Josefina Álvarez: la maestra que enseña a amar al quechua por Internet

Josefina Álvarez lleva más de treinta años compartiendo su pasión por la lengua originaria que heredó de su madre. Cuando era pequeña, la maestra de 5to grado de primaria del IE República de Nicaragua en Villa El Salvador, aprendió entre cantos, cuentos y juegos que el quechua marcaría su identidad. Por eso, no dudó ni un minuto en concluir que su docencia estaría enfocada en difundir la importancia de su cultura.

“El Runasimi es nuestro. Son nuestras raíces, está en las historias de los abuelos de los niños” dice la maestra con orgullo, mientras explica entre libros y cartulinas cómo sus alumnos han elevado su autoestima al aprender a cantar en quechua y al explorar el origen de muchas de sus familias. “Ellos están felices. Nos hemos presentado cantando el himno nacional en quechua en muchos sitios, en la plaza de armas”, comenta.

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LA TECNOLOGÍA LOS UNE
Por eso, cuando Josefina se enteró que las clases quedarían suspendidas por la pandemia puso todo su empeño por adaptarse a la tecnología para mantenerlos motivados. La maestra siempre había tenido un interés por las herramientas digitales – antes había explorado crear por su cuenta su página de Facebook Misk’i Runasimi – y es una de las beneficiadas de las clases de Pensamiento Computacional que la Fundación Telefónica les brinda a los docentes peruanos para trasformar la educación digital del país.

Así que, a pesar de los retos de las clases a distancia, Josefina logró emplear plataformas digitales para mantener las sesiones con sus alumnos. Además de probar recursos digitales como la creación de cuentos con comics interactivos, tareas con videos y que los alumnos con limitaciones de conexión puedan enviar sus asignaciones por WhatsApp.

Al principio, le resultó penoso tener que dejar atrás el aula con sus materiales didácticos y la capa cusqueña con la dictaba sus clases, pero hoy ha conseguido adaptar un ambiente especial en su casa. Un espacio decorado con frases en quechua y en el que espera contenta cada mañana a sus alumnos, hasta que llegue el momento en que puedan reencontrarse. “Somos como una familia, seguimos juntos”, dice la maestra.

Foto: Omar Lucas