Fernanda vive en Villa el Salvador, le gustan mucho las matemáticas y le encantaría viajar para conocer otros países. Como muchas jóvenes en Perú, no cuenta con los recursos económicos para financiar una carrera como Medicina, que fue su primera opción vocacional. Ese fue el segundo motivo que la llevó a decidirse por la Programación, porque supo que era una carrera en la que podría desarrollarse muy bien económicamente y así lograr ayudar a su familia.

Nos comparte, que la metas que guían su esfuerzo son claras: “Cuando termine de estudiar y esté trabajando, quiero poder comprarle una casa a mis papás y que puedan estar bien”.

Vocación por los números

El gusto de Fernanda por las STEM (el acrónimo en inglés que denomina a la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), nació por su amor a los números. Durante toda su etapa escolar, cada año era quien ganaba todos los concursos de matemáticas. Ya en la secundaria, descubrió que el manejo de las proporciones al dibujar  —otra de sus pasiones— también estaba íntimamente ligado a esta materia.

Así como Fernanda, a lo largo de la historia, muchas mujeres  —aunque lamentablemente sus nombres no sean en su mayoría divulgados— amaron las matemáticas tanto como ella. Inventoras como Ada Lovelace, Grace Hopper, Hedy Lamarr entre muchas otras, se destacaron y marcaron grandes hitos en la Programación e Informática, a pesar de ser un campo profesional aún hoy dominado por hombres. 

“Con mi ejemplo quiero que se entienda que si tu sueño es ser programadora lo puedes lograr aunque digan que es una carrera más para hombres”, señala Fernanda. 

Según el “Libro blanco del desarrollo español de los videojuegos“, las tecnologías están social y culturalmente definidas como masculinas. Esto se visibiliza en informes como “Java, web, mobile and PHP salary survey (2017/2018)” de la consultora Pearson, donde se detalla que las mujeres solo representan el 11% del total de programadores a nivel mundial.

Es necesario fomentar la participación femenina en estas carreras y dejar de lado los estereotipos de género. Ya que el enfoque que las mujeres aportan en Programación y otras carreras STEM puede ser la clave para un futuro más inclusivo.

¿Por qué necesitamos más programadoras peruanas?

Para Mariana Costa, fundadora de la organización sin fines de lucro Laboratoria, que forma a mujeres que quieren aprender y trabajar en tecnología y programación, es fundamental conocer las historias de mujeres exitosas en el rubro para aspirar a ser como ellas, a base de dedicación y talento. “Para triunfar en esta carrera tienes que tener muchas ganas de aprender constantemente, ya que es un rubro que cambia de manera continua y siempre hay que seguir estudiando y capacitándose, además de tener siempre mucha curiosidad”, señala.

Mariana Costa opina que hoy ser programadora “es la posibilidad de ser alguien que construye el futuro del país, que puede resolver problemas que son muy importantes para el Perú”. En ese sentido, indica Mariana, la tecnología sirve ahora para resolver los problemas globales y para cambiar el mundo para mejor. 

A Fernanda por ejemplo, le gustaría usar sus conocimientos en programación para crear una página web que ayude a concientizar a las personas acerca del maltrato animal, y promueva la adopción responsable de los animales de la calle.

Uno de los mayores potenciales que se destaca en esta profesión es que en la actualidad, la programación y la informática, ya no son sólo rubros particulares, sino que atraviesan todas las áreas: “Por eso al seguir esta carrera tienes la posibilidad de trabajar en cualquier industria que use la tecnología: retail, banca, seguros, salud, educación, entre otros”, asegura la fundadora de Laboratoria. Mariana Costa resalta que “hay muchísima demanda y es global. Es un rubro muy bien remunerado”. 

El gran sueño de Fernanda es ser una de las mejores desarrolladoras de páginas web y poder trabajar en Silicon Valley, California. Por eso desea postular a Beca 18 para seguir la carrera de Computación e Informática, y también planea estudiar inglés y portugués: “Quiero trabajar en Estados Unidos, donde sé que hay mejores oportunidades para desarrollar mi carrera. De hecho una vez que tenga el dinero quisiera llevarme a mis papás y mis hermanos para que vivan conmigo”, nos cuenta decidida Fernanda. Ser programadora requiere práctica y vocación, y con esfuerzo y apoyo, toda joven puede cumplir sus metas.