, Danvy Park ha adoptado la buena costumbre de agradecer cada mañana por un día más de vida. La decisión no nació de alguna situación límite que la haya puesto en riesgo, sino todo lo contrario: parece haber alcanzado un equilibrio que la tiene contenta.

Y la danza ha sido clave. La novelista austríaca Vicki Baum decía que “hay atajos para la felicidad y el baile es uno de ellos”. Así lo siente Danvy. “El baile te lleva a estar tan contigo, tan presente, que empiezas a tomar decisiones desde otro lugar. Es decir, te vuelves un ser humano mucho más feliz, y eso es lo que a mí me llena”, comenta.

Nacida en Corea del Sur, donde se crió hasta los siete años, Danvy creció de acuerdo a los valores de una cultura radicalmente distinta a la peruana. En su casa se comía coreano, se hablaba coreano y se respetaba una disciplina oriental que tenía como mayor jerarca a su padre. Y aunque abrazó desde pequeña sus raíces, llegó un momento en el que decidió que debía escribir su propio camino, así su padre no estuviese de acuerdo: quería ser bailarina, un sueño que siempre se había mantenido con ella, y lo intentaría a cualquier costo.

Agradecer, cuidarse e ir a por todo

Danvy recibe cada día como un regalo y cuida su cuerpo como un templo. Así toma su vida por las astas y avanza consciente de qué tiene por delante y a dónde quiere llegar. 

Amanecer

Los días de Danvy empiezan a las 5:30 de la mañana, antes de que aparezca la primera luz del sol, cuando abre los ojos y se toma un momento para agradecer por un día más de vida. Los sueños son una gran herramienta de autoconocimiento, asegura, así que antes de pararse de la cama toma la libreta que tiene junto a la cama y escribe lo que recuerda de ellos. Después de hacer algunos estiramientos, se hidrata y toma una dosis de creatina, una sustancia que ayuda a mejorar el rendimiento físico y la masa muscular. Dependiendo del día, su primera actividad física puede ser montar bicicleta desde Miraflores hasta el Morro Solar de Chorrillos, levantar pesas en el gimnasio o hacer yoga. De acuerdo a qué le marque la agenda, su desayuno buscará cubrir las necesidades nutricionales del esfuerzo físico realizado.

Mediodía

Audiciones, sesiones de modelaje, castings… las jornadas de Danvy son muy cambiantes, así que intenta adaptarse y, sobre todo, escuchar a su cuerpo para saber qué necesita. Si el día se complica y no puede almorzar a tiempo, se mantiene con energía comiendo frutos secos, mientras termina con sus obligaciones. Lo que no puede faltar es la hidratación. Aunque está acostumbrada a tomar agua mientras hace ejercicio, su reloj también está programado para recordarle esta necesidad. Por las tardes normalmente lleva clases de danza, donde practica ritmos tan variados como K-Pop, reggaeton, hip hop o ‘heels dance’. Los sábados, toma la batuta y recibe a sus alumnos a las 5:30 de la tarde en Mambo Diablo, en Miraflores.

Noche

Después de un día cargado de actividades, su mejor plan es llegar a casa y cocinar. Danvy ama la cocina coreana ―de hecho, es lo que más extraña de su país natal― así que se toma un tiempo para preparar alguno de sus platos favoritos. “Me tomo dos horas más o menos, para respetar los tiempos de cocina, pero depende mucho del plato que haga. De todas maneras, lo importante es que se mantenga un balance en el plato, siempre busco que sea totalmente nutritivo”, comenta. Como buena coreana, ama las verduras. “Es lo que más te da vida”. piensa. Antes de ir a la cama es importante para ella tomar una ducha y preparar té. Así puede despedir el día en calma, no sin antes programarse para el día siguiente. Finalmente, con un buen libro entre las manos, Danvy está lista para viajar entre las palabras y entregarse al sueño

En el K-Pop encontró exactamente lo que necesitaba. Mundialmente conocido como un género musical, en realidad este movimiento es mucho más que eso: engloba a la cultura coreana en sí, cargada de pasión por la estética y el ‘skin care’, por la comida saludable, por la moda y por el arte, entre tantas otras áreas de interés. “He tenido la bendición de que todo encaje, para que no solamente no pierda el lado artístico sino mi cultura, y tener las mejores referencias para poder llevar mi arte a otros niveles”, explica.

Creció con esa influencia y la llevó hacia los distintos campos de la danza, destacando por ejemplo en D1, la academia de baile de Vania Masías, cuando apenas tenía 14 años. Poco a poco fue forjando un camino que la iba convenciendo de estar avanzando en la dirección correcta. Hoy, con 18 años de trayectoria, Danvy es una artista consolidada, con experiencia como conductora de TV, MC y jueza del Changwon KPOP World Festival, modelo, actriz y, por supuesto, bailarina.

Gran parte de la receta del éxito se ha basado en la determinación que siempre ha mostrado para conseguir lo que se propone, una mezcla de disciplina y coraje que la empuja hacia lo nuevo confiando en sus capacidades. 

Pese a tener una carrera académica que he llevado a la par, yo vivo del arte. Ha sido bastante esfuerzo, pero rico, porque me ha nutrido y me ha convertido en quien soy: una persona aguerrida y que va por lo que quiere”, dice con firmeza.

Como alguien que trabaja con su cuerpo, cuidarlo ha sido fundamental. A su amor por la cocina coreana y el cuidado de la piel se suma su constante preocupación por mantenerse hidratada. “Somos 70% agua y eso influye muchísimo en tu estado de ánimo, en tu fuerza, en tu energía. Con todo lo que sudo, con todo lo que me muevo, con todo el ejercicio y la demanda física que es la danza, no podría rendir si es que no me hidrato lo suficiente”. 

Una buena forma de darle un toque especial a las comidas es complemetándolas con aguas saborizadas, como la San Luis Maracuyá, que tiene ese sabor que tanto amamos los peruanos en una refrescante versión gasificada. 

Acostumbrada a días recargados de actividad, entre clases de baile, sesiones en el gimnasio, rutinas de yoga o rutas en bicicleta, Danvy se preocupa por tomar entre ocho a nueve vasos de agua. Si es que su cuerpo se lo pide, toma incluso más. 

En su trabajo como profesora, intenta transmitir este amor por el cuidado personal a través del baile. “La danza trabaja el movimiento, que es salud, y también te lleva hacia adentro, a la habilidad de expresar tus emociones. Yo quiero que las personas realmente se sientan y que liberen”, explica. Danvy piensa que las enfermedades y las dolencias son, en el fondo, emociones no tratadas, y utilizar el baile como un instrumento para liberarlas la hace feliz. “Si yo puedo poner mi granito de arena para que la gente pueda vivir más saludable, creo que es un plus gigante”.

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