Muchas posibilidades para ayudar a la humanidad

Actualmente hay una serie de carreras STEM (el acrónimo que agrupa las áreas de estudio de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) con las que se pueden desarrollar medicinas y tratamientos médicos o mejorar la calidad de vida de la humanidad. Tal es el caso de la biología, la química o la biotecnología, así lo señala la doctora Mónica Pajuelo, bioquímica e investigadora principal del Laboratorio de Microbiología Molecular de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), quien trabajó en el desarrollo de pruebas moleculares rápidas para identificar el virus SARS-COV-2.

“Con las vacunas podemos anticiparnos a futuras pandemias e ir desarrollando tratamientos médicos, para que algo como la covid-19 no nos agarre desprevenidos”, nos comparte Andrea. Hoy ella, además de estudiar biotecnología, es vocera de “Más chicas TEC”, que es una iniciativa desarrollada por Unicef en el marco de su programa Skills4girls con el objetivo de cerrar las brechas de género de las mujeres en ciencia y tecnología a través de la capacitación a niñas y adolescentes en estas carreras y el debate sobre la problemática.  

Derribar las brechas de género: una tarea pendiente 

Lamentablemente cuando hablamos de las carreras STEM, aún estamos frente a un panorama marcado por los estereotipos de género que frenan una participación mayoritaria de las mujeres en estos rubros. Según información reciente de la Unesco, a nivel mundial actualmente solo el 33% de investigadores en las llamadas ciencias duras son mujeres. Según este mismo organismo, la matrícula de estudiantes mujeres representa el 3% en el campo de la tecnología de la información y las comunicaciones (TIC), en las áreas de ciencias naturales, matemáticas y estadísticas solo el 5%, y en ingeniería, manufactura y construcción, solo el 8% de los estudiantes son mujeres. 

La doctora Mónica Pajuelo recuerda que hace veinte años, cuando ella ingresó a las aulas para la carrera de bioquímica, apenas un tercio de los estudiantes en esta área eran mujeres. Hoy aunque el panorama está mejorando, reconoce que aún falta mucho por trabajar para derribar el problema de las brechas de género en las STEM. Ella anima a las niñas y adolescentes a no rendirse si realmente desean dedicarse a las ciencias: “Si quieren ser científicas, no duden en serlo. Parece trillada la frase, pero querer es poder. Les diría también a sus familias que las apoyen. No hay razón para que una niña o adolescente no pueda ser lo que quiere ser”.  Aconseja a las estudiantes en estas áreas a ser muy constantes, curiosas, persistentes y acercarse a los laboratorios lo más posible para aprender de primera mano. 

Según la publicación de la Unesco titulada “Descifrar las claves: la educación de las niñas y las mujeres en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas”, una de las grandes preocupaciones a nivel mundial es la baja participación y el rendimiento de las niñas y adolescentes en las disciplinas de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM). 

La investigación de la Unesco también señala que existen normas sociales, culturales y de género, que influyen en la manera en que las niñas y adolescentes se educan, alimentando la creencia de que los campos de estudio de las STEM son temas “masculinos” y de que la aptitud femenina en estos ámbitos es inferior a la de los hombres. Por ello, los sistemas educacionales, el apoyo de la familia, los docentes y la comunidad en general, juegan un rol central para cambiar estereotipos, determinar el interés de las niñas y adolescentes en las materias STEM y en proporcionar igualdad de oportunidades para que puedan acceder y beneficiarse de la educación STEM de calidad.