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El bombero que lucha cada día para que la vida no se apague

Más de 20 años desafiando a la muerte. Descubre la historia de Carlo Del Águila, capitán de la Compañía Santiago Apóstol 134 en Surco, un héroe que ha dedicado su vida a salvar a otros.

REDACCIÓN CONTENTLAB
15 de noviembre, 2023

Cada 24 de diciembre, el capitán Carlo Del Águila, miembro de la Compañía Santiago Apóstol 134, en Surco, pasa la Navidad en faena, salvando vidas: Cuando salgo de casa a la bomba no me despido mucho. Solo digo: ‘ya vengo’ Me gusta pensar que siempre volveré y que lo haré feliz porque esa noche, en mi servicio, me ha tocado ayudar a otras personas”.

Carlo lleva veinte años vistiendo un uniforme rojo. No siempre le agradecen por el esfuerzo que hace, a pesar de que durante todo el año se encuentra al servicio de los demás: salva a la gente, auxilia a los heridos e, incluso, ayuda a los animales. Hace unos meses, rescató sano y salvo a un gato que había caído entre las paredes colindantes de dos edificios: ese día hizo feliz a una familia. El bombero es solidario, es generoso, es desinteresado porque atiende a cualquiera sin importar su condición”, comenta Carlo mientras maneja el camión de bomberos rumbo a una emergencia.

Este experimentado bombero, ha sido un héroe sin capa en más de una Nochebuena. Una clase de Santa que con solidaridad y empatía lleva esperanza a los corazones de muchas familias.

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La oportunidad de volver a vivir

Ahora, frente a un grupo de bomberos aspirantes, recuerda lo afortunado que es de poder celebrar la vida. “Yo regresé de la muerte, estoy aquí y sigo siendo bombero”, dice este rescatista de élite y mecánico automotriz de profesión que ha sido condecorado por presidentes y alcaldes dentro y fuera del país debido a sus acciones heroicas.  

Todos los bomberos tenemos que estar completamente conscientes de que en cualquier momento puede pasarnos algo”, resalta con solemnidad el capitán Carlo Manuel del Águila Flores. 

Precisamente a las 10:30 de la mañana del 24 de marzo del 2019, Carlo del Águila rozó la muerte, luchando por salvar vidas en un incendio. Una explosión y luego flamas de 900° centígrados consumieron parte de su traje de protección bomberil y lograron alcanzarlo. El 30% de su cuerpo sufrió quemaduras de tercer grado, quedó en coma 8 días, 17 en la Unidad de Cuidados Intensivos y 45 la pasó internado en la cama de un hospital. Cuando despertó sintió que le sería muy difícil recuperarse física y emocionalmente. Sin embargo, gracias a la pasión incansable por su labor de bombero y el apoyo de su familia y compañeros, logró salir adelante. Dos años más tarde, como obra del destino, el mismo día, a la misma hora y en el mismo barrio en donde casi pierde la vida, nacería su segundo y último hijo: Gianluka, llamado en honor al futbolista peruano Gianluca Lapadula. El 24 de marzo sería desde entonces una fecha feliz e inolvidable para su azarosa vida de héroe anónimo.   

Es mi nuevo motor de vida, es un niño muy inteligente y además le gusta visitar la Bomba y vestirse de bombero”, dice Carlo, parado en el patio de la Compañía 134, su segundo hogar desde hace dos décadas. 

El compromiso del capitán Del Águila con la gente y la voluntad para entregar su tiempo y parte de su vida a los demás, tiene larga data. Carlo nació en Lima, pero a los 14 años se instaló en Huancayo porque su padre -oficial de la policía- fue destacado a esa ciudad. Apenas llegó se enroló en los bomberos como aspirante. Si bien aún era menor de edad, logró un permiso especial para recibir capacitaciones. Luego viajó a Venezuela, a Valencia, y por cuatro años salvó vidas fuera de nuestra patria. En Venezuela tuvo a su primera hija, fue condecorado por el alcalde de la ciudad y se retiró con honores de ese país. Por ello, es conocido entre sus colegas como “El chamo”. 

De regreso al Perú, Carlo empezó a escalar puestos y sobre todo a ganarse el respeto entre sus compañeros de la Bomba 134 de Surco. “Cada insignia que llevo me la he ganado fajándome y a sudor”, dice Del Águila. Su pecho está adornado de condecoraciones: una medalla por haber servido en el terremoto de Ecuador en 2016, otra tras ser nombrado Caballero de Fuego y doble Soldado de Fuego por sus rescates en tierra peruana. 

Carlo del Águila, además, es considerado un bombero de élite debido a su experiencia y a las capacitaciones que ha llevado: es del grupo Urban Search and Rescue (USAR) y del grupo de Rápida Intervención Táctica (RIT). Es decir, él tiene el conocimiento para actuar en rescates de alto riesgo y en escenarios muy peligrosos. Nos cuenta que mientras mejor capacitado esté, logrará ser más útil para sus compañeros y para ayudar a las personas que lo necesiten.

La historia del capitán de la Compañía Santiago Apóstol 134 es un verdadero testimonio de solidaridad. A pesar de los sacrificios, este peruano se enorgullece de ser un bombero a tiempo completo. ¡Despierta el Papá Noel que vive en ti! Y comparte la felicidad como lo hace el Capitán Carlo Del Águila al servicio de los demás.

Agradecimientos: Compañía de bomberos Santiago Apóstol 134.

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Vanessa Vásquez

Fundadora de “Juguete Pendiente”, una organización que ha ayudado a más de un millón de peruanos.

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