[VIDEO] Conexión 4G: el uso de Internet para difundir el arte

Comer sano es siempre posible, incluso en Navidad. La clave está en buscar recetas en los espacios adecuados.

REDACCIÓN CONTENTLAB

by | Jan 3, 2020 | Historias

En el colegio Juan Clímaco Gutiérrez, ubicado en la provincia ayacuchana de Vilcashuamán, los alumnos del artista tallador Cirilo Gálvez Ramos están atentos a sus teléfonos móviles. Cirilo les ha pedido que descarguen algunas imágenes de internet para tallarlas en la piedra de Huamanga, el material con el que este artista ayacuchano trabaja desde hace más de 50 años. 

La artesanía es una actividad capital en Ayacucho. Representa casi el 70% de las exportaciones que realiza la región, de acuerdo con el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo. Sin embargo, a diferencia de la capital ayacuchana, Vilcashuamán aún no es cuna de artesanos.

Pese a que posee canteras de la piedra de Huamanga, un tipo alabastro, nunca se cultivó el arte del tallado en la zona. Siendo conscientes que las esculturas ejercen un enorme atractivo para los turistas, la Municipalidad ideó un plan para adiestrar a los niños de la zona en este arte. Las clases de Gálvez forman parte de ese proyecto.

Es así como el artista se mudó a Vilcashuamán desde hace cuatro años, y desde entonces ha enseñado a decenas de alumnos entre el tercero y quinto año de primaria. Ahora mismo tiene a su cargo a 70 estudiantes.

Pero la enseñanza que imparte Gálvez no se limita a las horas de clase. Algunos de sus alumnos lo visitan en su pequeño taller, ubicado a una cuadra de la plaza de Armas, justo al costado del Ushnu, la pirámide trunca incaica símbolo de la provincia. El taller es una pequeña habitación rectangular con tres mesas sobre las que exhiben esculturas con motivos religiosos como el nacimiento de Jesucristo, fiestas costumbristas andinas, pequeños retablos, animales, escenas rurales, entre otros.

“Para mí el arte es tener conciencia, identidad y cultura por eso es importante enseñar a los chicos a tallar la piedra de Huamanga”, sostiene el artista mientras con un pequeño paño limpia una de sus esculturas.

UNA TRADICIÓN COLONIAL
Gálvez aprendió el arte del tallado en su barrio de Santa Ana, reconocido en la ciudad de Huamanga por albergar a los artesanos más notables de la región. Allí, gracias a un vecino suyo —el señor Walter Wong, antiguo director del Instituto Nacional de Cultura de Ayacucho— pudo ingresar al taller del Paulino Vera como estudiante.

Entre la comunidad de artesanos, Vera era valorado porque sus esculturas daban la impresión de movimiento, lo que las dotaban de mayor expresividad. Gálvez, quien estuvo bajo su mando por tres años, aprendió esta técnica que ahora emplea en sus esculturas. Pero con los años Gálvez ha tenido un camino más transgresor. La mayoría de artistas se limitan a repetir los motivos de siempre. En cambio, él dice que ha buscado innovar. “Yo veía en las revistas las obras de artistas como La Piedad de Miguel Ángel o los dibujos de Da Vinci que están llenos de detalles, y luego los esculpía en la piedra”.

Hoy, con la tecnología, Gálvez puede ver aun más referencias. Gracias a la telefonía 4G que llegó a la ciudad como parte del proyecto “Internet para todos”, iniciativa de Movistar, Gálvez dice que cuenta con una infinidad de posibilidades “En cada feria nacional e internacional en la que participo llevo esculturas con nuevas temáticas. Este sentido de la innovación es también la visión que intento enseñarles a mis alumnos”, dice.

La tarde ha caído en el taller de Gálvez, y un aire nostálgico de súbito invade sus palabras. “Ya con mis años, quizá lo que estoy buscando es dejar un legado en mis alumnos. Ellos tendrán sus galerías y venderán a los turistas. Quizá algún día alguno se acordará de mí, como yo me acuerdo de mi maestro Paulino”, finaliza el artista de la piedra de Huamanga.

Foto: Omar lucas

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