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Astrid Camacho: “Siempre recurriré a la música y el movimiento para expresarme”
REDACCIÓN CONTENTLAB
26 de septiembre, 2024
Dicen que el cuerpo es capaz de expresar aquello que no podemos decir con palabras. Por eso, la danza es tan poderosa. Con movimientos y gestos se puede comunicar un sentimiento y transmitir sensaciones. “La danza es el lenguaje oculto del alma y es, en parte. el lenguaje que no queremos mostrar”, decía Martha Graham, bailarina y coreógrafa reconocida como fuerza artística del siglo XX.
Un siglo después, la también bailarina y coreógrafa Astrid Camacho (31) confirma esta reflexión, pues asegura que la danza le permite mostrar quién es ella de verdad. El baile le brinda una total libertad. Desde hace 16 años, la danza le ha dado el poder de contar su historia y expresar cómo se siente. “Yo siempre voy a recurrir a la música y al movimiento para expresarme. Mi comunicación es mucho de movimiento”, afirma.
Día a día enfocada en la danza
En medio de una rutina diaria llena de actividad física, Astrid intenta siempre equilibrar sus días hidratándose y alimentándose correctamente.

6:00 am
Dn un día ideal, Astrid despierta al alba, con las primeras luces del día. Sale a correr y hace ejercicios para fortalecer su musculatura. Luego vuelve a casa a desayunar tranquila junto a su gato; un acto cotidiano que para ella es casi que religioso, pues valora mucho darse el tiempo adecuado para su nutrición e hidratación. A las nueve de la mañana, empieza a dictar clases de manera virtual desde su casa o, dependiendo del día, brinda clases personalizadas.
1:30 pm
A la una y media de la tarde es la hora que ella ha decidido que debe almorzar. Después, se traslada a Miraflores a dictar clases en distintos estudios como D1 y Wolfgang, no sin antes recargar su termo o botella de mínimo un litro, ya que como bailarina sabe que necesita estar hidratada para tener energía y rendir en los entrenamientos. Esta misma filosofía la comparte con sus alumnas, a quienes repetidas veces durante las clases les recuerda que deben hidratarse. Incluso, trabajan bajo la consigna de que pueden beber agua cuantas veces lo requieran, pues es consciente que cada cuerpo es diferente.


11:00 pm
Después de un día lleno de actividades que puede variar entre ensayos, shows o clases, Astrid intenta estar en su cama lista para dormir antes de las once de la noche. “Hay días en los que uno realmente termina muy cansado. Por eso, siempre me cuido y escucho a mi cuerpo. Tenemos que hidratarnos y alimentarnos bien porque sino los músculos y órganos no trabajan como deberían”.
Desde pequeña la actividad física se hizo parte de su vida diaria. Ha jugado básquet toda su vida escolar y fue este el deporte que la llevó a conocer el hip hop, el género musical que la ayudaría a descubrir su verdadera pasión. Los primeros acercamientos de Astrid con el baile fueron a modo de pasatiempo, aprendiendo coreografías por YouTube, y muchas otras veces solo se trataba de dejarse llevar por el movimiento.
Hasta ese momento ella no era consciente de su talento, pero el destino es sabio y en los ensayos de un show escolar se cruzó con un coreógrafo. Él, al notar su destreza en el baile, la animó a presentar un número sola. Ese momento fue una completa revelación para Astrid, porque ese fue el punto de partida para decidir llevar clases en la escuela D1 y, paralelamente, estudiar una carrera universitaria. “Llegar a D1 fue muy importante para mí porque me empezaron a dar muchas oportunidades. En el primer año como alumna me dieron mi primer trabajo y ahí me di cuenta que podía vivir del baile”.

Empezó haciendo street jazz, pero ella tenía claro que el hip hop sería el género musical que la seguiría acompañando la segunda mitad de su vida. Encantada por este estilo de baile, Astrid fue descubriendo nuevas ramas urbanas. Así fue que en una clase de su maestro Michael Grijalva, conoció el house, un ritmo con el cual ha logrado destacar a nivel nacional e internacional.
En el 2015, ganó un viaje a Europa en el festival “Pura Calle”, en la categoría House Dance. Este premio le permitió sumergirse a fondo en este tipo de danza. En el viaje, tomó muchas clases y comenzó a entender mucho más sobre esta cultura y expresión urbana. Desde entonces no ha parado de aprender de este ritmo que requiere de mucha coordinación, balance, fuerza, trabajo de piso, rapidez y el famoso footwork (trabajo de pies).

Ocho años después, Astrid ha logrado que el house y el hip hop no solo sean su trabajo, sino su pasión. Una pasión que la sigue llevando por diferentes partes del mundo, como Nueva York, donde ha aprendido sobre las fiestas del género house, las batallas y el freestyle, y así enamorarse aún más de ese estilo. También continúa ganando premios, como el primer puesto en “Sambanismo Experience 2024” en las categorías de House Dance y Hip Hop.
Para Astrid Camacho la danza ha sido clave para lidiar con problemas personales, incluso le ha permitido tener sueños y creer que las cosas son posibles. Pero también siente que la ha hecho más humana, porque le ha permitido conocer distintas realidades. “Mi único refugio siempre ha sido la danza. A mi nadie me puede quitar el privilegio de bailar, eso es lo único que tengo bajo control. Es bonito que la gente vea que soy feliz bailando”, afirma con una sonrisa y con la voz entrecortada.
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