[VIDEO] Cuarentena: 6 actividades para los adultos mayores

El COVID-19 apenas tiene unos meses entre nosotros y aún no se sabe con exactitud si deja secuelas a mediano y largo plazo en el organismo. Sin embargo, los especialistas en salud ya han identificado que los adultos mayores de 60 años, las embarazadas, las personas con condiciones preexistentes (como diabetes, enfermedades cardíacas o respiratorias, obesidad) y personas con alguna condición de inmunodepresión son los más propensos a desarrollar complicaciones con esta infección.

Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que las personas más vulnerables cumplan con el aislamiento social e incrementen sus medidas de higiene y cuidado personal, a fin de no poner en riesgo sus vidas. La institución indica también que, si comparten vivienda con un caso sospechoso de COVID-19, deben suspender todo contacto.

Pese a que estamos en cuarentena, muchos pacientes con enfermedades crónicas y oncológicas necesitan salir de sus hogares para recibir tratamientos médicos. Para disminuir el riesgo de contagio, estas personas deben usar mascarilla, evitar tocarse el rostro, respetar la distancia social y ponerse ropa y zapatos cómodos que puedan quitarse con facilidad y desinfectar apenas regresen a casa. Lo ideal es que se bañen al llegar, aunque, si están muy débiles, se puede optar por cambiarse de ropa y lavar con abundante agua y jabón las zonas del cuerpo que han estado expuestas.

En el caso de los diabéticos, deben respetar la dieta, tomar sus medicinas y seguir al pie de la letra las indicaciones de sus doctores, para prevenir descompensaciones que los obliguen a visitar las salas de emergencia. La Federación Internacional de la Diabetes advierte que el tiempo de recuperación de un diabético con coronavirus puede ser mucho más largo y complejo, puesto que su sistema inmunológico es débil y sus niveles de glucosa en sangre se encuentran alterados.

En cuanto a las embarazadas, el hecho de que sus defensas disminuyan durante la gestación amerita que tomen las mismas medidas de prevención que el resto de la población vulnerable, con el objetivo de mantenerse saludables y tener un buen parto.

Hasta el momento, no existe evidencia científica que asegure la transmisión del coronavirus de la madre al feto, ni que pueda contagiarse a través de la lactancia materna, según lo indica el pediatra Rafael Mesía Rodríguez, de los Centros Clínicos SANNA. Tampoco hay pruebas de que los pequeños que toman pecho sean inmunes al virus. “Todos tienen las mismas posibilidades de contagiarse, si mantienen contacto directo con una persona infectada”, subraya el especialista.

Si una madre lactante sospecha estar infectada o tiene COVID-19, pero se siente con fuerzas para amamantar, debe seguir las recomendaciones del Ministerio de Salud: ponerse una mascarilla cuando esté cerca de su bebé, lavarse las manos antes y después de tener contacto con el niño y limpiar y desinfectar las superficies contaminadas. En cambio, en el caso de aquellas que se sientan débiles, lo mejor es que pidan a alguien que le extraiga la leche y se la dé al pequeño en una taza o con una cuchara limpia. Esta persona deberá seguir todas las medidas de prevención, a fin de evitar que el niño se infecte.

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